La región siria de Jinderi lleva más de una década sufriendo las arremetidas de múltiples tsunamis, y los terremotos que han sacudido el sureste de Turquía y el noroeste de Siria es la última crisis que azota a su población, una que también está diezmada por la guerra.
En este marco desolador surgió un "milagro": Nour, una niña siria, fue encontrada con vida por su papá entre los escombros de un edificio que colapsó producto de un movimiento sísmico devenido en catástrofe.
Al menos 5.000 personas han muerto y otras 25.000 han resultado heridas en Turquía y Siria debido a los dos devastadores terremotos del lunes (de magnitud 7,7 y 7,6), mientras continúan las labores de rescate con el temor de que haya aún cientos o miles de personas atrapadas bajo los escombros.