Por Alfredo Peña R.
Corría el año 1978, y Pinochet estaba eufórico con su plebiscito que le aseguraba seguir violando los derechos humanos.
Los asesores civiles de la dictadura -la mayoria hoy militando en la UDI- también estaban eufóricos.
La dictadura había ganado el plebiscito que se votaba solo con carnet de identidad al que se le recortaba una punta y sin registros electorales.
La dictadura había llamado respaldar “la agresión internacional” que sentía estaba ejerciendo Naciones Unidas al condenar a Chile por las vulneraciones a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales que se estaban cometiendo.
Y en esa etapa aparecían pequeños brotes de cultura.
Grupos artistícos de las universidades.
Y en la Universidad Católica la obra de teatro "Lo crudo, lo cocido y lo podrido", de Marco Antonio de la Parra, había sido seleccionada por el Teatro de la Universidad Católica de Santiago de Chile como su segundo estreno del año 1978, como una manera de celebrar los treinta y cinco años de vida de la compañía.
Se había montado y ensayado prolijamente por más de cuatro meses. La intención del teatro universitario era mostrar una obra chilena que encarnaba la tendencia moderna de un teatro que mezclaba el absurdo con el surrealismo. Sorpresivamente, el día anterior a su estreno, llegó la orden de suspender su representación.
El vicerrector de la UC Hernán Larraín, (UDI) ex senador y hoy ministro de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno de Piñera, juzgó que la obra era "vulgar e irrespetuosa, tanto en la forma como el contenido". Y agregó que esta obra "no se ajusta a los criterios de una institución como la nuestra y, sobre todo, al trayecto teatral que tenemos" aseguró.
Era la primera vez que la compañía teatral sufría la censura de una obra. El director, Gustavo Meza, que había tenido a su cargo la dirección, decidió prepararla con el grupo independiente Imagen, siendo finalmente representada en la Sala Bulnes de Santiago en noviembre de 1978.
Hay que recordar que el actual ministro de Justicia fue un acérrimo y fanático defensor de la Colonia Dignidad y de su líder Paul Schäfer, lugar donde se cometieron gravisímas violaciones a los derechos humanos.
En el programa "Mierda, Mierda" de TVN se desclasificó la "nueva labor" del ministro Larraín en dictadura: censor de obras de teatro.