Por María Kovacz
Una dura noticia recibió el célebre sacerdote diocesano chileno, luego que los médicos le diagnosticaran que padece un cáncer linfático que comenzó a combatir mediante un tratamiento en la Clínica UC.
El padre Mariano Puga, más conocido como el "cura obrero o cura de los pobres", recibió la noticia de que el Ministerio de Bienes Nacionales le entregó el título de dominio de una de sus casas.
Se trata de un lugar en el que habitualmente realiza actividades con sus comunidades. Sin embargo, ya anunció que no se quedará con la vivienda que se le concedió en el marco del programa “Chile Propietario”.
Esto porque el religioso decidió que sea para que sus feligreses realicen sus actividades parroquiales. Otras viviendas a su nombre también podrían regularizarse
Esta no será la única propiedad que regularizará el Ministerio de Bienes Nacionales para el sacerdote, ya que están en carpeta todas las casas que alguna vez fueron donadas.
Viviendas que el "cura obrero" dejará para sus feligreses, quienes tienen la responsabilidad de continuar con su legado.
La enfermedad que aqueja a Puga
Sin embargo, otra de las noticias que recibió no fue muy buena para el célebre sacerdote, quien hace unos meses recibió la dura noticia que padece cáncer linfático el que comenzó a combatir mediante un tratamiento en la Clínica UC. Le encontraron nódulos en las axilas, detrás del estómago y en la vesícula (según señaló él mismo en Misa).
Aunque fue el propio Puga quien por medio de un video compartido en redes sociales confirmó que se sometería a una biopsia para determinar su estado de salud.
Por medio del registro, Puga además hizo un sentido llamado a sus seguidores: "Les quiero agradecer, no sólo ante ustedes sino que también ante Jesús de Nazareth, este maestro mío que ha movido toda mi vida y al que le pido que mueva también la vida de ustedes. Lo único que vale en la vida, chiquillos, es Jesús y tratar de vivir entre nosotros y con los demás, y con lo más pobres, como nos enseñó a vivir Jesús, especialmente en esta Cuaresma".
Puga se desempeñó como párroco de La Legua, fue el creador de la Parroquia Universitaria (para que estudiantes pudieran asistir a Misa) y uno de los religiosos más recordados entre los defensores de los Derechos Humanos durante la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.
Debido a su rol activo en contra del régimen, en junio de 1974 fue capturado y detenido mientras trabajaba y luego conducido a los centros de tortura de Villa Grimaldi y Tres Álamos.
Hace dos años reconoció haberse alejado de los medios de comunicación y por ende negarse a dar entrevistas personales.

La anti-entrevista
“Estoy anti periodistas”, reconoció en conversación con Cambio21, agregando que “ya con la cantidad de entrevistas, necesito un año de descanso por favor. Todas las semanas llamándome alguien”.
Es que usted es un ícono de la iglesia católica, le digo
“Más bien estoy bien iconizado. A mí me parió Mariano y Elena, y viví en una familia de la aristocracia de Chile, y con privilegios de las familias de Chile. Y me fui a vivir entre los pobres a los 24 años, a las pobrezas más grandes, y ahí tuve una segunda parida, cuando me tomaban preso, que las torturas que los desaparecidos, que la pobreza, que la lucha”, nos dice.
“Y después está la iglesia que hablan del Mariano, en ese entonces a mí me parió otro, porque me da una instancia de mal agradecimiento de los que me han parido, porque siempre me entrevistan a mí y no a los pobres que me parieron”, reitera.
“Hace dos años atrás dije se acabaron las entrevistas personales, que entrevisten a la gente que ha parido a Mariano Puga para la gente”, señala.
“Cuando fueron mis 60 años de cura se juntaron 1.200 personas habían familiares, de las comunidades de la Legua de las comunidades mapuches, víctimas de la dictadura y de abusos sexuales de todos los sectores, y les dije a los periodistas que no iba aceptar entrevistas y no vino nadie de los medios”.
“Me parece clasismo, cuando cae Renato Poblete, entrevistan a los jesuitas, cuando hablan del Mariano me entrevistan, pero cuando se habla del pueblo nadie lo entrevista” señala.
Los inicios del cura obrero
Mariano Puga nació en el Cité Concha y Toro, pleno centro de Santiago, donde se crio junto a seis hermanos en el seno de una familia tradicional republicana y aristocrática.
