Oh I'm just counting

Editorial de Cambio21: Sobre ingresos mínimos y promedios en el mundo del trabajo

Desde el primero de julio pasado debiera estar vigente un nuevo monto del ingreso mínimo, pero aún el gobierno de Piñera no envía el proyecto de ley al Parlamento que debiera incrementar actual monto que está en $ 276.000.
 
Este debate legislativo se dará en un contexto complejo ya que “el boom de inversión y de creación de empleos” que prometió gobierno de Piñera durante la campaña presidencial no ha ocurrido; al contrario, se conocieron los cierres de planta de Iansa Linares y de Maersk en San Antonio lo que afectó el empleo y los datos en la Región Metropolitana revelan que el empleo asalariado ha crecido sólo 1% en relación al año pasado.
 
Pero lo más preocupante es la situación de los ingresos del trabajo. Según estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE) el ingreso promedio es $ 554.000 mensuales y abarca al 70% de la fuerza laboral del país. El punto mediano de los ingresos o sea el 50% de las personas ocupadas percibió ingresos menores o iguales a $379.673 el 2017 y donde las mujeres tienen un ingreso mediano mensual de $ 319.000. O sea, el 50% de las mujeres que trabajan reciben ingresos mensuales iguales e inferiores a $ 319.000 y la brecha de género es -20% en desmedro de las mujeres reveladores de la mantención de una situación desmedrada de las mujeres en el mercado del trabajo.
 
Estos datos sobre la realidad salarial de los ingresos del trabajo son muy preocupantes porque nos hablan de un país donde los salarios para este 70% de chilenos no alcanza a cubrir la matriz de consumo básica y son familias que además de empobrecidas deben endeudarse en instituciones financieras formales e informales que abusan con los altos costos administrativos que deben pagar esas familias endeudadas.
 
Además, estos datos revelan que los perceptores del ingreso mínimo no son una minoría marginal de la fuerza laboral, hay un importante porcentaje de trabajadoras y trabajadores que tienen ingresos alrededor del mínimo, que probablemente no negocian colectivamente y que está negociación salarial es la única modalidad de aumentar sus salarios.
 
Este año el ingreso mínimo debiera crecer en línea con el crecimiento de la economía producto de los mejores precios de los commodities estará en 3,8% el próximo año. Los analistas apuestan a montos entre 3% -3,3% que permiten sostener un incremento importante del mínimo.
 
Entre 2016-2018 se acordó un incremento ajustado del ingreso mínimo -de $257.000 a $ 276.000- producto del bajo crecimiento económico que había durante la negociación, pero hoy podría ajustarse hacia arriba considerando que la economía está en un ciclo positivo que debiera trasladarse a las familias más empobrecidas vía un acuerdo bianual como ocurrió en última negociación salarial.
 
Es urgente revertir esta precariedad salarial que viven las familias como lo revela un estudio del INE; pero eso no se logra precarizando las condiciones contractuales de los jóvenes estudiantes de la educación superior como lo está promoviendo el Gobierno de Piñera con “su estatuto laboral de jóvenes” donde se crea un contrato especial para jóvenes estudiantes de la educación superior donde se debilitan las exigencias laborales no incorpora pago de cotizaciones previsionales, pago de indemnización, descanso dominical entre otros derechos laborales básicos, con lo que esta norma -que ya está en el Senado en el segundo trámite constitucional- promueve el empleo juvenil generará “trabajadores/as de segunda categoría”, puede generar un incentivo perverso al uso de este contrato en desmedro de los otros trabajadores/as y estimular la deserción laboral, cuando lo que en realidad buscaría complementar la formación con algunas horas de trabajo remunerado y regulado.
 
Lo que debiera estimularse son los empleos de calidad, eso no están creándose con Piñera ya que el empleo asalariado, formal y con contratos sólo ha crecido 1% en relación al 2017 y con una adecuada retribución salarial y es claro que eso tampoco está ocurriendo en el mercado laboral chileno.
Los actores políticos que promueven mayor equidad social en el país aquí tienen un test político para reivindicar la urgencia de mejorar el ingreso mínimo en línea con las mejores perspectivas de la economía y que habitualmente nunca reciben los frutos del crecimiento económico.