Por Alfredo Peña
"Este gobierno terminó el 18 de octubre” nos dice de entrada Gabriel Ascencio, el jefe de los diputados DC en nuestra entrevista.
Ascencio tiene vasta experiencia en la política. Es militante de la DC desde hace más de 45 años.
Luego de titularse de abogado en la Universidad de Chile ingresó a trabajar por la gente que era perseguida por sólo pensar distinto a la dictadura.
El diputado trabajó muy joven en la Vicaría de la Solidaridad de la iglesia católica presentando recursos de protección y harbeas corpus en favor de las personas que eran detenidas por los agentes de la dictadura de Pinochet.
Por eso el tema de los derechos humanos le impacta y le sobrecoge, sobre todo por lo que está aconteciendo con los manifestantes violentados y abusados por carabineros en las distintas marchas que se producen en el país.
Hace pocos días pidió la renuncia del Intendente Metropolitano por la violencia acontecida el viernes pasado en la Plaza Baquedano donde un joven quedó gravemente lesionado por un carro de dos toneladas de Carabineros. Ascencio también es muy crítico del actuar de la policía uniformada en estos meses de convulsión social y ha exigido la renuncia del jefe de policía uniformada.
¿Cuál es su balance político a más de 60 días del 18 de octubre?
La institucionalidad política del país quedó desnuda, frente a los contenidos y la magnitud de la demanda popular. A la política le explotó aquello que había podido silenciar por años, el inconformismo ciudadano, respecto a la forma en que se iba construyendo el país, donde unos pocos se iban adueñando de todo, incluyendo el trabajo de millones.
El gobierno colapsó y, a cuentagotas, la oposición ha ido intentando, con poco éxito, responder a la demanda ciudadana. Queda mucho por ver.
¿Y cómo evalúa el actuar político del Gobierno y del Presidente Piñera?
En la práctica, como lo reconocen dirigentes del propio gobierno, este gobierno terminó el 18 de octubre. Es imposible que retome la iniciativa, mucho menos para intentar hacer efectivo el programa con el que ganó la elección. Por su parte, el Presidente ya no lidera la coalición de partidos de derecha y, como es evidente, está cada vez más ausente del gobierno del país, lo que se grafica en la incapacidad para tomar decisiones que repongan una cierta normalidad real del país. Esto es muy grave y nos acompañará por dos años más
¿Qué debiera hacer el gobierno?
Lo que debiera hacer lo sabemos todos, reconocer la derrota de un modelo de desarrollo que no cuenta con respaldo popular mínimo y ofrecer un conjunto de medidas que apunten a cambios estructurales. Pero no lo harán; en primer lugar, porque están demasiado sobre ideologizados y seguirán creyendo que son “el modelo” del nuevo capitalismo, que estaban seguros los hacía famosos en el mundo. En segundo lugar, porque, aunque nunca lo reconocerán, hay demasiados dirigentes, en el gobierno y en la derecha, comprometidos con negocios que les impiden ver con libertado, los cambios necesarios, que la situación y los compatriotas demandan; cualquier medida redistributiva losa afecta y, siempre es difícil tomar medidas en contra de los propios intereses. Esos son los riesgos de la relación incestuosa entre política y dinero.
¿Pero eso es renunciar a su programa de Gobierno, a sus ideas?
Los estadistas (carecemos de él), son aquellos que saben, desde siempre, que las razones de estado son superiores a sus propias conveniencias, intereses o ideas preconcebidas. Así lo hizo el Presidente francés Giscar D´Estaing, que se atrevió a decir, siendo contrario al aborto, que: “Soy católico pero tengo una convicción, soy el presidente de todas las francesas y debo velar por sus derechos y la salud pública de nuestro país”. Nada parecido es posible esperar del Presidente Piñera.

¿Y cómo analiza la actuación de Piñera en estos meses?
La personalidad del Presidente lo lleva a actuar como lo ha hecho en sus negocios, especulando. Ahora está convencido que las protesta se extingue y, por lo tanto, incluso disminuirá la pobre oferta que fue capaz de hacer, frente a demandas muy legítimas, de la mayoría de los chilenos.
Eso solo anticipa que, como enseña la historia, después de un repliegue, al conseguir muy poco, la próxima revuelta será peor; probablemente en marzo del próximo año.
¿Cuál es la principal reforma social que usted propone al país como la prioritaria?
Lo que todo el país hubiera esperado eran respuestas reales, a lo menos a los cuatro temas más sentidos por los chilenos: pensiones dignas (igual a salario mínimo); salario sobre los 500 mil pesos; mejoramient6o sustantivo en las prestaciones de salud, especialmente en el precio de los remedios y educación de mayor calidad y gratuita para todos. Nada de eso está en las ofertas del ejecutivo.
¿Usted ve posible la unidad política para enfrentar la crisis social?
