Por Alejandra García
En 2007, cuando los vientos de la “revolución pingüina” aún resoplaban, Christopher White fungía como dirigente estudiantil en la Universidad Católica de Valparaíso y también como compañero de lista de Jorge Sharp en la carrera por la federación de estudiantes.
White (PS) es parte de esa generación política de izquierda que también integran el actual Presidente, Gabriel Boric, Camila Vallejos, Karol Cariola, Macarena Ripamonti o Giorgio Jackson, y el 29 de junio de 2021 se convirtió en alcalde de la Municipalidad de San Bernardo con solo 36 años.
Desde su rol edilicio no siempre ha estado en línea con el actual gobierno. Recientemente, por ejemplo, criticó con dureza a EFE y al Ministerio de Transporte por su despliegue en el accidente ferroviario ocurrido en San Bernardo. También ha cuestionado a La Moneda por la inseguridad que se vive en las calles de comunas como San Bernardo. Específicamente ha demandado mayor presencia de carabineros.
“A veces uno puede sonar un poco díscolo, pero mi lugar está con las vecinas y vecinos de San Bernardo. Me debo a ellos y sé muy bien lo que viven a diario porque soy de la comuna, de una población, la Villa Roberto Lorca Olguín de San Bernardo. Viví en el paradero 41 de Gran Avenida, donde éramos famosos en todo Chile porque nos inundábamos cada vez que llovía, entonces, comprendo perfectamente cuando la gente se siente indefensa o tratada como si fuera de segunda categoría”, explica el alcalde y profesor de Biología.
-A su juicio, ¿cuál es el mayor aporte que ha hecho a la política chilena esta generación de izquierda que surgió en la “revolución pingüina” y en las movilizaciones estudiantiles de 2011?
Poder exponer la segregación que vemos a diario en el país porque por muchos años estuvimos convencidos que éramos los jaguares de Latinoamérica. Ese eslogan, que mostraba buenas cifras macroeconómicas, escondía la enorme desigualdad de Chile. Esta nueva generación ha tratado de emparejar la cancha porque si bien el país ha tenido un desarrollo, la desigualdad es nuestro gran problema todavía. Y la Concertación, que hizo grandes cosas, se fue durmiendo en el camino, normalizando situaciones, y eso le hizo mucho daño a los sectores progresistas. Entonces, creo que tomar esa posta, poner otra vez a la desigualdad como la gran preocupación, es el principal aporte de esta generación.
-Pero una vez en el poder, a esta generación se le ha criticado su inexperiencia y se les remarca que “otra cosa es con guitarra”.
Esta es un generación que a veces cree que se las sabe todas. La experiencia nos ha ido enseñando que hay procesos que por mucha voluntad o ganas que le pongamos, tienen su tiempo, su evolución. Al gobernar se requiere tener más de una mirada y mesura, que no significa no querer hacer las cosas, sino que hacerlas con mayor responsabilidad.
-¿Cómo calificaría estos tres años como alcalde de San Bernardo?
- Han sido los más desafiantes de mi vida. Cuando llegamos al municipio nos encontramos con un lugar derruido, al que incluso le faltaban algunas ventanas. Era un municipio que estaba enrejado para evitar el contacto con las vecinas y vecinos. Hubo que hacerle frente a una deuda millonaria en la Corporación, sin libros contables, lo que me hizo presentar querellas criminales contra la alcaldesa anterior. Una comuna tan grande como San Bernardo es muy demandante, pero al mismo tiempo trabajar para ella es reconfortante porque uno siente que vale totalmente la pena levantarse a las 6 de la mañana para ir a la alcaldía y volver a casa recién a las 11 de la noche. Mi mayor motivación es ver cómo se van solucionando problemas, cómo vamos ayudando a mejorar la calidad de vida de las personas, pero asumiendo también que todavía hay muchos desafíos pendientes.
-¿Cuál ha sido la hoja de ruta de su gestión?
Instalamos el concepto justicia territorial pensando en cómo podíamos llegar a lugares donde el municipio nunca había llegado. Nos hemos preocupado de tener una fuerte presencia municipal en los distintos territorios de San Bernardo y creo que eso la gente lo valora. En las gestiones pasadas, la inversión pública anual no superaba los $300 millones. Hoy, el promedio por año supera los $7 mil millones, una cifra histórica que incluye inversiones en luminarias, cámaras de televigilancia, recuperación de plazas y multicanchas, por ejemplo.
-¿La seguridad es el gran eje, entonces?
No solamente la seguridad. La justicia territorial y convertir a San Bernardo en un lugar sostenible y sustentable, también. Todos los sanbernardinos queremos una ciudad más ordenada, por eso hemos sacado al comercio ambulante del centro, por más que eso nos signifique enfrentarnos a mafias. También hemos actualizado el Plan Regulador, el Plan de Desarrollo Comunal y hemos echado a andar un plan de inversiones inédito.
