Por María Kovacz
Chile es uno de los países con mayor jornada laboral y menores salarios en relación tiempo/trabajo. Además, tiene un prolongado lapso de traslado que, en promedio, ocupan día a día las personas para llegar a sus puestos. La necesidad, producto de los bajos salarios, de realizar más de un empleo para mejorar ingresos también ha sido la tónica un gran sector socio-económico.
El pasado miércoles 8 de mayo, ingresó a la oficina de partes del Senado el proyecto de ley del Gobierno que busca flexibilizar y adaptar la jornada de trabajo, como parte del compromiso que realizó el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg. Sin embargo, la reforma laboral ha estado rodeada de cuestionamientos de parte de la oposición y de posiciones favorables que todo el Ejecutivo y la derecha defiende a ultranza, pero todo lo que se ve y lee es tan así y esa es la pregunta que buscamos responder con un experto en el tema.
El ejecutivo, a través del ministro Monckeberg, se ha desplegado profusamente en los medios de comunicación para difundir su propuesta. Su argumento central es el supuesto beneficio que la flexibilidad traería a los trabajadores y trabajadoras, con consignas como la “libertad de elegir”, el “adaptarse a las necesidades de cada uno” y la posibilidad de “conciliar trabajo y familia”. Su principal promesa, que los trabajadores y trabajadoras podrán gozar de jornadas flexibles para realizar actividades no remuneradas y disfrutar su tiempo libre.
Así es, más tiempo de descanso, más horas para hacer deportes, compartir con la familia o, sencillamente, más libertad. Estos son algunos de los fundamentos que ha utilizado el Gobierno para promocionar el proyecto de ley sobre flexibilidad laboral.
Sin embargo, no para todos ha sido una buena noticia. Dentro de a quienes no les gustó la medida han sido los dirigentes sindicales de diversos sectores productivos esto no es más que un argumento falaz sobre la denominada “modernización laboral”. Más bien, dicen ellos, la propuesta resta derechos en vez de sumar beneficios.
Para el vicepresidente de la Federación Nacional de Trabajadores Gráficos de Chile, Marco Martínez, la iniciativa responde solo a la presión de los empresarios después de que sus utilidades se vieran mermadas producto del estancamiento económico que ha afectado al país.
“Dejaron de ganar lo que facturaban hace cinco o seis años atrás y hoy día buscan la fórmula para reducir costos pero ¿de qué manera? explotando a los trabajadores. Se utiliza el recurso sobre que son más días de descanso, pero con jornadas que pueden llegar a 12 o 14 horas diarias, y cuando ellos lo decidan. Acá, el ministro Nicolás Monckeberg no tiene idea de la realidad, la madeja la tiene el empleador, como lo ha sido siempre”, afirmó.
Chile es uno de los países con mayor jornada laboral y menores salarios en relación tiempo/trabajo. Además, tiene un prolongado lapso de traslado que, en promedio, ocupan día a día las personas para llegar a sus puestos. La necesidad, producto de los bajos salarios, de realizar más de un empleo para mejorar ingresos también ha sido la tónica un gran sector socio-económico.
Al respecto, Rosa Huenumán, dirigenta del Sindicato Parot, empresa subcontratista que presta servicio de aseo industrial, se refirió a las labores del hogar que tiene que realizar hoy en día la mujer. Esto, empeorado debido al menor salario que perciben comparado con los hombres, situación que lleva al apuro de que muchas tengan la posibilidad de, una vez aprobada esta prenormativa, buscar un segundo empleo. De tiempo para descansar, según Rosa Huenumán, nada.
“A los empresarios les acomoda esto, pero a nosotras no, entonces, el Gobierno debe escuchar y dar algún beneficio real, como pueden ser la jornada de 40 horas semanales. A las personas que represento, la mayoría proviene de sectores muy vulnerables y ganamos un sueldo bajísimo, por tanto, estoy seguro que las mujeres no se quedarán en casa, sino que buscarán otro trabajo para aumentar sus ingresos”, aseveró.
Otro de los artículos contenidos en el proyecto de adaptabilidad laboral es la creación del denominado “Contrato de Formalización”, o llamado por los propios trabajadores, “contrato retail”.
Lucía Pantoja, secretaria del Sindicato Trabajadores Paris Huechuraba, perteneciente al holding Cencosud, precisó que se lucha contra las desvinculaciones que a diario suceden en el sector y, ahora, contra la arremetida para disminuir derechos adquiridos.
Para la dirigenta, con este nuevo contrato se priva de varios beneficios que hoy ostenta el sector, como son, por ejemplo, el pago por semana corrida, retribución extra por horas extraordinarias y domingos anuales de descanso.
