El mensaje presidencial del 1º de junio es la oportunidad que tiene el Ejecutivo para hacer balances, hablarle al país de sus problemas y oportunidades, mostrar que se tiene vocación democrática, es decir, hablarle a las mayorías.
Pero pareciera que la administración Boric nuevamente desaprovechará esta 3era oportunidad y seguirá hablándole a su tribu ideológica que son los electores de altos ingresos y estudios, menores de 40 años y altamente críticos al modelo político y económico.
En estos días ha levantado comunicacionalmente su principal aspiración de la campaña 2021 como “es la condonación del CAE”, iniciativa que tiene un alto costo fiscal -US$ 10 mil millones aproximadamente- como una promesa que empezaría a cumplir en esta 3era Cuenta Pública. Aunque el Ministro de Hacienda ha señalado que en septiembre “habrían noticias” sobre su diseño, pero ya anticipó que no significaría reasignaciones de gasto fiscal y su foco sería un nuevo esquema de financiamiento para la educación superior.
Es claro que hay un sector frente amplista que busca revivir las promesas no cumplidas con “su nicho fundacional” como son los jóvenes universitarios de la última década, donde no pagar la deuda contraída pareciera algo cool, incluso se descartan fórmulas de pago contingentes al ingreso futuro, otros hablan de impuestos para los graduados universitarios; pero hay una sociedad mayoritariamente decepcionada de la agenda de transformaciones prometidas en 1era vuelta donde actual Presidente obtuvo solo 26% de la votación en noviembre 2021 y que hoy vive con mucha preocupación, temor, miedo frente a la situación de delincuencia e inseguridad en los barrios, que aspira a tener mejores empleos -hay 28% de informalidad laboral- con contrato y prestaciones sociales a las cuales acceder para así tener una mejor calidad de vida, que espera avances en pensiones y acceso a salud con prestadores privados vía FONASA y la nueva modalidad legislada en la ley corta.
Hablarle a las mayorías es asumir -26 meses después- que el camino político sensato son los acuerdos transversales para sacar adelante al país, mejorar su productividad, luchar contra las inseguridades y olvidarse de un programa de gobierno que fue rechazado en el plebiscito constitucional de septiembre de 2022 por el 62% de la ciudadanía.
Es actuar con realismo, abandonar los mensajes a las tribus y hacer política democrática de mayorías como lo hizo en la ley corta de salud donde tenemos ahora a una Ministra de Salud más empoderada, o empezar a darle prioridad -la que no ha tenido hasta ahora- a la reconstrucción de los hogares en Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana que ya llevan esperando más de 3 meses que se inicie la reconstrucción de sus vidas -solo se lleva ejecutado 6% del Plan de Reconstrucción de la Moneda-, o empiece de verdad un plan de recuperación de la educación pública deteriorada por los SLEPS o en la educación inicial donde hay 70.000 alumnos menos que en 2018 o sea post pandemia hay menos cobertura y calidad en un nivel educativo que es clave para tener una educación con más equidad.
Pero pareciera, que lamentablemente, el gobierno optará por la zona de confort, de hablarle a su tribu electoral, atrincherarse en su minoría y desde ahí criticar a la ultraderecha y derecha preparándose para ser la oposición beligerante para la etapa 2026-2030.
Chile se merece más que la división permanente entre una ultraderecha que solo ataca a un mal gobierno -incluso en el extranjero como lo hizo Kast en España en encuentro del fascismo moderno- y una izquierda ultraideologizada y populista que ahora se le ocurre revivir malas políticas como la condonación del CAE.
Quienes queremos seguir viviendo en democracia debemos unirnos, construir acuerdos institucionales que eviten un mayor deterioro democrático.