“No es posible que existan zonas sin luz, alcantarillado y otros servicios básicos (…) que se deba pasar a Tacna a atenderse en especialidades médicas, sin espera, que tengamos una zona franca industrial que pertenece a otra región cuando está en Arica o que existan zonas abandonadas como el borde costero, la maestranza o el ferrocarril”, asegura.
Insulza a Cambio21: “La frontera no se defiende solo con militares sino que con desarrollo”
Por Mario López M.
El abogado, académico, exministro en tres carteras durante dos gobiernos, canciller, Secretario General de la OEA y ahora candidato al Senado por Arica y Parinacota José Miguel Insulza, se muestra feliz de residir en la zona que destaca como una de las más lindas de Chile, pero se lamenta de su abandono y falta de apoyo con políticas públicas que desarrollen la región, pero también que eleven la calidad de vida de la gente.
Confía que un crecimiento sostenido volverá a transformar Arica en la zona importante que nunca debió dejar de ser. Potenciar la agricultura, el turismo, mejorar los servicios portuarios, aprovechar la aplicación de los beneficios del plan de desarrollo de zonas extremas e incluso transformar la región en una ciudad universitaria y de investigación científica son los pilares para lograrlo, asegura.
-¿Cómo lo tratan en Arica y Parinacota, se siente en casa o es un “afuerino” como dicen algunos.
-A mí me va bien y no me siento afuerino, son los más carentes de argumentos los que siempre lo dicen. Me gusta Arica, lo paso bien aquí, es un lindo lugar donde vivir.
-La zona que aspira representar es una de las más sensibles en el tema de relación con dos países limítrofes con los que han existido controversias que incluso han llegado a La Haya. ¿Cerramos fronteras como afirma un presidenciable o buscamos integración?
-Tenemos una amplia frontera con Perú al norte y con Bolivia al este de la región. Es una locura total pensar en cerrar fronteras. Todos los días van y vienen 300 camiones con carga boliviana que sale por el puerto de Arica y lo que ese señor quiere es bloquear eso; sería una estupidez y además es algo que los organismos internacionales no lo aceptarían. El que habla aquello es el candidato de lo que Vargas Llosa llamó “la derecha cavernaria”.
-Igualmente es una zona sensible en el tema inmigración, que algunos mezclan con el tema delincuencia. ¿Es tan así?
-Efectivamente tanto en Arica como en otras regiones del país se ha recibido gran parte de la migración que está llegando a Chile. En Arica existe un poco más de tradición migratoria, hay mucha gente que proviene de los países vecinos. Eso hizo que no fuera tan fuerte el impacto acá.
Hay quienes han tendido a identificar la migración con el tema de la delincuencia, cosa que no está demostrada en las cifras. Yo creo que es un error el mezclarla, porque si hoy usted mira las tasas de delitos cometidos por inmigrantes en todos los países son parejos con las tasas de delincuencia habitual, incluso menor.
En lo que hay que tener cuidado es en extremar la idea de que esto es un daño para el país que hay que controlar. El punto de vista tiene que ser que la migración es necesaria y útil en este país, un país que todavía tiene las tasas de migrantes más bajas de América. Son muchos más los chilenos que viven en el exterior que los extranjeros que viven en Chile.
-Otro problema no menor lo representa el tener una zona franca industrial “a medias”, porque dependen de Iquique. ¿Cómo se resuelve el problema?
-Es un recinto de la zona franca de Iquique que está en Arica. Eso es un resabio de cuando éramos una sola región. Ahora que somos dos, esa zona que se denomina zona franca industrial le corresponde a Arica y Parinacota, está en la región XV y no en la región Primera. Es imprescindible primero resolverlo con la Zofri y, si es necesario, dictar luego una ley; habrá que hacerlo, pero no se puede seguir pretendiendo tener una zona franca en la región del lado.
Además esa zona franca prácticamente no funciona. Cualquier proyecto que se trate de implementar y que resulte competitivo con la Zofri, ellos lo rechazan.
-La cuestionada Ley de Pesca es una realidad con la que deben lidiar los pescadores artesanales de la región. ¿Qué opina que debe hacerse con ella?