“Nuestra jornada laboral se va a ver afectada enormemente, nos van a quitar muchos derechos conseguidos a través de negociaciones colectivas: horarios de colación, pago de horas extras, vacaciones pagadas, entre otros. Estamos luchando contra un monstruo, aquí no existe una relación igualitaria, es una relación vertical, donde ellos han decidido no pagar más indemnizaciones, porque cumplido años o meses de trabajo, te desvinculan y contratan a otro para evitar mayores gastos, y así van rotando a la gente”, subrayó.
En tanto, para la presidenta de la Federación Nacional de Sindicatos de la Salud Privada, Gloria Flores, nadie puede estar contra el aumento de tiempo de descanso, esparcimiento u ocio. Sin embargo, su experiencia personal como trabajadora de la Clínica Santa María da cuenta que lo que menos quieren los empleadores es dar más beneficios.
“Nosotros hoy día ya tenemos una jornada flexible producto de la mantención continua del servicio y días donde existe mayor atención de pacientes, por eso sabemos que solos no tenemos capacidad de negociar pagos extraordinarios. Ahora con esto, a las clínicas se les da la potestad de realizar cambios sin ninguna retribución para el trabajador, es decir, el lucro a costa de las personas que serán tratadas como monigotes, que lo pueden mover de un lado a otro sin capacidad de objetar una orden”, dijo.
Los dirigentes sindicales insisten que el proyecto de adaptabilidad, además de mermar la capacidad de las organizaciones laborales para negociar derechos y beneficios, apunta a aquellas personas que menos salario reciben, porque nunca alcanzará más en un modelo de relaciones laborales autoritario, como es el chileno.
Fundación Sol desnuda la Reforma Laboral: “Lo que plantea el Gobierno es que el costo lo asuma el trabajador”
El investigador de la Fundación Sol, Recaredo Gálvez, plantea que a partir de los últimos 10 años, el último periodo del primer Gobierno de Sebastián Piñera como la administración completa de Michelle Bachelet y lo que llevamos del segundo periodo de éste, existe un saldo neto de construcción y destrucción de empleos, ejemplificando que por cada 100 trabajos actuales hay a lo menos 67 que tienen altas posibilidades de ser precarios.
“A qué nos referimos con esto, nos referimos a empleos y tipo de subcontratos, suministros y enganches de cuenta propia y familiar no remunerado, es decir, de cada 100 empleos que quedan de saldo en la última década, por lo menos hay 67 que pueden ser considerados precarios, es decir no hay la cantidad suficiente que nos diga que trabajadores con subcontratos no pueden tener acceso pleno a sus garantías y derechos individuales”, explica.
Y añade que tales condiciones debilitan el trabajo, lo cual se agudiza cuando representa el de tipo “cuenta propia”, lo cual significa que no tienen empleador, tampoco tienen trabajadores a su cargo y que representa entre el 22% y el 25% de personas que están en esa dimensión.
“En esto están las personas que tienen baja escolaridad y desarrollan su actividad cuenta propia por pocas horas, no son pequeños emprendedores. Acá estamos hablando de personas que se suben a la micro a vender, que venden en la berma, a la salida del Metro y ese es lo que denominamos cuentapropista”, precisa.
El experto también menciona que todo lo anterior se puede contrastar con lo que se denomina el actor colectivo, cómo son los sindicatos, “que a veces se plantea como actores que son bastante fuertes, pero que la realidad dice lo contrario, porque en Chile los sindicatos están fragmentados. Nosotros hemos hablado de pulverización sindical, teniendo en cuenta que en Chile hay más de 11.000 sindicatos y que la mitad de estos sindicatos tienen 40 o menos socios, entonces qué quiere decir eso, que la cifra redunda entre los 11.500 sindicatos, lo cual nos lleva a pensar que hay poco poder de estos entes”.
Chile el quinto país con más horas de trabajo
Un aspecto que ha tomado relevancia a nivel mundial durante los últimos años, es la necesidad de equilibrar las horas que dedican los trabajadores a sus obligaciones laborales y aquellas que pueden destinar a sus intereses personales. De hecho, cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ubican a Chile como el quinto país que acumula más horas de trabajo al año. En tanto, una encuesta realizada por la empresa líder de Recursos Humanos Adecco Chile a más de 7.000 trabajadores a nivel nacional, un 28% de los encuestados reconoció tener problemas para conciliar su vida laboral y personal.
