En conversación con Cambio21, la simpática “Tía Yoli” metió los pies en el barro para hablar de Piñera, Guillier y Sánchez. La segunda vuelta es inminente y el futuro de Chile depende del litio. De lentejas, gajos de uva y calzones amarillos hablamos en diciembre.
¡Qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien! Yolanda Sultana anticipa desenlace de la primera vuelta
Por Luis Casanova R.
Terminamos tomando once con Yolanda Sultana. En su nueva consulta de José Domingo Cañas 386, comuna de Ñuñoa, la popular astróloga abrió su corazón para hablar de su tierna infancia y el don que la cambió la vida para siempre.
No siendo política nos entregó una opinión clara sobre la próxima elección presidencial. Nos hace entender que se vienen tiempos agitados, pero sin cambios concretos en la administración del poder.
A buen entendedor pocas palabras… o muchas después de tarde llena de parabienes, visiones y deseos de un mundo mejor.
“Es difícil ser yo”
- ¿Cómo recibió la primavera a la Tía Yoli?
- Te agradezco que me lo preguntes, porque pocas personas preguntan eso. Yo, a mis 78 años (voy pa’ los 79), lo único que no puedo hacer es bailar. Estaba recogiendo unos frascos en la calle y justo pasó un auto y al moverme me azoté las rodillas con el piso. Igual ando para todas partes. Adivina viejo: fui invitada al Copihue de Oro (premio de popularidad que entrega el diario La Cuarta). Así que con mucha honradez, humildad y criterio me pondré el vestido largo con un bastón. Eso dice que estoy bien, contenta, me cambié de casa, aunque perdí mucha, pero mucha, mucha, mucha plata, más de 300 millones de pesos.
- Chuta, ¿por qué?
- Me aconsejaron que no vendiera mi casa de Alameda 4308 (anterior consulta y vivienda personal). Me dieron 500 millones, quedé debiendo 4 y no me quedé con ningún pero en el bolsillo. Igual me compré una casa en Eduardo Castillo Velasco (Ñuñoa) y me llevé mis mismos muebles y cosas para allá. Pero como soy una mujer futurista, dije que la plata en el banco nunca iba a subir, pero las casas sí.
- Le achuntó.
- ¡Sí pueh!… pero tú me preguntabas por mi vida. Tengo una hija que se llama María Soledad, que me peina y me arregla cuando voy a la televisión, a la radio y a los diarios. ¿Quieres que te diga algo? Estoy emocionada, porque la prensa me trata muy bien, ¡pero yo no pido las entrevistas eh! Son ellos, ustedes, los que me buscan para entrevistarme. Yo no ando detrás de los periodistas, los periodistas vienen a mí.
- ¿Qué le parece el contacto directo que tiene con la gente a través de Twitter y que muchas personas se sientan con el derecho de tratarla mal o de dudar de su trabajo?
- El chileno, mijito lindo, y perdóname que te lo diga, tiene la costumbre de hablar más de la cuenta. Tienen el criterio muy ordinario, porque no dicen: “yo alabo y quiero a esta mujer, que educó a treinta y tantos niños y les dio hospitalización, sillas de ruedas, bastones ortopédicos y millones de cunas”. Y eso lo saben los periodistas. Por eso me siento honrada. Así que el que me pele a mí, que mejor tome una escobilla y una pasta de dientes, porque lo que he hecho yo, que me quiere la juventud de Arica a Puerto Williams, es impagable.
- ¿La reconocen en la calle?
- ¡Uh! Salgamos un día los dos… no vas a poder andar conmigo. “¡Tía Yoli, tía Yoli!”, me gritan. Todos me abrazan.
Mujer sencilla
- ¿En qué momento se dio cuenta de que podía ver más allá que los simples mortales?
- Una machi de Boroa (región de La Araucanía) le dijo a mi madre María: “esta será mi nieta (en ese tiempo no había ecografías) y será rubia, amada y también la pelarán (ríe). Veo aplausos para ella y no sé si será un personaje grande”. Ella murió (hace un ruido) y yo nací dando un grito. Y resulta que yo, desde chiquitita y cuando recién comenzaba a balbucear, les decía a mis tíos: “se le perdió la billetera”. O hablaba las cosas que venían.
- Así llegó a su juventud.
- Y yo creía que estaba trastornada y sufría. Y sabes por qué mijito querido, porque es difícil ser Yolanda Sultana. Yo estoy donde está la necesidad. Estoy con la gente rica y pobre. Tú ves a la mujer sencilla, con delantal, con zapatillas, chascona y nunca se me fueron los humos a la cabeza, ni por la fama ni por el cariño. Uno es como es no más y no se debe cambiar.
- ¿Cuándo se le ocurrió el “¡Qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien!”?
- Cuando era niña, que vivía en Pucón y el año ’50 nos tuvimos que ir a Curarrehue porque se nos quemó la casa, yo decía a cada rato (entona una melodía): “¡Qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien, qué nos vaiga bien!”… esa era una forma de hablar, porque era sureña. Fíjate que abría la puerta y yo decía: “¡chiquillos, qué les vaiga bien, qué les vaiga bien!”. No me daba cuenta que mis deseos hacían mejorar a la gente cuando les deseaba que les vaya bien en dinero, salud y amor en os abrazos de Año Nuevo el 31 de diciembre. Te adelanto que voy a hacer una canción para que a todos nos vaiga bien (ríe).