-Desde luego soy partidario de cambiar la Ley de Pesca, no de “anularla”, porque se crearía un problema constitucional que demoraría el proceso innecesariamente; no existe la “anulación” de las leyes. La nueva ley debe equiparar y mejorar las condiciones de los pescadores artesanales que acá en la zona han tenido periodos bastante dramáticos para la pesca artesanal, sobre todo que tienen cuotas tan bajas de pesca.
- Arica por decenios ha sido considerada la hija pobre de la Patria. ¿Cómo revertir eso?
-Lo que usted dice es cierto a partir del comienzo de los años 70, con la dictadura militar. Hasta entonces Arica era la ciudad más fuerte de toda la región. La zona franca de Arica, sobre todo la Junta de Adelanto de Arica, la hacían algo muy distinto. Ese periodo tenía que ver con el modelo productivo de desarrollo que funcionaba, con la relación abierta con los países vecinos y que la mayor parte de las decisiones que tenían que ver con Arica se tomaban aquí, en Arica, con la llamada Junta de Adelanto.
No podemos “revivir” esas condiciones, pero sí podemos crearlas, tener mucha más autonomía, tener un modelo de desarrollo basado en la agricultura y el turismo y, sobre todo, con el apoyo del gobierno central a las zonas extremas, donde hay un plan acerca de eso, y el desarrollo del puerto y sus servicios. Turismo, agricultura, potenciar los servicios portuarios y el plan de desarrollo de las zonas extremas debieran ser cuatro pilares que ayuden a crear una economía fuerte en Arica.
Pero como usted dice, éramos los más pobres, a pesar de que existen otras regiones con un nivel de pobreza algo mayor y de desarrollo menor, y eso porque nosotros hemos tenido inversión externa los últimos años gracias al plan de inversión de zonas extremas.
-Históricamente se ha visto a esa zona como estratégica militarmente y se ha priorizado en mantener importantes dotaciones de FFAA para resguardar las fronteras. Sin embargo en los tiempos que corren pareciera ser, geopolíticamente hablando, más importante transformar la región en un polo de desarrollo…
-Es interesante geopolíticamente lo que usted dice (se apresura en contestar). Hay un señor que todavía dice que hay que crear una “zona especial” en Arica, como fue Isla de Pascua o Juan Fernández, pero lo gracioso es que Juan Fernández tiene 630 habitantes e Isla de Pascua está a más de tres mil kilómetros de la costa y tiene como cuatro mil habitantes.
Esta es una región inserta “en” Chile, la primera al norte del país y por lo tanto debe ser tratada como región. Todo lo que se pide es eso, que sea un trato de respeto a esta región y a sus propios planes de desarrollo.
Y lo que usted dice sobre la militarización de la zona, es cierto, se pueden poner militares en la frontera, pero si pone desarrollo, mucho mejor. No puede ser que un asentamiento a diez kilómetros de la frontera con Perú no tenga ni agua ni alcantarillado y no estamos hablando de zonas pobres, pues la gente que trabaja allí, que atiende los campings, etc., tiene condiciones para un mucho mejor desarrollo, pero no cuenta todavía con algunos servicios básicos que son fundamentales.
Cómo hacemos frontera segura, fuerte, si la gente que vive ahí vive más mal que la que vive al otro lado del límite. Si usted va a Visviri, por ejemplo, allí hay luz algunas horas al día. Charaña, que es el pueblo boliviano que está al frente, la tiene el día entero y Bolivia es menos desarrollado que Chile, cómo se entiende eso. Preocuparse de las fronteras no es solo poner soldados, aunque sin duda las FFAA juegan un papel importante, pero para tener una región fuerte tenemos que tener más desarrollo, al menos uno equivalente al que tiene el resto del país.
-¿Cómo ve que se pueda potenciar la zona?
-Aquí, por ejemplo, no se ha aprovechado la mejor playa de Chile, no existe una planificación como en otros países de América en que hay resort, hoteles, restoranes de buen nivel. Eso aquí no se ha hecho. Acá hay que tener una zona franca turística que fomente sustantivamente el turismo orientado a la instalación de las grandes cadenas en esta región. Eso se puede hacer, es cuestión de tener la voluntad política de hacerlo.
