Oh I'm just counting

El pensionado imaginario. Por Cristián Bustos, Periodista

De buenas fuentes se dice que hasta su muerte se vio en Las Cruces a Nicanor Parra manejando su viejo escarabajo haciendo Uber. A los 103 años manejaba contento y feliz de ganarse unos pesitos al igual que los cientos de miles de jubilados que ya ancianos, enfermos y enclenques salen a trabajar de puro gusto al igual que el anitipoeta, que les recita a sus pasajeros como bonus track el Hombre Imaginario.

Alejandra Cox un personaje hasta ayer desconocido no tiene nada de imaginario. Proveniente de la vieja fronda aristocrática no encontró nada mejor en su calidad de presidente de la Asociación de AFPs, que proponer que las personas trabajen hasta morir. La economista, -casada con el también economista Sebastián Edwards, un ex MAPU revenido al neoliberalismo rabioso como varios más-, ha vivido casi toda su vida en Estados Unidos, donde jubiló a los 62 años, mediante el sistema estatal de pensiones y con el 70% del sueldo que ganaba.

Es cierto que es bastante menos de lo que en Chile prometió José Piñera en mayo de 1981, cuando dijo que el 2020, los chilenos se pensionarían con el 100% de su último sueldo. De ahí en adelante se produjo la mayor estafa social en la historia de este país: los clanes económicos se apropiaron de los fondos previsionales de los trabajadores chilenos mediante el ahorro forzoso.

Hoy 40 años después los resultados están a la vista: las administradoras propiedad de los clanes en alianza con el gran capital financiero internacional de las compañías de seguros, se llevan el 70% de las utilidades del sistema y solamente un 30% va a pensiones. De ahí que las jubilaciones sean de hambre y solo de $138.000 promedio, es decir, la mitad del sueldo mínimo, mientras los accionistas controladores han multiplicado varias veces su capital y se han enriquecido hasta el hartazgo.

El Pensionado Imaginario nos cuenta mientras recorre las playas del litoral central, que con el antiguo sistema de reparto, los oficiales de las FF.AA. y Carabineros con 30 años de servicio, cobran pensiones de vejez (diciembre 2019) de $2.082.371 y el personal del cuadro permanente de $836.857. Mientras que las AFPs y las compañías de seguros pagan a quienes cotizaron mediante la capitalización individual -entre 25 y 30 años-, $355.290 y va decreciendo, según el tiempo de cotización, llegando en la actualidad a la pensión básica solidaria a $143.250.
 
Para los eruditos de la obra de Parra, el Hombre Imaginario sería la representación teatralizada del fantasma, que podría apuntar al inconsciente como una fábrica productora del deseo en el entendido que el deseo produce lo real. Eso es justamente lo que provocan las jubilaciones de las AFPs: el fantasma de la pobreza y la miseria se convierte en real para miles de trabajadores desde el minuto mismo que se pensionan.
 
El Hombre Imaginario de Parra es probablemente la obra más recordada del poeta cuyo nombre una vez más es basureado por la derecha y por personajes como Alejandra Cox, experta en acumulación de riqueza para unos pocos e ignorante y venal en cultura y conocimiento de quienes han sido prohombres en el país, como es el caso del neurobiólogo y filósofo Humberto Maturana, a quien también mencionó en su triste ejemplo de tener que trabajar hasta exhalar el último respiro.
 
En todo caso, no es primera vez que Parra es mencionado por estos personajes vacuos. Así ocurrió cuando estando vivo y gozaba de buena salud en Las Cruces (2010), Sebastián Piñera, en su primer gobierno, lo “mató” en uno de sus improvisados y estúpidos discursos en la celebración del Día del Libro asegurando que Parra era “uno de los grandes que ya nos dejaron” al igual que Huidobro y Pablo de Rokha.
 
Parra escribió el poema en recuerdo de un gran amor de su vida que se suicidó lo que le causó un inmenso dolor, tanto o más del que viven nuestros pensionados por las AFPs, sumidos en la pobreza tras ser abusados por un sistema implacable e inhumano, que deberá ser demolido para que se pueda construir en Chile una verdadera Seguridad Social.

El Hombre Imaginario dice en sus líneas finales:

“Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario”