Por Mario López M.
La ciudadanía le está pasando la cuenta a tantas promesas y anuncios rimbombantes que no han podido materializarse. No han llegado más empleos y mejor pagados, tampoco se ha frenado la delincuencia y no existe control alguno sobre policías y militares.
El problema de La Moneda es creer que basta atacar al anterior gobierno para justificar los desaciertos cometidos hoy. Ya nadie les cree; tanto así, que la Presidenta Bachelet, sin estar en el día a día, supera al actual Mandatario en popularidad. No se puede construir un relato desde la negación.
Que este es el peor momento de la segunda administración Piñera, no cabe duda. No solo ha perdido en puntos porcentuales el apoyo que lo llevó a La Moneda, además ha perdido la credibilidad y el respeto ciudadano; incluso perdió el de sus propios subordinados, que no trepidan en mentirle o criticarlo abiertamente.
No vamos a validar las encuestas y en particular menos a la oficialista Cadem, pero cuando el río suena es que piedras trae, reza el dicho y, en este caso, las manifestaciones del desplome son evidentes y responden a mucho más que a un hecho aislado.
Piñera pierde la credibilidad
Uno de los atributos más sensibles para un gobernante es su credibilidad. Esa, Piñera la ha perdido con creces. Vea usted: Su caballo de batalla principal en las elecciones pasadas fue el empleo en sus dos dimensiones, “más y mejor”. Lo reiteró los primeros meses de gobierno hasta que las porfiadas cifras -muy manipuladas, por cierto-, hicieron imposible esconder la realidad: en nuestro país la cesantía aumentó considerablemente y el poder adquisitivo de las personas bajó de manera ostensible.
Cuando ya no quedó a nadie a quien echarle la culpa, dijo que el problema fue que los chilenos tenían exceso de expectativas. O sea, el problema no son los antecedentes duros económicos, sino que “reclaman de llenos”.
Basta recordar cómo se han manipulado las cifras del empleo, considerando “trabajador y no cesante” a una persona que realiza alguna gestión remunerada hasta de dos horas a la semana.
El economista Marco Kremerman, se encarga de demostrarlo: “El análisis de los datos señala que en Chile se está produciendo un fenómeno mundial, que es el subempleo, el cual corresponde a todas aquellas personas que trabajan en jornada parcial, que en Chile son menos de 30 horas e incluso pueden ser dos horas. Quieren trabajar más, están disponibles para trabajar más, pero la economía no les ofrece un trabajo por más horas. En Chile hoy son 696 mil personas, lo que representa el 55% del total de trabajadores de jornada parcial, el valor más alto de los países de la OCDE”
Pero no solo se trata de las supuestas altas expectativas que el propio Piñera creó antes de asumir, sino que además hay otras razones: “en vez de ir resolviendo los problemas (Piñera) provoca otros nuevos y eso ha ido creando un desencanto muy profundo. El gobierno tiene que entender que su receta inicial de responsabilizar de todo al gobierno anterior, de hacer muchos anuncios comunicacionalmente “vendedores”, pero sin sustancia, no sirve. Y si quiere sacar adelante su agenda legislativa a través del pirquineo de votos equivoca su estrategia, lo que nosotros le hemos dicho es que hablemos en serio”, dijo el presidente de la DC, el exdiputado Fuad Chahín.
La encuestadora Criteria lo explica así: “Paradójicamente, de acuerdo con las cifras económicas, los encuestados no sienten que el país esté creciendo ni que hayan mejorados las expectativas de encontrar mejores empleos”.
Las mentiras tras Catrillanca
No han sido las únicas “contradicciones” o falsedades que han rondado a Piñera y su administración. Lo del Comando Jungla es el corolario de toda la torpeza en el manejo político que un estadista no debe jamás cometer. Desde crear esta unidad de elite represiva y militarizar en extremo la zona, hasta negar su existencia y, cuando culpó a todos por haberlo “inventado”, terminó por reconocer su existencia, diciendo que había dispuesto “retirar al Gope y al Comando Jungla de la zona”.
