Oh I'm just counting

Editorial Cambio21: La centroizquierda entra a la cancha presidencial

Después de las primarias del pacto PC/FA y la derecha de ChileVamos se empezó a agitar el escenario presidencial y se vislumbra para noviembre una elección altamente competitiva.

En la derecha surgen voces planteando la candidatura de la extrema derecha de José Antonio Kast ante el triunfo de un candidato como Sichel que no representa a esa derecha más ultra conservadora.

Por su parte en la izquierda más dura –que tuvieron éxito electoral en la elección de Convencionales con la lista del Pueblo surgen nombres como el alcalde Sharp y Diego Ancalao- para representarlos en la elección presidencial lo que impactará en el perfilamiento y convocatoria de la candidatura Boric. Además, se mantiene la posibilidad de una candidatura de Franco Parisi apoyado por el movimiento “Felices y Forrados” con lo cual el escenario presidencial para la primera vuelta se muestra abierto e incierto.

También la centroizquierda revivió post primarias con el anuncio de la senadora Yasna Provoste de aceptar la postulación presidencial para que los partidos de la centroizquierda (PS, PPD, PRO, DC, Ciudadanos y PR) concuerden un pacto programático, una lista parlamentaria y una candidatura presidencial única –que saldrá de Yasna Provoste, Paula Narvaez o Carlos Maldonado-.

La candidatura de Yasna Provoste reactivó el interés de la opinión pública en las filas de la centroizquierda y pareciera mostrar que hay un espacio político y social para una candidatura transversal, que va más allá de las limitadas fronteras partidarias, que se juega por la unidad programática y parlamentaria de una centroizquierda que en los últimos años ha estado fragmentada y desconectada de la ciudadanía.

En su discurso de aceptación destacó que “vamos a reconstruir Chile. Esa debe ser nuestra principal tarea los próximos cuatro años. Pero esa reconstrucción no puede ser solo una colección de medidas económicas; debe ser entendida como una nueva base de dignidad, que amplíe su foco hacia las grandes mayorías, que no desconfíe de las personas, que sirva no para vestir los discursos de los gobernantes, sino para abrir caminos a las personas”.

Además agregó que esta reconstrucción democrática de Chile “solo es posible en la construcción de mayorías sólidas en la que el pueblo deposite su confianza con la certeza de la gobernabilidad, de políticas públicas serias y sostenibles, liderazgos responsables. Requiere de la unidad política y social. Requiere de ciudadanía, porque acá es el pueblo de Chile el que ha despertado y se ha puesto de pie”.

La duda política que surge es si los actores de centroizquierda serán capaces de construir esa unidad y conectar con una ciudadanía que quiere cambios, pero transformaciones realizables y responsables lo que implica construir unidad y gobernabilidad y eso faltó en el segundo gobierno de Bachelet con su plan de reformas y estos 3 años de oposición donde se vió a una centroizquierda fragmentada y desorientada como ocurrió el 19 de mayo reciente que imposibilitó la inscripción en las primarias legales.

¿Qué ha cambiado para que las mayorías vuelvan a confiar en la centroizquierda? Es relevante que los nuevos liderazgos muestren capacidad de dialogar con los actores sociales, que presenten políticas públicas creíbles, que construyan organizaciones partidarias con presencia en los territorios y en los movimientos ciudadanos que permitan modificar el actual escenario de desconfianza ciudadana hacia los partidos políticos tradicionales.

Una primera señal ahora es que el 21 de agosto se realizará una Consulta Ciudadana Presencial para elegir la opción presidencial de la centroizquierda que permitirá a los electores participar en esta decisión política, aunque sea tarde después del incomprensible error político de no haber concordado primarias legales el pasado 19 de mayo.

Veremos si las fuerzas de la centroizquierda logran reconstruir esa capacidad democrática de representar a las nuevas mayorías ciudadanas –especialmente a los electores menores de 50 años que han irrumpido en las elecciones- que quieren vivir en un Chile mejor para todas y todos y no solo para algunos.