Además esta es la zona más fértil de todo el norte grande, a pesar de que tiene poca agua, a pesar de que ese recurso existe en distintos lugares; hay un tranque en marcha, el agua del río Lauca que no aprovechamos todo lo que corresponde, etc. Si se quiere una zona turística, se tiene necesariamente que planificar esa zona, dotarla de agua, luz, alcantarillado y luego los inversores turísticos van a llegar, porque es un lugar demasiado hermoso como para desperdiciarlo.
-¿Es viable según usted transformar a Arica en una ciudad “universitaria”, donde la diversidad de oferta en educación superior que existe en el país pueda alcanzar también a los países limítrofes?
-Podría serlo a partir de la Universidad de Tarapacá, que tuviera su sede central en Arica, porque ella fue expresión de los años dorados de Arica e incluso en los años siguientes.
Acá vienen a estudiar no solo desde otros países sino que además desde el mismo país mucha gente elige esta como una de las dos primeras opciones regionales para estudiar. Podríamos crear aquí un polo de desarrollo científico, de conocimiento, mucho mayor de lo que existe y la universidad está preparada para eso, con profesores de excelencia, con postgrados etc., con capacidad de investigación de alto nivel. Eso también podría ser parte del rostro de Arica. Pero se requiere de un esfuerzo estatal.
-¿Qué sucede en materia de salud en la zona?
-No puede ser que en esa materia, por ejemplo, la gente tenga que cruzar la frontera para atenderse con especialistas en el Hospital de la Solidaridad, donde la atención es más rápida y no hay la espera que existe en Arica. Nosotros nunca dimos las condiciones para que ese hospital funcionara aquí, a pesar de que así estaba pensado en un principio.
-Hay mucho por hacer, parece
-Hay problemas importantes. El mismo tema del puerto, inserto en el medio de la ciudad. Uno sueña con un puerto al cual lleguen cruceros, exista una zona decente y exclusiva dedicada a los pescadores, otra destinada a paseos en el borde costero, pero sin perder de vista que esta es una zona de puerto de carga también, por lo que habría que definir si este pudiera ser trasladado y eso no es fácil. Aquí se habla mucho del “megapuerto”; qué megapuerto vamos a hacer si no tenemos ni tres millones de toneladas al año frente a puertos como San Antonio, que tienen 17 o 18 millones. Solo se puede hacer si el Estado interviene y apoya el desarrollo del puerto de Arica.
Soy partidario de una política más fuerte respecto de las cargas que están depositadas en el puerto, que está lleno de carga boliviana esperando ser exportada en virtud de los acuerdos que tenemos. Puede estar detenida hasta tres meses cuando va saliendo y hasta un año cuando va entrando y eso ocupa mucho espacio. Los puertos modernos operan con un puerto seco, una zona de extensión grande donde las cargas puedan ser depositadas ahí y liberar el puerto.
Hay que recuperar la calidad del casco urbano, recuperar una cantidad de espacio muy valioso que está ahí. Hay cosas que fueron y ya no son, como la zona de los ferrocarriles, la maestranza, etc., eso hay que recuperarlo también.
-Para terminar lo cambio de tema. ¿Piñera tiene la carrera ganada, según usted, o todavía las fuerzas de centroizquierda tienen algo que decir?
-Estamos frente a un desafío para la centroizquierda, hay que enfrentarlo de una manera más unida. Es claro que va a haber una segunda vuelta y es claro que va a ser entre él y el candidato o candidata de la centroizquierda, pero si lo enfrentamos desunidos y sin acuerdos básicos sobre programa y acciones comunes, nos van a volver a ganar o más bien vamos a perder nosotros.
Ellos no nos ganan, somos nosotros los que perdemos por nuestras divisiones, titubeos, dudas y nuestro afán de pelearnos entre nosotros. Una buena democracia se construye con propuestas y nosotros tenemos el material suficiente para construir una nueva y sólida propuesta nacional, pero nos hemos dejado llevar demasiado por la inmediatez, por la necesidad de ganar rápido. Lo correcto es ganar con propuestas de altura.