Por Antonia Paz
La destacada psicóloga y especialista en adolescencia, Jacqueline Deutsch, acaba de lanzar El viaje adolescente. De copiloto a piloto, un libro imprescindible para padres, madres, cuidadores y docentes que buscan comprender y acompañar a quienes están creciendo en medio de una sociedad hiperconectada, exigente y muchas veces desconectada emocionalmente.
El revuelo causado por la serie Adolescencia en Netflix, con su retrato crudo y realista de los conflictos juveniles, ha sacado a la luz la falta de herramientas que muchos padres tienen para relacionarse con sus hijos. Según un estudio del Centro de Investigación estadounidense Pew, el 65% de los padres de adolescentes reconoce tener dificultades para comunicarse con sus hijos, especialmente en temas emocionales.
Escrito por Jacqueline Deutsch Galatzan, reconocida psicóloga y magíster en Psicoanálisis Teórico-Clínico, El viaje adolescente invita a los padres a dejar de controlar el volante y asumir un rol de copilotos, acompañando con empatía y sabiduría a sus hijos en esta etapa crucial. En otras palabras, es un libro que redefine la forma en que los padres deben enfrentar la adolescencia de sus hijos.
¿Qué le motivó a escribir El viaje adolescente?
Escribí este libro pensando en lo difícil que es ser adolescente hoy en día. Cuesta dimensionar que, junto con los cambios esperables en esta etapa, tanto físicos como psicológicos como son la búsqueda de la propia identidad y la relevancia de los pares, hoy hay nuevos protagonistas; las redes sociales y el cyberbulling. Comprender su impacto en la mente de un adolescente es lo que más me ha motivado a escribir este libro. Buscar una mirada más empática y comprensiva de esta etapa. Conocer además que junto los cambios físicos a los cuales siempre asociamos esta etapa, también hay una transformación a nivel cerebral que es tan relevante como los anteriores y que entenderlos nos permite también comprender por qué actúan como lo hacen: impredecibles y cambiantes. Educarnos se convierte en una herramienta que mejora la relación entre padres e hijos, y eso nos ayuda mucho. Las cosas no son blanco o negro, hay matices y si logramos incorporar estos conocimientos, educarnos se convierte en un acto de equilibrio.
El título propone una metáfora potente: pasar de piloto a copiloto. ¿Cómo llegaste a esta idea y qué significa realmente en el día a día de la crianza?
El viaje del adolescente es un recorrido transformador tanto para ellos como para los padres y las madres. El tránsito del asiento de copiloto a piloto en este metafórico viaje hacia a la adultez requiere necesariamente del acompañamiento de los padres. Un copiloto atento, presente pero que conecte con la ruta que tu hijo recorre. Cada camino es individual y único y nuestro rol de copiloto que acompaña y conecta debiese ser un lugar irrenunciable. Nadie dejaría solo a un conductor que no sabe conducir, por eso es que estar disponible en cada curva y en cada bache es tan importante. Y cuando me refiero a conectar también tiene que ver con el propio mundo interno. Conectar con nosotros mismos, nuestros valores y creencias.
Muchos padres sienten que “pierden el control” cuando sus hijos llegan a la adolescencia. ¿Qué les dirías a ellos desde tu experiencia profesional?
La adolescencia es un desafío indudablemente, pero como cualquier desafío implica sacar lo mejor de cada uno porque al final del camino habrás descubierto muchas cosas de ti mismo que no sabías. Es muy importante estar informado, aprender de donde surgen estos cambios en tu hijo. ¿Es algo físico, es algo psicológico, es en respuesta al medio y sus pares (o todas las anteriores)? Sentir que pierdes el control y caer en la desesperanza es normal y esperable. Para recuperar el control es importante informarte y reconocer el porqué de los cambios, los padres lo hacemos lo mejor que podemos con las herramientas que tenemos. Entonces te invito a que busques nuevas herramientas y que aprendas nuevas estrategias de abordaje.
En el libro habla de la importancia de la conexión más que de la corrección.
¿Cómo pueden los padres lograr esto sin sentirse “invisibles” o “sin autoridad”?
Conectar con tu hijo es desarrollar la empatía y la comprensión, consiste en derribar mitos y falsas expectativas. Es intentar ver a tu hijo como realmente es y no como tu quisieras que fuera. Es dejar de comparar tu adolescencia con la suya porque la verdad, son sustancialmente diferentes.
Puede que lo que para ti sea un peligro, por tu historia, por tu experiencia y a veces por prejuicios, para tu hijo no lo es. Es importante compartir esa percepción, pero no imponerla y discriminar cuando hay que imponer el criterio del adulto porque los peligros son inminentes. Conecta con su sensibilidad y trata de no imponer. Intenta el diálogo y reconoce que también te puedes equivocar y si es necesario, pedir perdón hazlo, eso te hace humano y también cercano. En mi experiencia, los adolescentes agradecen cuando los padres nos bajamos del pedestal del dueño de todas las respuestas. Cuando los miramos a los ojos y les decimos “no tengo respuesta para tu pregunta, averigüemos juntos y busquemos una solución”.
¿Qué rol juega la tecnología en los desafíos actuales de la adolescencia? ¿Cómo puede un adulto acompañar sin invadir?
La tecnología, las redes sociales y las diferentes plataformas digitales son un desafío en sí mismos. Lo son para ellos y para nosotros también. Vivimos en un mundo hiperconectado, todos estamos inmersos en la inmediatez y es necesario entender el efecto que tiene en la salud mental de nuestros hijos el tiempo que pasan conectados, y sobre todo el contenido al que se ven expuestos. Los colegios están intentando regular su uso y eso me parece muy adecuado y responsable de su parte. Pero lo que tu hagas en tu casa es el ejemplo que le darás a tu hijo. Puede que el tiempo que esté conectado lo regules, pero, qué pasa si solo se conecta media hora y lo que ve es pornografía, o sitios donde los trastornos alimenticos son el tema preferido y peor aún, como provocarse autolesiones e incluso quitarse la vida, todo esto que parece bizarro es real. Y si antes desconocíamos sus efectos hoy si lo sabemos y como adultos responsables debemos educar a nuestros hijos. Igual que como lo hacemos cuando decimos que no hay que hablar con desconocidos o aceptar dulces de un extraño … de verdad tu hijo no imagina que se puede conectar en línea con un adulto que se hace pasar por niño o niña. Nuestra responsabilidad es regular y explicar por qué lo hacemos. Sin miedo. ¿Por qué le pedirías a tu hijo que use cinturón de seguridad y no le enseñarías de los riesgos cada vez que ingresa sus datos en el computador? Hablarles sobre la huella digital por ejemplo y como esto viola su privacidad es una muy buena medida, porque la privacidad para el joven adolescente es fundamental. Así hay muchas otras precauciones que son urgentes de tomar.
¿Qué espera que los lectores se lleven después de leer El viaje adolescente?
Ojalá una visión más empática y compasiva de esta etapa. La empatía es fundamental pero la compasión se compone de dos aspectos fundamentales: empatía y acción. No solo soy capaz de entender por qué piensas como lo haces si no también que voy a hacer yo, el adulto en la sala, con eso que te está pasando. Comprender que el viaje adolescente es un recorrido mutuo y que mientras lo transites necesariamente pondrás tus propias experiencias y creencia a prueba. Ojalá encuentren algunas herramientas para lograr mayor comprensión y entendimiento. El viaje adolescente es un viaje transformador y una oportunidad única para afianzar los vínculos dentro de la familia