-Pero a propósito de la seguridad, usted fue el primer alcalde en plantear la necesidad de que militares custodien infraestructura crítica. ¿No fue una propuesta osada, por decir lo menos, viniendo de parte de un alcalde socialista?
(Risas) “Sí, fue osado cuando lo propuse, a fines del año pasado. Me llamó harta gente para preguntarme lo mismo que usted. Soy nieto de un preso político que sufrió las consecuencias de la dictadura, pero también creo tener la madurez como para analizar bien la situación. Mire, los militares no les pertenecen a un sector político determinado, sino que se deben a todos los chilenos y chilenas. Además, hay experiencias internacionales, incluidos Lula en Brasil y AMLO en México. El proyecto de ley del actual gobierno que va en esta línea fue aprobado de manera casi unánime por el Senado hace unos días. La participación militar en la seguridad pública obviamente debe ser con las debidas regulaciones, pero permitirá descongestionar a Carabineros y llevar más policías a las poblaciones y barrios, que es donde la gente más los necesita. Hoy en San Bernardo hay un carabinero cada 1.500 personas, porque hay un déficit de policías uniformados. Es una idea que si bien sonó osada en su momento, con el pasar de los meses le ha hecho sentido a muchísima gente. Los militares no van a resolver el tema de la delincuencia, que es mucho más profundo, pero sí pueden colaborar en la seguridad de los vecinos”.
-Lo llevo a otro tema contingente, las alzas de la luz. ¿Le parece suficiente la iniciativa del Gobierno de triplicar la cobertura del subsidio a las familias vulnerables?
Creo que no es suficiente. Es decir, me parece bien que el Gobierno vaya a enviar este proyecto de ley al Congreso porque es fundamental ampliar la cobertura para ayudar a los sectores más vulnerables, pero también me preocupa mucho la situación de la clase media y de la empresa privada, las pymes, que generalmente no reciben ayuda de ninguna parte. Así como la gente hará el esfuerzo para soportar esta alza de las cuentas de electricidad, espero que las eléctricas mejoren el servicio y nos olvidemos de los cortes de luz a la primera lluvia. En San Bernardo hay sectores donde se corta habitualmente la luz. En 2022 tuvimos que ir a la Superintendencia de Electricidad y Combustible con vecinas y vecinos de Los Halcones y El Nocedal a reclamar por los constantes cortes de luz y eso derivó en que CGE hiciera un plan de inversión para mejorar el sistema eléctrico. Entonces, yo esperaría que las eléctricas mejoren el servicio ahora que van a cobrar más caro.
-Se le vio muy activo en el accidente ferroviario ocurrido en San Bernardo y posterior paro de los maquinistas. ¿Quedó conforme con los compromisos de EFE para entregar mayores garantías de seguridad?
A ver. Fue muy doloroso lo que sucedió esa noche del accidente porque murieron dos personas, dos trabajadores ferroviarios con mucha experiencia, uno de ellos dirigente sindical histórico, y además hubo nueve heridos. Como municipio fuimos los primeros en llegar al lugar del accidente y estar ahí fue sobrecogedor. Por fortuna no había pasajeros. Esa misma noche advertí que EFE actuó bastante lento, por eso fui crítico de cómo manejó la situación. También expuse desde el primer momento que el servicio no debería reanudarse mientras EFE no garantizara la seguridad de sus trabajadores y de los pasajeros. Luego, supimos que esa era la misma demanda de los trabajadores ferroviarios, quienes venían advirtiendo estas deficiencias hace años. Entonces, por lo mismo solicité al ministro de Transporte, Juan Carlos Muñoz, que integrara en una mesa de trabajo a los alcaldes o alcaldesas de las comunas por donde pasa la vía férrea. Así como quedó demostrado que era importante escuchar a los sindicatos ferroviarios, también es importante lo que podemos decir desde los municipios. EFE debe escuchar a los vecinos. En San Bernardo hay temas pendientes de mantención de la línea, de ascensores, de iluminación, cierres perimetrales y pasarelas.
-El Gobierno ha tomado las críticas al sistema ferroviario como un cuestionamiento al plan Trenes para Chile, uno de sus proyectos estrella.
Yo obviamente quiero un plan Trenes Para Chile, pero quiero que parta bien, robusto, no con soluciones parche. En San Bernardo amamos los trenes. De hecho, estamos ligados a una historia ferroviaria con la Maestranza, nosotros como municipio estamos alentando que el histórico Gimnasio Ferroviario de San Bernardo sea declarado Monumento Histórico Nacional. Ese inmueble, que fue levantado gracias a los ahorros de los trabajadores del Consejo Obrero Ferroviario Maestranza Central de San Bernardo, hoy pertenece a un privado, a una inmobiliaria, que lo adquirió en una negociación bastante extraña, por decir lo menos. Y ahí estamos apoyando a la familia ferroviaria en la defensa del gimnasio. Entonces, no tenemos nada contra los trenes, por el contrario, queremos más trenes, pero queremos que se hagan las cosas bien.