“Chile electrónico”
- Gracioso el video con Jorge Alís (comediante argentino).
- Sí. Él me vino a entrevistar y se rió harto conmigo. Le mando un beso a él porque me tiene en hartos videos.
- En otro video, que algunos medios tildaron de “delirante”, le dio el apoyo a la candidata presidencial del Frente Amplio, Beatriz Sánchez. ¿Qué la motivó a meterse en política?
- Yo a ella la vi (en las cartas), pero mayormente no la conozco. Siento un gran afecto por ella. Tiene ideas nuevas, quiere hacer cosas distintas, plantea educar a la gente y dar trabajo, pero no ese trabajo de caminos o puentes o que dure poco, sino que alcance para el pan de cada día. Quiere que en Chile estén las mejores universidades y que nos eduquemos para ser representantes de este país en el extranjero. Pero si no le dan el voto, ella no podrá abrir su carrera, porque como periodista -y te lo digo a ti también- sabe lo que va a pasar en el mundo entero y sabe dónde está la riqueza, la pobreza y la necesidad de Chile. Ella, como tú, quiere cambiar el futuro. Yo quiero que haya cambios.
- Y hablando del futuro, no le pido que tire las cartas, pero algo intuye que pasará en la próxima elección del 19 de noviembre.
- Mira, va a ser pesado. Realmente viene la segunda vuelta. Yo pido que voten por Beatriz Sánchez porque es mujer igual que la patria. Creo que se van a arrepentir si no le dan el voto.
- Pero adelante de ella están los favoritos, Sebastián Piñera y Alejandro Guillier. ¿Cómo los visualiza?
- Sí, pero yo lo único que pido de forma especial es que las votaciones sean honestas. Siempre hay juegos de parte de políticos que quieren hacer negocios. No digo mentiras. Es como Colo-Colo, todos quieren ser presidente de Colo-Colo o de los equipos grandes, Universidad de Chile y Universidad Católica. ¡Porque quieren los negocios poh! Piñera es un hombre gentil que ama estar en la cúspide porque es multimillonario. Y Guillier es un periodista de lujo y una persona que tiene mucho talento, pero que mayormente no ha ofrecido muchas cosas. (Manuel José) Ossandón también me gustaba. Pero para que lo sepa: yo no soy política, porque si fuera política, chiquillo querido, yo ya estaría en no sé qué parte, en otro lado.
- Sería la reina de un castillo.
- De castillo no. Sí tendría un puesto clave y muy grande.
- ¿Nunca se tentó?
- No, porque todos tienen espiraciones de algo grande. Y yo no soy ambiciosa. Yo oro mucho, me concentro mucho y estoy siempre meditando. Y creo que Chile es un país que es herméticamente cerrado. Quién da más plata en la Teletón es el más pobre. No el rico.
- ¿Para dónde va la micro de Chile?
- Aquí hay metales desconocidos. Existe un metal negro que sirve para hacer bombas y también para la salud. Es el litio. Maldita la hora que los mandatarios chilenos no tengan cabeza. Deberían hacer todo lo que sea posible en materia electrónica. Ahí sí que subiríamos a algo grande en la vida. El litio es algo penetrante hacia el futuro, pero deben aprovecharlo luego, si no nos va a pasar lo mismo que con el cobre. Entonces, falta gente que realmente sea especializada para trabajar. Habría que ir a buscar profesores para sacar gente experta en litio. Te recuerdo que antes yo dije que el futuro estaba en la madera y después en el fondo del mar. Y era verdad. Y ahora hablo del litio, que los chilenos debemos trabajarlo bien.
Por qué no te callas
- ¿Qué personaje público es el que más la ha impresionado por su imagen y lo que representa y transmite?
- Te lo digo bien claro: yo estado con reyes y presidentes, pero hay un hombre que quiero mucho. Por eso quiero mandarle mis más sinceras felicitaciones al director general de Investigaciones, Héctor Espinoza. A él yo lo admiro y lo conozco. Es un hombre de estudio que no por política llegó donde llegó. Imagínate que desde que está él ha levantado hartas piedras y ha encontrado cosas bien pesadas. Le quedan cuatro años. Oro por él en todo sentido. No saben lo que tienen aquí en Chile. Un hombre que trabaja en esa escalera es como ser un Presidente de la República.
- ¿Y del extranjero?
- Mira, vente para acá en Navidad y verás que yo envío y me envían tarjetas. Y de todo el mundo. Admiro mucho al rey de España (Juan Carlos), a su hijo, el príncipe Felipe, que está casada con una periodista (Leticia). Te cuento una cosa más: con el cambio de casa no sé dónde quedaron los cuadros, pero las tarjetas de gente de Alemania, Estados Unidos y Japón las coloco adelante. Y yo me pregunto si las chilenas recibirán una tarjeta de algún mandatario lejano. Creo que soy la única en Chile.