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Reportaje Cambio21: En el nuevo escenario educativo “Hay que aprender y desaprender…" dice experta en educación

La directora ejecutiva de CINDA, María José Lemaitre destacó los desafíos y metas que enfrenta el ámbito académico en un mundo donde la globalización y la multiculturalidad se imponen.
 
Lo que partió como globalización de la economía a fines del siglo pasado,  se ha ido incorporando en la vida de los países y sociedades, imponiendo un modo diferente de producir, comercializar, relacionarse y, por supuesto, enseñar y estudiar.
 
La movilidad de estudiantes y académicos y la investigación conjunta, son solo algunos de los aspectos que ha debido enfrentar el mundo de la educación superior. Sobre estos temas trató la ponencia presentada recientemente por la socióloga chilena María José Lemaitre, directora ejecutiva del Centro Interuniversitario de Desarrollo, CINDA, en la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá, Colombia.
 
Bajo el título “Crisis nacionales y la internacionalización de la educación superior”, la experta analizó cómo serán los sistemas de educación superior para el 2030, siempre desde un punto de vista iberoamericano.
 
Partió aclarando que cuando se habla de internacionalización, la gente suele tener en mente la movilidad pero que ella lo ve de otra perspectiva: internacionalización es un proceso intencionado,  que requiere de una decisión política y que abarca todas las dimensiones de la vida institucional. Es un medio para mejorar la calidad de la formación y la investigación, y no un fin en sí misma.

Entre los factores que influyen en la internacionalización, Lemaitre mencionó los cambios en el entorno geopolítico; el ciber espacio (que presentó como un nuevo territorio), y los distintos factores - conflictos internacionales, desastres naturales – que están en la base de los movimientos migratorios.

Sobre la fluidez geopolítica, dijo que “debemos apartarnos del enfoque tradicional eurocéntrico, anglosajón y aprender acerca de la cultura asiática, africana, del medio oriente y también de nuestra cultura latinoamericana y caribeña”.
 
“Respecto del ciberespacio – un nuevo territorio – debemos aprender sobre los riesgos y oportunidades de la virtualización, no sólo para la investigación, la enseñanza y el aprendizaje, sino también para el mundo en que vivimos; la economía, el transporte, la información y las comunicaciones, la política. Hay una nueva concepción del espacio y el tiempo”.
 
Las migraciones, por su parte, nos obligan a hacernos cargo de la diversidad cultural, de aceptar que hay distintas formas de ver y entender un mundo complejo, que es ancho pero que no debiera ser ajeno. 
 
También hay cambios importantes en la educación superior: “la diversificación de la demanda y de la oferta, la necesidad de desarrollar nuevas competencias, la transformación digital (…) obligan a revisar lo que se enseña (y que posiblemente no estará vigente en poco tiempo) y lo que o se enseña, pero que se hace cada vez más necesario”
 
La diversificación de la demanda y la oferta de educación superior exige repensar el currículo y las estrategias de enseñanza y aprendizaje para hacerse cargo de las necesidades de una población estudiantil amplia y diversa. Al mismo tiempo, es preciso tomarse en serio lo del aprendizaje a lo largo de la vida: diseñar y valorar diversas modalidades formativas, revisar la estructura de títulos y grados, buscar mecanismos de articulación entre instituciones.
 
Por otra parte, agregó, el nuevo escenario “requiere de nuevas competencias en que se desarrollen habilidades blandas y formación básica con énfasis en habilidades sociales, creatividad, manejo de conflictos, capacidad para tomar decisiones, aceptación del cambio y la incertidumbre, Hay que aprender a aprender y a desaprender - ¿cuánto de eso enseñamos en nuestras instituciones?”.
En cuanto a la transformación digital Lemaitre dijo que esta requiere capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología entendiéndolas como un cambio cultural y no solo metodológico.
 
Destacó, además, la importancia que tiene la movilidad, pero entendiéndola desde una perspectiva institucional y del aporte que con ella pueden hacer estudiantes y docentes. “La movilidad virtual es una alternativa, pero hay que tener claro que no es lo mismo que formación online. Se trata de una actividad colaborativa de grupos internacionales de docentes y estudiantes que interactúan y se comunican, que seleccionan temas relevantes desde una perspectiva multinacional o multicultural, que diseñan en conjunto contenidos y materiales de enseñanza aprendizaje y ofrecen titulación conjunta.
 
Partiendo de la base que “la internacionalización se facilita en contextos colaborativos donde haya intercambio de experiencias, de prácticas y aprendizaje compartido, así como proyectos conjuntos de intercambio de desarrollo curricular y doble titulación”, Lemaitre puso como ejemplo el PIU, programa de Intercambio Universitario  de CINDA destinado a estudiantes de pre y post grado, académicos y gestores universitarios de las 38 universidades de 15 países que forman parte de la red CINDA.
 
La idea, explica, es dar oportunidades de intercambio a estudiantes de pre y posgrado, desarrollar el intercambio entre académicos, tanto en docencia como en el campo de la investigación, la innovación y la transferencia tecnológica y generar oportunidades de cooperación y comunicación de buenas prácticas entre especialistas en el ámbito de la gestión universitaria.
 
De esta forma, explica, las universidades iberoamericanas están enfrentando los desafíos que impone en el siglo XXI, la “ausencia de fronteras” en el campo del conocimiento, la educación, la investigación y el desarrollo.