Y ahí viene la nueva falacia, pues él ni su gobierno “ordenaron” el retiro, sino que fue un acto unilateral de Carabineros, que resolvió reubicarlos, esta vez en la parte sur de la Araucanía. Lo mismo operó respecto de la salida de altos oficiales de esa institución policial. El gobierno informó que había “llamado a retiro” a los generales Christian Franzani y Mauro Victtoriano cuando, mediante sendos comunicados de Carabineros, estos aseguraron que los generales “presentaron sus renuncias” y “el alto mando institucional las aceptó y luego se lo comunicó al gobierno”, lo que claramente es muy distinto.
Qué decir del bochorno asociado al fondo del asunto: el crimen del joven Camilo Catrillanca, a quien acusaron de delincuente, lo vincularon a un hecho delictual, aseguraron que fue un accidente en medio de un tiroteo, que un rebote de bala loca lo hirió, que no había cámara, que luego sí había, pero se destruyó la tarjeta de memoria, y más tarde que no se había destruido… A qué seguir, mentira tras mentira y ninguna responsabilidad política, pues la salida del ex intendente Mayol fue “arrancando” -como dijo el padre del joven asesinado-, de la Acusación Constitucional que anunció la Democracia Cristiana en su contra. ¿Y el ministro? Bien, gracias.
Las otras falacias
El caso Frei Montalva, que da cuenta del asesinato del ex Mandatario chileno en dictadura, da cuenta de otra de las graves contradicciones y falsedades que cohabitan el interior del gobierno, haciéndole perder credibilidad. De manera pública Piñera ha anunciado que apoya a la familia y que “llegará hasta el fondo del asunto para aclarar el magnicidio”; sin embargo, mantiene como subsecretario de Redes Asistenciales del ministerio de Salud al doctor Luis Castillo, acusado por la familia de ser encubridor del crimen, al ocultar la existencia del protocolo de la autopsia, restos orgánicos del Presidente Frei Montalva y otros antecedentes.
Las “verdades” aparentes con argumentos falaces son la tónica. Por ejemplo, en junio acusó a la oposición de trabar el proceso legislativo. Incluso llamó a quienes hablan de “sequía legislativa” a que “se pongan a trabajar” en los proyectos que ya -supuestamente- estaban en tramitación”.
El senador Álvaro Elizalde se encargó de dejarle claro que la verdad era muy distinta: “Piñera esconde la inoperancia legislativa de su propio Gobierno culpando al Congreso. Además, lo hace con un tono inadecuado, descalificando a la oposición, y no se hace cargo de la principal deficiencia que ha generado esta sequía legislativa: la incapacidad del gobierno de presentar iniciativas legislativas para solucionar los problemas de los chilenos que deben ser discutidas en el Congreso nacional", espetó.
Una de las más burdas mentiras, que buscaba justificar las “políticas humanitarias” del gobierno en materia de migración, fue la invención de un falso “vocero haitiano”, William Pierre, el supuesto interlocutor válido, quien justificó el “Plan Retorno”. El impostor se presentó en la Cámara el 21 de agosto “pidiendo al gobierno se le facilitara a sus compatriotas el regreso a Haití” y en menos de diez días fue invitado a La Moneda, acogiendo su “idea”. Sería la propia comunidad haitiana la que lo desmentiría y el falso “vocero” recibió a cambio una sospechosa residencia exprés.
Otra vez la delincuencia
Durante todo el año la delincuencia ha sido un problema no resuelto por el gobierno y, otra vez, las cifras se han manejado para aparecer, justo ahora, mostrando una baja de tres puntos en los índices de victimización. Lo que no se dice es que los delitos violentos siguen aumentando y las denuncias, aunque aparentemente aumentan, en realidad han disminuido drásticamente, producto de que la población afectada por delitos menores, robos y hurtos, opta por no denunciar dado el bajísimo índice de efectividad de policías, fiscalía y tribunales.
Paz Ciudadana, dirigida por Agustín Edwards del Río y cuya directora secretaria es Paola Luksic Fontbona, aseguró que, si bien habían bajado en 3,1% respecto del año pasado la cantidad de hogares que fueron víctimas de robo o intento de robo, la incidencia mayor se dio a niveles socioeconómicos altos, pues en los más bajos aumentó en 4,2%. Añadió que la mayoría de las personas experimenta una baja efectividad de las fiscalías, donde el 17% manifiesta haber quedado satisfecho con la actuación del Ministerio Público una vez hecha la denuncia. El porcentaje de insatisfacción subió a 78%, contra el 65% registrado en septiembre de 2017.