Su padre, Mariano Puga Vega, fue un ilustre parlamentario, católico liberal y ex embajador en Estados Unidos, mientras su madre, Elena Concha Subercaseaux, estaba emparentada directamente con los dueños de Viña Concha y Toro.
Realizó sus estudios primarios y parte de los secundarios en Londres, donde se había establecido temporalmente su familia. Al regresar a Chile asistió al exclusivo Colegio Grange y continuó en la Escuela Militar, para finalmente cursar estudios superiores en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde abandonó la carrera de Arquitectura para seguir su vocación religiosa.
La vocación de Puga afloró mientras estudiaba Arquitectura, cuando un trabajo relacionado con vivienda social lo condujo a él y algunos compañeros al humilde campamento de San Manuel (comuna de San Joaquín), en la ribera del Zanjón de la Aguada, donde entró en contacto con la extrema pobreza.
Tras un voluntariado permanente ayudando a los pobres, finalmente optó por abandonar sus estudios universitarios para ingresar al Seminario Diocesano, donde fue ordenado sacerdote en 1959 y enviado a París ese mismo año, para estudiar liturgia.
Desde ahí continúa estudios en Italia y Bélgica, obteniendo el grado de Doctor en Teología Moral, lo que le permitiría impartir cátedra teológica en la Universidad Católica de Chile.
A fines de 1972 abandona el Seminario para trasladarse a Chuquicamata, donde trabaja como cura obrero en empresas subcontratistas, siendo testigo en carne propia de la explotación laboral. Por esa época su fidelidad extrema a la doctrina del Evangelio y adhesión al “movimiento cristianos por el Socialismo “generó múltiples controversia
En 1973 acudió a prestar asistencia espiritual para detenidos en el Estadio Nacional, pero fue rechazado por soldados de guardia en el recinto.
Posteriormente llega como nuevo sacerdote a la Villa Francia -comuna de Estación Central en Santiago- en calidad de pioneta de la fábrica de casas Corvi, empresa que sería clausurada tras el Golpe Militar. La cesantía lo llevó a ofrecer servicios como pintor de obra gruesa para capillas, colegios y ferreterías de la capital.

Su vida en dictadura
En junio de 1974 fue capturado mientras trabajaba y conducido a Villa Grimaldi y a Tres Álamos, episodio que recordaría como la peor de las siete detenciones a que fue sometido en dictadura.
A mediados de los 80 tuvo audiencia con el general Augusto Pinochet, a quien enrostró la situación de Derechos Humanos que afectaba a opositores políticos.
Luego de un breve exilio a Perú, retornó a Chile para integrarse a la Bolsa de Cesantes con que la Vicaría de la Solidaridad buscó aliviar la crisis laboral y económica de los 80.
En 1987 participó en la visita a Chile del Papa Juan Pablo II, donde intentó contener los disturbios ocurridos durante la misa que el Sumo Pontífice ofició en el Parque O'Higgins.
Por espacio de 12 años (1980-1992) trabajó en Pudahuel para posteriormente migrar a la población La Legua, donde permaneció y ejerció activamente la organización social hasta 2002.
Tras el regreso a la democracia Puga se hizo misionero en la Región de Los Lagos, específicamente en la localidad de Colo (isla de Chiloé), donde continuó su labor pastoral. Posteriormente vuelve a establecerse en Villa Francia.
En 2009 es condecorado con el premio "Héroe de la Paz", que anualmente otorga la Universidad Alberto Hurtado. La ceremonia, efectuada en dependencias del Congreso Nacional, fue encabezada por la entonces Presidenta, Michelle Bachelet.
En 2016 asistió a la misa donde 10 prisioneros de la cárcel de Punta Peuco pidieron simbólicamente perdón por crímenes cometidos durante la dictadura. A pesar de recibir fuertes críticas por tomar parte en esta actividad, Puga afirmó: «no puede haber perdón si no hay reparación, aporte a la justicia y aporte de la información que ellos manejan y no han planteado a los Tribunales».
En 2018 se unió a manifestantes que protestaban contra el Obispo de Osorno, Juan Barros (acusado de encubrir abusos sexuales del ex párroco Fernando Karadima Fariña), durante la visita del Papa Francisco a Chile.
En 2019 abandona Villa Francia y viaja al Encuentro Mundial por la Fraternidad, celebrado en Filipinas. De regreso en Chile, comienza en abril del mismo año el tratamiento contra el cáncer linfático que lo aqueja.