Adiós al mito erótico de buena parte de los chilenos y del mundo: Raquel Welch ha muerto este miércoles. Tenía ya 82 años, pero nunca dejó de ser aquella troglodita sexy -Loana en la película 'Hace un millón de años'- que con un papel de solo tres frases consiguió meterse al Hollywood de los años dorados en el bolsillo (escaso) de su bikini desgarrado de piel de ciervo. Jamás la prehistoria causó tanto interés como desde que ella le puso cara y, sobre todo, cuerpo.
Una imagen mítica que la encumbró como actriz más por su anatomía de escándalo, de la que presumía sin reparo en aquellos momentos recatados, que por sus dotes para la interpretación, que también la llevaron a conseguir un Globo de Oro a la mejor actriz en una comedia musical por 'Los tres mosqueteros'. Para ella nunca fue un obstáculo. Lo asumía sin reparo y no tuvo problema en reconocerlo, como dejó claro en su autobiografía, 'Bajo el escote', publicada en 2010.
Sucesora de Marilyn Monroe en el papel de sex symbol, donde consiguió mantenerse durante más de dos décadas y medias, Raquel Welch nos ha dejado imágenes míticas a golpe, en la mayoría de las ocasiones, de bikini y melena alborotada. Estas son las que permanecerán por siempre en la retina.
Todo comenzó con un bikini
En 1966 Raquel Welch se plantaba el "primer bikini de la humanidad", según se aseguraba en la promoción de la película "Hace un millón de años". Y desde entonces nada volvió a ser igual. Los carteles de la troglodita Loana la convirtieron en el mito erótico de varias generaciones.
Una madre sexy
Detrás del aspecto de heroína sexy que destacaba la industria, Raquel Welch era a finales de los 60 una madre 'soltera' de dos niños pequeños, los que había tenido con el primero de sus cuatro maridos, James Welch, su novio del instituto y de quien tomó el apellido.
Un mito erótico diferente
La imagen de Raquel Welch que rindió a Hollywood distaba mucho del prototipo americano. Ella, de padre boliviano, consiguió convertir su piel oscura, que entonces parecía un defecto, en una virtud y en su mejor seña de identidad.
Una de las sex symbols más poderosas
Raquel Welch asumió su papel como mito erótico y supo rentabilizarlo. Emulando aquel bikini icónico, protagonizó otras muchas imágenes de promoción con prendas similares y con minifaldas.
Durante décadas fue difícil separar la imagen de Raquel Welch del momento baño y bikini. Así posaba para una sesión de retratos en junio de 1980, en Cabo San Lucas, México.