“Los resultados responden en gran parte a que se ha dado paso a discutir proyectos de ley que buscan flexibilizar las formas de trabajo, que si bien aún no se materializan de forma masiva, han sensibilizado a los directivos de las compañías sobre la importancia de pensar en el bienestar laboral y de contar con colaboradores felices dentro de sus filas”, comenta Suyin Palma, directora de Responsabilidad Social Corporativa de Adecco Chile.
En esa línea, la investigación también ahondó en aquellos beneficios más valorados por los trabajadores en nuestro país para balancear sus tiempos, donde el primer lugar lo ocupa la flexibilidad de la jornada laboral (64%), seguido del teletrabajo 21%; en tercer lugar, con un 13% de las preferencias se encuentra contar con permisos especiales para trámites o visitas a familiares, y un 2% restante valoraría algún beneficio diferente. En esa línea, la experta de Adecco Chile asegura que “la actual transformación de las empresas debe llevar a la base la conciliación trabajo, familia y vida personal, por la clara relevancia que esta materia tiene sobre el futuro de la sociedad”.
Y agrega que “con respecto al teletrabajo, la revolución 4.0 no sólo tiene un alcance en los cambios tecnológicos, sino además en la innovación de atracción y retención del talento y apalancar la diversidad. Por lo que las organizaciones privadas, públicas y ONG no pueden hacer oído sordos a la necesidad del cambio”.
Trabajadores de aplicaciones
Otro de los puntos relevantes de esta reforma es el foco que se pone en los trabajadores de plataformas digitales, pues serían al menos 85 mil las personas que se verán obligadas a emitir su boleta de honorarios tras el proceso de formalización.
Sobre los trabajadores de plataformas digitales, los datos que adjuntaron desde el Ministerio del Trabajo además consignan que serían unos 25 mil conductores de Cabify, 85 mil de Uber y 5 mil compradores/repartidores de Cornershop.
Cabe señalar que los servidores de Uber y Cabify ya emiten boleta de honorarios.
Análisis
Frente a este tema, el ex senador Camilo Escalona, expresó que “Piñera pretende reducir el impacto del mediocre crecimiento económico que es su fórmula milagrosa, dando más poder a los empresarios, para qué haciendo uso de ese poder presionen a cada uno de sus trabajadores e induzcan el miedo al despido como complemento de la relación laboral y saquen de la extenuación de los trabajadores el impulso productivo que la política económica no es capaz de crear”.
“Los trabajadores perdieron toda capacidad de representación de sus intereses, ahora ciertos personeros quieren un incremento productivo con la misma receta. Ese propósito de impedir, en los hechos, la negociación colectiva contradice la esencia de la democracia”, escribió el ex parlamentario en una columna publicada.
Agregando que “la razón de fondo que lleva al piñerismo a insistir en una vía de la que se ha abusado por décadas, es que para realizar el diálogo social tienen que reconocer la interlocución del movimiento sindical y que los centros de poder en la derecha y en el empresariado acepten que no hay otro camino, que recojan sus propuestas y se abran a una participación permanente de los sindicatos y sus representantes, tanto la central sindical como las federaciones y sindicatos nacionales”.
“Los que creen que la vorágine tecnológica impide que el trabajador pueda tener la seguridad de un trabajo estable, ya que la competitividad conlleva rotación e inestabilidad, y que las nuevas normas laborales deben aceptarlo, “flexibilizándose”, si así piensa, entonces respalda este proyecto de reforma laboral de Piñera”, puntualizó.
Por su parte, la senadora Adriana Muñoz (PPD) aseguró que el proyecto de flexibilización laboral abre la puerta a la precarización en el trabajo. “Nadie puede negarse a modernizar, la flexibilización es un proceso alternativo. Sin embargo, lo que preocupa es la forma en cómo se resuelve la flexibilización", declaró.
Además, la presidenta de la comisión del Trabajo, recalcó que “en mi opinión lo que vemos en el proyecto es una propuesta del Gobierno a pactar la jornada, a resolver la forma de flexibilizar, de pacto, pero a través de una negociación del trabajador con el empleador”.
Muñoz precisó que "nos siguen vendiendo la ilusión de que es posible que los trabajadores logren buenas condiciones de adaptabilidad o de flexibilidad, en una relación asimétrica entre el poder del empleador y las condiciones de necesidad que tiene un hombre o una mujer de acceder a un empleo".
"Es una puerta que se abre a la precarización, porque está muy bien pactar, está muy bien flexibilizar, esa parte ya está en el Código en varias normativas distintas, sin embargo, siempre el eje tiene que estar en el ente que negocia la distribución, la partición de la jornada es el sindicato y es materia de negociación colectiva", sostuvo la parlamentaria.
Diputados de oposición promueven jornada laboral de 40 horas semanales