Los resultados de las elecciones en Chile tienen un claro mensaje: adiós a la Constitución de Augusto Pinochet. A partir de ahora, la Convención Constituyente tiene mucho trabajo ante sí.
El diario Süddeutsche Zeitung resalta, por un lado, la victoria de Irací Hassler en la comuna de Santiago y, por otro lado, lo que puede significar el cambio de rumbo político para el futuro del país:
"Irací Hassler se convirtió en la nueva alcaldesa de la comuna de Santiago. Ahora se habla de "terremoto político", porque, oficialmente, Santiago es solo una parte de la capital chilena, del mismo nombre, donde apenas viven más de 400.000 personas. Pero, al mismo tiempo, aquí también se encuentran la sede del Gobierno, la bolsa de valores, importantes universidades, bibliotecas y museos. Santiago es el centro político y cultural del país, y casi siempre ha sido gobernado por hombres conservadores y de edad avanzada. Pero eso se acabó ahora. Irací Hassler no es solo una mujer, sino que tiene 30 años y además es comunista. El éxito electoral la convirtió no solo en alcaldesa, sino también en símbolo de un cambio político y generacional, que podría cambiar no solo a Santiago, sino a todo el país (…)”.
"Para el Gobierno del presidente conservador y empresario multimillonario Sebastián Piñera, todo esto es un shock. La bolsa de valores chilena colapsó por el gran miedo al fin de las políticas favorables a la economía, pero también por el gran asombro por el resultado de las elecciones. El ejemplo de Irací Hassler por sí solo demuestra que su victoria es extraordinaria, pero al mismo tiempo nada sorprendente. A los 30 años, Hassler tiene solo la mitad de edad que la mayoría de sus predecesores en el cargo. Así y todo no es una principiante en el mundo de la política (…)”.
"Irací Hassler también lo dejó claro inmediatamente después de su elección: quiere cambiar Santiago, pero también todo el país junto con sus aliados, dijo. Podrían tener la oportunidad en unos meses: Chile elegirá un nuevo presidente en noviembre”.
Resutados históricos
El Frankfurter Allgemeiner Zeitung destaca la hetereogenidad de la Convención Constituyente y lo que esto puede suponer para la elaboración de la nueva Constitución:
"El fin de semana pasado pasará a la historia del país. Queda por ver cómo continúa esta historia en los próximos meses. La claridad del buen resultado de los candidatos independientes sorprende a muchos, ya que la mayoría de los candidatos tenía fondos comparativamente limitados para la campaña electoral. El resultado de las elecciones se interpreta como un castigo para los partidos políticos tradicionales, especialmente las fuerzas conservadoras. Ni el Gobierno ni los partidos tradicionales respondieron adecuadamente a las demandas y deseos de la ciudadanía (…).”
"Por primera vez, los escaños se dividirán a partes iguales entre mujeres y hombres, lo que es casi revolucionario en la política fuertemente dominada por los hombres en Chile. Los pueblos indígenas reconocidos de Chile también están representados en la Convención. Se espera que la primera reunión de la Convención tenga lugar a finales de junio. Los observadores señalan que la formación tan heterogénea podría generar problemas de coordinación y dificultar la elaboración de una nueva y sólida Constitución. El proceso también está vinculado a generar grandes esperanzas, lo que conlleva el riesgo de provocar decepciones. Al mismo tiempo, ahora despierta incertidumbre, sobre todo desde el punto de vista económico".
Los resultados electorales supusieron un batacazo para los partidos conservadores chilenos y para el presidente, Sebastián Piñera.
Acabar con la desigualdad
Por su parte, el diario suizo Neue Zürcher Zeitung analiza los motivos que llevaron hasta las elecciones para elegir la Convención Constituyente:
"El resultado del domingo podría tener importantes consecuencias para el orden político y social de Chile a medio plazo. Es probable que el fin del modelo chileno, (alabado) por los defensores de la economía de mercado y de un pequeño Estado, que ha sido repetidamente presentado como modelo para América Latina, influya en el discurso político-estatal mucho más allá de la nación andina.
La Constitución todavía vigente de 1980, redactada durante la dictadura del general Augusto Pinochet, otorga al Estado, en comparación internacional, un papel subordinado de los servicios a la población. El modelo de Pinochet supuso para Chile el crecimiento inusualmente fuerte del PIB, con un promedio de alrededor del 5 por ciento anual durante unos treinta años. Así, el país avanzó claramente hacia el "mejor de la clase" en la región.
Sin embargo, no fue posible reducir sustancialmente la alta desigualdad de ingresos, presente en América Latina. Incluso los Gobiernos elegidos democráticamente después de 1990 no lo lograron (…). Precisamente esta desigualdad fue motivo decisivo del malestar que sacudió a Chile a partir de octubre de 2019 y que finalmente desembocó en la elección de la Convención Constituyente”.