Cuando Piñera salió a mostrar los resultados, diciendo que ahora la gente se sentía “más segura”, nada dijo de que los delitos violentos habían crecido de manera desmesurada. En efecto, el mismo informe da cuenta de un aumento significativo de los robos con violencia, lo que constituye un llamado de alerta, porque ellos exponen a las víctimas a un alto nivel de peligrosidad.
Los robos, homicidios y violaciones, aumentaron durante todo el año, sin solución, a pesar del intento del gobierno de convertir al país en una “gran comisaría”. Según la Subsecretaría de Prevención del Delito, el robo con intimidación registra un alza de 9.6% respecto de igual periodo en 2017; los homicidios se elevaron en 17% y las violaciones en 5%.
Se acabó el relato
Desde el primer día la administración Piñera ha intentado construir su propio relato a partir de la negación del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet. Cada meta no cumplida, cada descriterio, cada cifra negativa, cada error, se ha buscado endosarlo a la administración anterior. Si bien en una primera etapa puede resultar creíble para sus adeptos, ello ya no produce efecto, menos a nueve meses de la -hasta ahora-, fallida instalación.
No se plantean “reformas”, sino “contrarreformas”. Cada iniciativa asumida apunta a desmantelar lo avanzado, incluso por la vía de recurrir a Reglamentos que sin pasar por el Congreso, intentan torcerle la nariz a la Ley, como ocurrió en la Ley de Aborto en Tres Causales. Y si eso no le resulta, entonces recurre al Tribunal Constitucional, que se ha transformado en un “tercera Cámara” que, con mayoría de derecha, ha desvirtuado la voluntad popular.
La propia derecha le ha representado esa ausencia de relato, llegando incluso a acusar a Piñera de gobernar con el libreto de la centroizquierda. “Vemos señales preocupantes de la mirada de este gobierno, más interesado en agradar a la izquierda que de defender las convicciones propias y cumplir el mandato de los chilenos”, dijo al respecto el ex diputado José Antonio Kast, quien ha sostenido que el actual gobierno de Piñera tiene falta de “carácter” y que ello conlleva a una “ambigüedad” en su administración.
El 37% que no es tal
Las diversas encuestas que hemos conocido en los últimos días muestran ciertos hechos coincidentes. Piñera ha bajado en su nivel de aprobación entre 17 y 21%, tomando en cuenta el 54% que lo eligió. Sus ministros han tenido en promedio una caída aún más estrepitosa. Si se compara con el mejor momento del Mandatario, el desplome es aún más pronunciado.
Pero, como se recordará, ese 54% que lo apoyó no es en verdad una base social que pese lo que los números dicen, pues corresponde a un poco más de 25% de la población con derecho a voto. Ahora, tras la caída libre en que se encuentra antes de terminar su primer año, su real base social es ínfima, tan ínfima como su margen para más errores.
No es menor que 50% -según la CEP-, no confía en Piñera y, si esto se compara con los datos al final del primer año de los últimos cuatro gobiernos, Piñera obtiene las peores cifras de confianza. Y más: solo 25% cree que el país está creciendo económicamente (21 puntos menos que hace dos meses).
“La pregunta es si el Gobierno podrá darlo vuelta o no, y todo depende si la ciudadanía va a realmente empezar a sentir que llegaron los 'Tiempos Mejores', y cómo se va desarrollando el conflicto en La Araucanía, que es una noticia en desarrollo”, comenta Cristián Valdivieso, socio y fundador de Criteria Research.
Pero quizás lo que más puede haber impactado en La Moneda y muy particularmente al Presidente Sebastián Piñera es que, a pesar de la unilateral artillería disparada en contra de la Presidenta Bachelet, esta supera en aprobación ciudadana al propio Mandatario. “Gobernar no es fácil”, dijo tras las mediciones desfavorables. “Sensible” a las mediciones de opinión y a las redes sociales, seguramente no esperaba que solo 27% de los encuestados dijeran que Chile está mejor que en el gobierno anterior.