Es muy necesaria, ello debe obligar, a todos, so solo en la oposición, sino también a las fuerzas democráticas del gobierno, con las actuales hay que seguir dialogando, a un esfuerzo de entendimiento, que tiene que ir mucho más allá de mayorías débiles y circunstanciales.
¿Cómo ve la gobernabilidad futura del país, considerando el debate sobre la Nueva Constitución?
Espero que no nos equivoquemos mucho, la discusión de una nueva Constitución encontrará muchos ánimos crispados, lo que no es el mejor escenario; por ello, el diálogo será primordial, porque un país no debe discutir su constitución cada período, o en función de períodos de muchas agitación social.
Con todo, es alentador el interés que este proceso ha despertado en los ciudadanos. A ello hay que responder con humildad e inteligencia.
¿Y el rol de la DC?
Es probable que, por un tiempo importante, los partidos políticos sean las instituciones más afectadas con el descontento popular, y con una buena dosis de razón. Es evidente que ellos se descuidaron de su rol fundamental, que tiene que ver con una adecuada lectura de una realidad que se movía mucho más ansiosa que lo que sus dirigente supieron observar o, tal vez peor aún, pese a advertir el descontento, no supieron rectificar a tiempo el rumbo de la conducción de la Nación.
La Democracia Cristiana no estuvo ni está ajena a esa contingencia y, al igual que todos deberá reconcursar, lo que le obligará, si quiere volver a tener una participación relevante en la conducción de los asuntos públicos, hacer un honesto esfuerzo de reconocimiento de las carencias que la igualaron con la falta de respuesta de todo el sistema de partidos.
Lo que logren entender la magnitud y las razones de fondo de la crisis, podrán levantarse pero, como siempre, los “partos sociales” hacen nacer nuevos movimientos e, incluso, tal vez partidos. Ello está por verse.
“La gestión de Piñera es patética y le está haciendo mal al país”
¿Cómo ve a la derecha en estos más de 60 días?
Claramente la sociedad chilena está caminando hacia un Chile distinto, más humano y más justo. Lamentablemente los sectores conservadores pretenden seguir bloqueando las reformas políticas, sociales y económicas que el país quiere, pero los chantajes de la UDI se van debilitando porque en una parte de la derecha hay también deseos de avanzar hacia un Chile menos desigual.
La UDI está quedándose sola, añorando su democracia protegida, amenazando a sus socios políticos y sólo le queda que recurrir al Tribunal Constitucional.
Pero hay una movilización social masiva que apoya las reformas y la nueva Constitución, pero ese movimiento requiere más articulación política y mayor capacidad de propuesta ante un gobierno que sigue groggy, errático y con alto rechazo ciudadano.

¿Algunos hablan que Piñera está absolutamente sólo?
La gestión política del Presidente Piñera es patética, siempre llega tarde y no asume que perdió toda credibilidad –incluso entre los que votaron por él en diciembre del 2017-. Esto le hace mal al país.
Es un gobierno que empieza a quedarse sólo, en que se van el director de la DIPRES, Subsecretario del Interior, Intendentes etc. y un largo etcétera de funcionarios que ven que este gobierno perdió prestigio y capacidad de gestión y prefieren irse para su casa.
Es patético su artículo del New York Times donde trata de subirse a la ola del movimiento y no logra entender que él mismo representa lo peor del modelo, sus abusos y desigualdades. Hay más de un 81% de chilenas y chilenos que rechaza su gobierno y sus propuestas de mercado que pretenden perpetuar unas agudas desigualdades que el país no quiere seguir viviendo.
El Presidente Piñera debiera asumir que su aprobación ciudadana quedó reducida al 11% y que no puede imponer su agenda.
¿Qué debiera hacer en los próximos meses?
Por el futuro democrático del país, este gobierno debiera limitarse a implementar lo que se acuerde transversalmente y no tratar de imponer su punto de vista minoritario, en realidad la visión UDI minoritaria y segregadora.
En materia política debiera respaldar la implementación del plebiscito de entrada con representación paritaria, con escaños propios para los pueblos originarios y con adecuada representación de los independientes y acoger la visión transversal que se expresó en la Cámara de Diputados.
Lo que corresponde en estos momentos de reformas sociales es que gobierno asuma el sentir mayoritario de la sociedad y se juegue por aquellos temas que cuentan con respaldo masivo de la ciudadanía.
Por ejemplo, es mayoritario el apoyo ciudadano a reponer el Voto Obligatorio –de nuevo sólo se resta la UDI- y en la consulta local del pasado 15 de diciembre un 86% respaldó la propuesta del Voto Obligatorio, entonces un gobierno que quiere ayudar a transformar esta crisis en una oportunidad de desarrollo democrático debiera acelerar la tramitación de este proyecto de ley para que sea ley desde 2020 y así tengamos una democracia más representativa y más legitimada.
¿Las encuestas dicen que Piñera perdió toda credibilidad?
