Oh I'm just counting

Desafíos para la democracia en tiempos de manipulación y descrédito institucional. Por Cindy Solis-Ibarra, Fundación Por la Democracia

Frente a la diversidad de ideas, el cambio vertiginoso en la sociedad actual, la hiper actualización; la democracia es siempre la esperanza y libertad para millones de personas.

Sin embargo, nos enfrentamos a desafíos sin precedentes que la amenazan. Garantizar un futuro donde la libertad, la justicia y el reconocimiento sean la soberanía democrática para tod@s, no es una opción, sino una urgencia que demanda toda nuestra atención y acción colectiva, es por ello que en el inicio de diálogos del socialismo democratico a través de nuestros valores permanentes esta contribución es más un “cómo hacer” que una actividad principista.

No obstante me aventuro en también reconocer que los espacios dinámicos como la defensa al medio ambiente y el
feminismo hoy son paradigmas transversales que colorean los valores universales, así como en otro tiempo Allende coloreaba la propuesta de socialismo “a la Chilena, del tinto y la empana ́”.

Es imperativo visibilizar que las mujeres sufrimos una doble amenaza, basta una pequeña crítica para que todos los avances de nosotras en sociedad sean cuestionados con intención regresiva.

Nuestra democracia debe avanzar de representativa a sustantiva basada en la construcción de la realidad social a través de la participación, la comunicación constante, la igualdad de derechos, la justicia y la transparencia. La amenaza a la democracia se presenta como diversas fuerzas que buscan socavar sus fundamentos: La polarización política, el descrédito a las organizaciones de diversa índole, la desinformación, la corrupción y el autoritarismo son solo algunas de las amenazas que debilitan los pilares democráticos, erosionan la confianza y alejan a las
personas.

Las amenazas no siempre tienen asidero en la realidad, no obstante la desinformación institucional, la devaluación de la participación, el tono elitario, el despotismo son valores que han alejado a las personas de la participación activa y de las creencias colectivas cuya motivación fortalece socialmente. Una acción política valerosa es decir no al atomismo y menos permitir dejarnos en posición vulnerable reproduciendo en nuestras dinámicas internas esos comportamientos nocivos y tóxicos.
La protección democrática no es solo una responsabilidad de los líderes políticos y las instituciones gubernamentales, sino también de cada individuo que valora la libertad, transparencia y justicia. Es necesario disputar este sentido común y fomentar la participación activa, el diálogo constructivo, el respeto por la diversidad de opiniones.

Además, la educación desempeña un papel fundamental en la defensa de la democracia: saber leer escenarios, contar
con elementos del pensamiento crítico como lo son la capacidad de analizar, evaluar, interpretar, inferir, saber autogobernarse, saber comunicar y ser creativos son competencias humanas que debiéramos poseer como factores protectores. Es crucial que se enseñen valores democráticos desde una edad temprana, promoviendo el pensamiento crítico, la tolerancia y el compromiso cívico entre las nuevas generaciones.

Proteger la democracia es un continuo de vigilancia desde la verdad, solidaridad y la humildad, porque así se muestra capacidad de mejora y adaptación a los desafíos del mundo moderno; la mezquindad política, el nepotismo y la conducta y comunicación narcisista deben ser erradicadas de nuestros partidos.

La comunicación abierta, constante y desde la humildad nos previene de ciertos actores sociales que manipulan discursos/narrativa y símbolos para influir en la percepción y beneficiar su accionar. Esta forma de manipulación se centra en la manera en que los actores construyen y presentan sus “identidades”, “relaciones” y “valores” de una manera estratégica individualista para lograr ciertos objetivos, hoy además usan las herramientas como la IA, los Bots y los mass
media entendiendo que en Chile el “gran capital” 🤑 les permite y prefieren derrochar en cuyo propósito canaliza la consecuencia de la mentira en pro de la atomización el fomento a la culpa, la ansiedad, el deterioro de la imagen personal, política y social y el desarrollo de patrones deshonestos que solo conllevan a devaluar nuestra vida en comunidad y sentar la desesperanza subvalorando al ser humano poniéndolo finalmente alienable, maleable.

La colaboración internacional y la solidaridad entre las naciones democráticas respetando irrestrictamente las soberanías, son esenciales para enfrentar las amenazas transnacionales y frenar el avance del facismo que solo reflota lo peor de la humanidad, como cotidianamente lo hacen en esparcir “fake news” dinamizado con el uso de la Big Data aprovechando nuestra carente legislación en proteger el consentimiento informado para el uso y tratamiento de nuestros datos.

Los desafios del socialismo democratico para el siglo XXI no solo son el impensar o repensar el diseño y la propuesta política desde donde construimos sociedad sino también el cómo lo hacemos, nuestro ejercicio debe ser un proceso lleno de actitud democratizante, considerando que este es el siglo de la experiencia por sobre la razón y que el dinamismo está en el cotidiano vivir, pues al frente siempre nos espera la posibilidad del deterioro de la biodiversidad extractivista que amenaza nuestra subsistencia a la cual siempre podemos hacer frente.

Considerando el cuidado a la democracia, al ser humano y a la valoración de lo gregario por sobre lo individual, esta no es una hoja de ruta, sino más bien un insumo + de sugerencia y orientación en la acción, para que la motivación por volver a pensar en nuestras ideas universales se establezca en el seno del colectivo y la sinergia.