No solo Kramer
“Cero respetos al Presidente Piñera y no lo digo por Kramer. Los Carabineros no lo respetan, los de la Fach tampoco, el Ejército menos… Hasta su propio sector acude al TC (Tribunal Constitucional) en su contra… ¡Qué pobre autoridad!”, escribió vía Twitter la excandidata presidencial Beatriz Sánchez.
Y lo planteado por la líder del Frente Amplio no se aleja de la verdad, pues en estas últimas semanas el país ha visto con estupor e indignación cómo han habido, desde las tres ramas mencionadas, mentiras, acusaciones cruzadas y casi deliberación, y el gobierno ha justificado todo bajándole el perfil.
Si hasta la propia derecha lo vapulea reiteradamente. No solo Kast, también el diputado y presidente de RN, Mario Desbordes, en reiteradas oportunidades le ha llamado la atención. Para el parlamentario gobiernista, resultó “lamentable” que el jefe de Estado cuestionara “a través de la prensa”, el excesivo gasto en el cambio de mando en la Fach. También lo acusó de que se “ha hecho costumbre que cada vez que el Gobierno necesita dar golpes de autoridad, lo hace cuestionando a las FF.AA. o Carabineros”, agregando que “encuentro lamentable y poco afortunada la crítica pública, por la prensa, que hizo el Presidente Sebastián Piñera a la Fach, el Presidente de mi Gobierno”, concluyó.
Fuego amigo
No solo la economía o la Araucanía han sido los últimos flancos débiles del gobierno y que han generado que desde la propia derecha le disparen. En medio de la crisis de TVN con la renuncia de su presidente, Francisco Orrego, designado por el propio Piñera, llovieron las críticas desde las mismas filas de Chile Vamos: “La renuncia de Orrego deja en evidencia que el Gobierno no tiene voluntad política para hacer los cambios a TVN. Mal el Gobierno. La ministra Pérez ha sido pasiva con respecto a TVN. No le ha tomado el peso de la situación. El canal se está cayendo a pedazos y ella no se está dando cuenta”, espetó el diputado Andrés Celis (RN), quien hizo “un llamado a que el Gobierno se ponga las pilas con TVN”.
No fue el único, el diputado de ese mismo partido Gonzalo Fuenzalida dijo que “el fracaso de Orrego no es por culpa de él, sino que es por la falta de apoyo del gobierno”. Y volvería a contradecir a La Moneda al decir públicamente que, para él, el general director de Carabineros, Hermes Soto, debía dar un paso al costado, al contrario de lo que ha sido la política del gobierno y de Piñera en particular, quien a pesar de todas las mentiras, montajes y delitos cometidos bajo sus narices lo ha respaldado a brazo partido.
Uno de los momentos más duros de quiebre con Palacio a nivel de los propios partidarios oficialistas se dio frente a las renuncias masivas de ministros, que culminó con la última, la salida de Mauricio Rojas, desde el ministerio de Las Culturas.
Ya en aquella oportunidad se dieron las primeras críticas que hablaban de “frenesí de anuncios” y la falta de estrategia política y comunicacional en La Moneda. Los cuestionamientos que comenzaron soterradamente en RN, sumaron a Evópoli y hasta algunos parlamentarios de la UDI y terminó escalando a nivel público, al punto que una reunión privada en casa del ministro Andrés Chadwick terminó por poner paños fríos al enfrentamiento. El mismo Piñera y la vocera Cecilia Pérez llamaron a parar el “fuego amigo”.
El gobierno contraataca
Ante la lluvia de malas noticias y pésimas cifras que enfrenta la administración Piñera, una reunión del llamado “Comité Comunicacional” y un cónclave con ministros, subsecretarios y asesores, celebrado en un recinto militar -donde se torturó en dictadura-, acordó salir a retomar la agenda.
“Chile en marcha”, se llama el plan de reposicionamiento propuesto por el mentado Comité y propuso un diseño a nivel oficialista para “manejar las expectativas de la gente”.
El Comité, que dirige Cecilia Pérez, lo integran además el presidente de Evópoli, Hernán Larraín Matte; el jefe de los senadores RN, Andrés Allamand; el timonel del PRI, Hugo Ortiz, y el director de la Secom, Jorge Selume. El objetivo es intentar demostrar que se está avanzando en varias materias y así revertir la merma en el respaldo que ha sufrido el Mandatario, así como la baja en las expectativas económicas de la ciudadanía de acuerdo con las encuestas.