Pero eso es lo que rechaza la ciudadanía. La misma encuesta de La Moneda señala que el 70% calificó de malos o muy malos sus anuncios de la agenda anticorrupción.
Es un Presidente de la República que perdió toda credibilidad ciudadana y eso no se recupera con cadenas televisivas, ni con artículos en el New York Times.
Incluso hay una estampida de altos funcionarios del gobierno que “por motivos personales” están huyendo del gobierno. Nunca un director de DIPRES había renunciado a la mitad del gobierno para irse a sus actividades personales, eso solo refleja que Piñera se está quedando sólo y abandonado porque nadie eleva su prestigio estando en un gobierno tan malo.
¿Y en materia de Agenda Social cuál es su balance de los anuncios de Piñera?
La situación de desigualdad social no se resuelve con Bonos por una sola vez, aunque el gasto fiscal llegue a US$ 210,0 millones, ni con reajustes salariales que sólo permiten recuperar el IPC anual al 85% de los funcionarios públicos, ni con bonos salariales para tener una remuneración mensual de $300.000 se requieren reformas sociales estructurales, un nuevo sistema tributario que recaude más desde las rentas del capital y eso lo tiene claro la ciudadanía pero presidente Piñera insiste en “su agenda social” que es puro humo por una sola vez.
La gente quiere mejorar su calidad de vida de modo permanente, especialmente en pensiones y salud.

El sistema de pensiones es la reforma social prioritaria...
Lo urgente es modificar el sistema de pensiones para que los pensionados de clase media que reciben miserables pensiones de las AFP’s puedan tener mejores pensiones. Eso lo hemos dicho todo el año 2019 ante un proyecto de Piñera que postergaba para 40 años más el tener un aumento de las pensiones ya que sólo aumentaba la cotización previsional en 4,2% pero mantenía el sistema de ahorro individual vía AFP’s.
Se requiere ahora y no en 40 años más incrementar las pensiones vía la solidaridad intra e intergeneracional y que se financie con la mayor parte de la cotización previsional sea está 4% o 5%. Sólo con Solidaridad previsional podremos mejorar las actuales pensiones y se requerirá que la nueva cotización previsional financie estas mejores pensiones, especialmente de las mujeres que reciben pensiones entre $100.000 a $150.000 mensuales lo que no es aceptable para la mayoría del país.
Llamo a la derecha más democrática que avancemos hacia un nuevo sistema de pensiones mixto donde coexistan la solidaridad intra e intergeneracional –administrado por un ente público altamente profesionalizado- con el ahorro individual porque eso es lo que genera mejores pensiones ahora.
Es la hora de la unidad para exigir que gobierno presente indicaciones para cambiar sistema de pensiones, donde haya real solidaridad y esto permita mejorar las pensiones ahora y no en 40 años más.
¿Cómo deben contribuir los partidos políticos en esta etapa?
Los partidos políticos tenemos la responsabilidad ética de escuchar y representar a la ciudadanía –no solo a nuestros militantes- para avanzar hacia una mejor democracia. Creo que un gran ejemplo, nos han dado las mujeres en la Cámara de Diputados, donde ellas unidas lograron –después de muchas trabas y ninguneos- que hubiera un mecanismo de paridad para la Convención Constituyente.
Nunca los cambios sociales son fáciles, pero siendo un 51% del electorado no pueden seguir sub-representadas en el sistema político ni tampoco en la sociedad, pero ellas actuaron unidas y se lograron los 98 votos para esa reforma paritaria.
En otros ámbitos debemos construir esas alianzas transversales para superar las trabas que nos pondrá el conservadurismo. Lo mismo debemos hacer para que tengamos mayor recaudación fiscal proveniente de las rentas del capital; no puede seguir el Fisco gastándose 3% del PIB en exenciones tributarias hacia las rentas altas que ya no se justifican.
El barco hay que moverlo hacia aguas más justas y eso se puede lograr si construimos mayorías en el Parlamento y en la Sociedad y a ese rol contribuimos como diputados DC en estas semanas.
¿La participación ciudadana es vital para la nueva Constitución?
Yo soy optimista sobre el futuro del país. Veo un país que quiere mejores derechos sociales, pero también más libertades y desarrollo; el desafío para la élite política es ser capaz de leer el nuevo Chile y abrir espacio a la participación ciudadana, a las mujeres, a los independientes para que por la vía de los acuerdos transversales logremos esa mejor democracia con desarrollo económico.
A los que tienen miedo a la participación ciudadana los invito a dialogar con este nuevo Chile. En materia económica hay fuerte consenso de que debemos ser una economía más diversificada, con más valor agregado, que eso requiere una educación de calidad y más inversión en Innovación y Ciencias –no podemos seguir sólo invirtiendo un 0,4% del PIB en esta área clave del país-. Y esa tarea requiere alianzas entre sector público, Universidades, actores privados, sindicatos o sea el país es la construcción de todas y todos y no sólo de un club chico que se ponía de acuerdo entre unos pocos.