Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: El talón de Aquiles de la política y del Gobierno: La inseguridad y la delincuencia

La muerte de la sargento Rita Olivares modificó las prioridades de la agenda púbica y quedó atrás el consenso por la rebaja gradual de la jornada laboral a 40 horas o el incipiente debate instalado por la denominada "cumbre del litio" organizada por la Comisión de Minería del Senado que llamó al Gobierno a impulsar alianzas público/privada para aprovechar la oportunidad histórica que da la alta demanda mundial por litio y todo se vuelve a centrar en cómo se avanza en una agenda legislativa y en programas que refuercen la seguridad de las familias ante la delincuencia, la preocupación por controlar la migración ilegal y reforzar combatir el crimen organizado de los Narcos.

El país no puede acostumbrarse a no andar en las calles, a encerrarse en su casa a tempranas horas, a vivir sometidos al miedo a las bandas de narcos. 

Al contrario, el Estado debe fortalecer sus herramientas persuasivas, disuasivas y preventivas para combatir el crimen organizado y por eso, fue un grave error lo del Ministro de Educación de calificar como “buena decisión” la suspensión de clases en Valparaíso producto de un narco funeral.

Tiene mucha razón la columnista Paula Escobar cuando señala que fue “un inaceptable entreguismo” la actitud del ministro Avila al sucumbir ante el temor a los Narcos; por suerte fue rápidamente desautorizado por el Ministerio del Interior.

El Estado no puede seguir haciendo nada contra la delincuencia. El episodio de este domingo revela que el asesinato de la carabinera fue ejecutado por un delincuente prófugo desde 2021 de una cárcel, o sea aquí vemos una tremenda falla de las instituciones en  garantizar el cumplimiento de las penas y en perseguir a delincuentes prófugos.

Junto a un acuerdo legislativo sobre materias que deben perfeccionarse es relevante avanzar en medidas de gestión que combatan al crimen organizado, mejorando la inteligencia policial, medidas para evitar la corrupción y la posibilidad de captura que hagan los narcos de fuerzas policiales, también debe fortalecerse medidas legales y administrativas para combatir el lavado de dinero a nivel local, donde hay demasiados emprendimientos de lujo y con altas inversiones en territorios locales, cuyos capitales probablemente debe ser provisto por las bandas de narcos.

 También se requiere revisar los procedimientos y resguardos policiales de las operaciones que desarrolla su personal, buscando mayor protección en estos operativos con exigentes protocolos; porque se están enfrentando a bandas con mayor poder de fuego, como ocurrió en Quilpué y antes en otras comunas, ya sea en tareas de fiscalización o simplemente de control.  

 Hay muchas cuestiones de gestión policial que debieran ser revisadas con transparencia en las Comisiones de Seguridad de ambas Cámaras, porque ante tanto poder de fuego de las bandas delictuales se requiere incrementar los protocolos de seguridad en Carabineros y en PDI (donde ya conocimos la muerte accidental de una funcionaria producto de un disparo de otro funcionario PDI).

 Combatir la delincuencia, dar más seguridad a las familias requiere mejor gestión policial, lo que necesita apoyo técnico del más alto nivel y capacitación policial permanente y también modernización permanente de la legislación. Lamentablemente el debate político ha girado sobre el tema legislativo -con una competencia política entre los que quieren subir penas y los escépticos ante esta mano dura- y poco sobre como mejorar la gestión del combate anti delictual en las instituciones policiales.

 Las Comisiones de Seguridad de ambas Cámaras debieran poner foco en monitorear una actualización permanente de las estrategias de las instituciones policiales para combatir bandas de crimen organizado cada vez más sofisticados, con más recursos incluso tecnológicos y que a veces cuentan con apoyos locales de redes sociales que han capturado ante la ausencia del Estado, sea municipios u otras entidades.

 Las familias quieren vivir tranquilas, sin miedos y ya sabe que esta tarea no es fácil, que esto resuelve con slogans o cuñas para la tele como hace años lo prometió el ex Presidente Piñera diciendo en el 2017 que iba a poner “fin a la delincuencia” ni tampoco los gobiernos de centroizquierda pudieron regular y controlar la inmigración ilegal y ahora los indultos que son rechazados por el 71% de la ciudadanía explica la baja aprobación actual.

Este es un debate político en que todos los actores están al debe, nadie lo ha hecho bien; por tanto, este fracaso transversal de la élite -sea de izquierda, centro o derecha- debiera alentar a buscar acuerdos mayoritarios en el Parlamento, ya sea para mejorar la legislación y también modernizar la gestión cotidiana de las instituciones.

 Esta es la oportunidad, no la desaprovechemos porque el Estado debe brindar seguridad a toda la población y este miedo no puede seguir erosionando a la democracia.