Por Francisco Castillo
Se espera que tanto comunidades mapuches como feligreses de Osorno aprovechen la presencia del Papa Francisco en Chile para hacer presente sus reivindicaciones y protestas, en el caso de los osorninos, por la designación en su diócesis del obispo Juan Barros vinculado al sacerdote Fernando Karadima.
¿Cómo toma el Episcopado Nacional esa delicada coyuntura? El vocero de la institución eclesiástica, diácono y periodista Jaime Coiro, dice a Cambio 21:
“La gente que quiera expresar libremente y manifestar públicamente sus inquietudes, está en su derecho de hacerlo en el marco del respeto a las personas. De parte de la organización eclesial no habido un ánimo de sobreprotección ni de un sofisticado manejo de posibles conflictos”.
“El Papa viene a hablar de Cristo a quienes vivimos en Chile. Ese es el gran acontecimiento que hay que potenciar. Y también a encontrarse con los chilenos, que tenemos esperanzas, dificultades, desafíos y sueños”, añade Coiro.
-Muchos escépticos dicen que “hay poco ambiente” para esta visita papal. ¿Tienen en el Episcopado la misma sensación?
“Eso fue así en los primeros meses, tras conocer la visita. Hay una desconfianza bastante generalizada hacia las instituciones y una crisis de los liderazgos. El mismo Papa Francisco no ha querido presentarse como una autoridad suprema, sino como un servidor. Una fe adulta reconoce en el Papa al vicario y mensajero de Cristo, a un hermano mayor, no a una estrella o a una autoridad divina. El mismo prefiere que le llamen Papa Francisco y no ‘Santo Padre’”.
-Estos han debido ser días de intenso ajetreo. ¿Es lo más duro que le ha tocado vivir como portavoz?
“He tenido la posibilidad de poder estar cerca de los tres últimos papas, y cada momento tuvo una singularidad que lo hace irrepetible. Me ha tocado estar en acontecimientos memorables, canonizaciones, beatificaciones, la V Conferencia del episcopado latinoamericano en Aparecida, Brasil. Pero, lejos, muy lejos, lo más duro que me ha tocado vivir es el dolor del abuso a menores cometido por clérigos, con todo el impacto que eso supone en las víctimas, en su entorno, en la comunidad, en la Iglesia y toda la sociedad”.
“Junto con el horror de conocerlo, también agradezco la posibilidad de ayudar a que estos casos se conozcan, a que las personas sean escuchadas y acogidas, y a que se les acompañe para la sanación y reparación”.
El sensible tema marítimo
Se ha visto que el presidente boliviano, Evo Morales, no pierde oportunidad de destacar que se ha reunido cinco veces con el Papa Francisco. En julio del 2015, en La Paz, le regaló al pontífice argentino el “Libro del Mar”. Éste, en una misa posterior, improvisó: “Estoy pensando en el mar. Diálogo. El diálogo es indispensable”, dijo el Pontífice.
Estas palabras fueron interpretadas como un triunfo comunicacional para la causa boliviana. La cancillería chilena resultó sorprendida.
-Sobre este hecho, ¿alguien le habrá advertido al Papa lo sensible que es el tema marítimo?
“Los organismos de la Santa Sede y sus colaboradores”, dice Jaime Coiro a Cambio21, “cuentan con debida información para poner todos los antecedentes de referencia sobre Chile en manos del Papa”.
-Esta visita papal difiere significativamente de la anterior de Juan Pablo II en 1987.
“Es evidente que hay muchas diferencias. Son 30 años los que separan una visita de otra. Los cambios se advierten tanto por el contexto político-social como por el contexto que vive la Iglesia”, señala el vocero.
“Además, la secularización, el cambio cultural y los escándalos que ha enfrentado la Iglesia, con la consiguiente pérdida de credibilidad, explican una cierta desafección que en un primer momento hubo respecto de la visita del papa Francisco”, reconoce.
“El gran vínculo entre ambas circunstancias es el carácter pastoral. Quien visita el país es un pastor que viene al encuentro de las personas y como tal nos preparamos a recibirlo”.