Los magnates chinos llegaron hace unos años al fútbol para revolucionar el deporte en el país asiático. Quizá no es lo que muchos esperaban, sobre todo por el ejemplo que están dando por todo el mundo.
El inversor He Shihua, un multimillonario chino de 35 años, se convirtió en el socio mayoritario del club que ahora utiliza para satisfacer todos sus caprichos deportivos. Esta misma temporada, el empresario bajó al césped para obligar al entrenador, Hongyi Huang, a que hiciera jugar a su hijo desde el once titular.
No solo eso, sino que el magnate exigió al técnico que su hijo tenía que lanzar todos los penales, faltas y saques de esquina que hubiera en el encuentro a favor del Zibo Cuju FC, un equipo de la segunda división en China.
Pese a no tener el estado físico de un deportista profesional, con un sobrepeso que llega a los 126 kilos, el sucesor de He Shihua saltó al campo y ejecutó cada jugada a balón parado a favor de su equipo.
Algunos medios locales anunciaron que Shihua, propietario de la escuadra, suele participar en los entrenamientos y posee una buena relación con el resto de los futbolistas, con quienes come y bromea.
Más casos en el fútbol chino
El caso de este magnate no es el único en el mundo del fútbol. El dueño del Shenhua, Zhu Jun, de la Superliga (primera división), jugó cinco minutos en un encuentro amistoso entre Shanghai Shenhua y el Liverpool en 2007. Algo insólito en el fútbol moderno.