Por Alfredo Peña R.
Este miércoles hubo cambio de gabinete acotado sin tocar al equipo político del Presidente Boric. Obvio, para la oposición este nuevo gabinete les produce insatisfacción y la consideran “inentendible”: “No vemos ningún cambio en la conducción”, señalaron desde la derecha.
Y opiniones políticas hubo a destajo. Lo que está claro es que el cambio de gabinete no dejó indiferente al mundo político chileno.
El ex diputado por cinco períodos, expresidente de la Cámara de Diputados y exembajador Gabriel Ascencio (DC) conversó con Cambio21 y marcó inmediatamente el terreno: "No es lo mismo cambiar a un ministro que hacer un cambio de gabinete".
¿Por que usted asegura esta idea?
Lo primero puede ser por renuncia voluntaria, se cree que lo está haciendo mal o metió la pata en algo sensible.
Pero un cambio de gabinete, normalmente, corresponde a la visión del mandatario, en el sentido de que debe haber un cierto cambio de rumbo, para una mejor gestión, y lo que se requiere es un nuevo elenco.
¿Usted vio así este último cambio?
No queda muy claro.
El actual gobierno está supeditado, desgraciadamente, a los caprichos de la derecha que, en general, ha optado por “sacar provecho” de los errores e incapacidad del ejecutivo para cumplir con su programa, más que con desarrollar los acuerdos necesarios, para resolver temas que afectan a las mayorías nacionales.
Ello, a partir de que la derecha ha ido consolidando su mayoría en el Congreso, que le permite impedir cualquier proyecto que no esté, absolutamente, de acuerdo a sus postulados y, por cierto, ello no puede ser acogido por el gobierno.
Pero usted con su experiencia política ¿Cómo se avanza entonces?
Una fórmula es la que, al parecer, es la tomada por el Presidente, que se ha puesto demasiado “amistoso”, esperando que, con esa conducta, la derecha se sensibilice, especialmente para poder avanzar con la reforma de las AFP y el “pacto fiscal”, que reemplaza, retóricamente, a la fracasada reforma tributaria.
Y, frente a eso, ¿qué le dice la oposición?: a la reforma de pensiones, nada y al pacto fiscal, nada de subir impuestos a los más ricos y, modificaciones para reducir la elusión, que le genera varios miles de millones de dólares, precisamente a los más ricos, solo dilaciones y, en relación a la evasión tributaria, que se haga lo que se pueda, pero sin dotar al SII de mayores atribuciones ni fortalecerlo.
En síntesis, prácticamente nada.
Entonces, ¿vale la pena ponerse tan amistoso con la derecha, invitarlos a una reunión en La Moneda,viajar con el expresidente Piñera a Paraguay en el avión presidencial y otros gestos hacia ese sector?
No me parece muy razonable, a lo menos por los resultados que estos se alcancen.
En España, el Presidente Sánchez entendió, (PSOE) frente a un mal resultado electoral, que su adversario real era la derecha, que no solo en Europa, sino también en América Latina y Chile, donde, cada vez gira más hacia el neo fascismo, sobre la base de desprestigiar, muchas veces ayudado por los ocupantes de cargos políticos básicos.
Y a Sánchez no le fue tan mal, probablemente le permita formar una nueva coalición, para mantenerse al frente del gobierno español.
El cambio de ministros de ahora, no representa ningún cambio de equipo sustantivo y, como es esperable, difícilmente se vean cambios significativos, con un equipo demasiado similar. Así es en el fútbol y en la política.
Adicionalmente, cuando se persiste en mantener los límites de apoyo, solo entre los mismos grupos que han estado en el gobierno, desde sus inicios, es imposible pensar en una mejor presión para intentar cambiar algo del actual statu quo.
Y con su experiencia ¿cómo cree que le irá al Gobierno?
Con todo lo que hemos conocido, pensando en Chile, nuestro mejor deseo es que les vaya muy bien...pero no será muy fácil.