Pero al fin y al cabo es un poco más de lo mismo, pues lo pretenden hacer contrastando este gobierno con el anterior e intentado demostrar que ha habido un cambio de ritmo. También buscan vender las reformas estructurales que en realidad son contrarreformas y, para terminar, resaltar los “logros económicos”, como el crecimiento, creación de empleos y de empresas. El problema es que la gente podrá creer que la economía crece, pero no siente que eso le llegue al bolsillo y que ponga fin a la precariedad laboral que le preocupa.
El consejo de gabinete ampliado, dirigido por el propio Piñera, en Quillota, no estuvo exento de fuertes críticas de los dirigentes de Chile Vamos presentes, quienes exteriorizaron un duro diagnóstico y representaron que las deficiencias del Ejecutivo y del bloque estarían en la parte comunicacional, y no en lo que se está haciendo.
“Hay un diagnóstico común: el 2018 es un buen año para Chile, hemos puesto al país en marcha”, dijo, al respecto Larraín Matte. Por su parte el senador RN Andrés Allamand afirmó que “es efectivo que las encuestas no están respondiendo a este buen balance que estamos haciendo nosotros, lo que hay son problemas de comunicación de lo que estamos haciendo”.
A pesar de los esfuerzos por cambiar el foco y recuperar la agenda, la última encuesta oficialista Cadem, reconoció una nueva caída en el apoyo a Piñera y un alza en su desaprobación. Si lo dice Cadem, debe ser bastante más grande la merma de Pïñera.
Lo que viene, no es halagüeño
La crisis denominada “guerra comercial entre Estados Unidos y China”, lejos de alejarse o estar “controlada” en Chile, como afirmó al inicio de este gobierno muy suelto de cuerpo el ministro de Hacienda Felipe Larraín, amenaza golpearnos duramente en 2019 y 2020. El país se encuentra en una situación de virtual estancamiento, con un persistente nivel alcanzado por la tasa de desempleo abierto, que es prácticamente la más alta de los últimos años. Todo esto, en el contexto de una desaceleración que se evidencia durante los últimos trimestres.
Según expertos y analistas independientes, los riesgos tienen que ver más con factores externos que con lo que pueda o no hacer el gobierno. La tensión entre los dos gigantes mundiales está lejos de apagarse por el acuerdo de “tregua” tomado en Buenos Aires. Ello, porque en 2019 entrará en vigencia el aumento de aranceles dispuesto por Trump desde 10% a 25%, afectando, se estima, unos US$200 mil millones en importaciones de productos chinos a suelo estadounidense.
¿Y cómo afecta esto a nuestro país? Pues una radicalización de la guerra comercial influirá directamente al precio del cobre, “el sueldo de Chile”. No solo en cuanto a su precio, sino también a los volúmenes exportados. Como se sabe, cada centavo de dólar promedio que deja de percibirse implica unos US$60 millones menos de recaudación fiscal.
En materia social tampoco se ve bueno el panorama para el gobierno, pues estudiantes y trabajadores han anunciado un año duro en movilizaciones y, desde La Moneda, no se ayuda mucho para tranquilizar a estos sectores, que han sufrido en las últimas semanas fuertes represiones, despidos masivos, cierre de industrias y precariedad educacional y laboral. Tampoco se ha puesto fin al conflicto Mapuche y no se ve con claridad una pronta salida.
Mal que mal, CEP desnudó las flaquezas del Ejecutivo. Por ejemplo, al medir la “destreza y habilidad” con que se ha manejado Piñera, solo 37% dijo que ha mostrado alguna de esos atributos, pero el 53% opinó que ha gobernado sin mostrar ninguno de ambos. Piñera sigue siendo un Presidente lejano para la gente, mucho más que en su primera administración. De acuerdo con ese dato, la CEP comparó sus dos administraciones en iguales periodos y el resultado es concluyente: en 2010 33% lo sentía cercano; hoy el 27%. Por el contrario, el 56% lo sentía lejano en 2010; hoy es 67%.