Oh I'm just counting

Reportaje Especial. Chile, el mayor refugio del pueblo palestino fuera de las fronteras árabes. Viven más de 500 mil personas de origen palestino

Especial Agencia EFE de España

Los padres de Nadia Garib Musa, médico psiquiatra y académica, fueron forzados a emigrar hacia el sur de Palestina producto del desastre que vino tras la invasión israelí a la ciudad de Jaffa en 1967. A bordo de un camión, ambos iniciaron un viaje rumbo a Chile, donde tenían ya un familiar y donde se sentían en casa, ya que es el país del mundo no árabe que acoge la mayor comunidad palestina emigrada o en el exilio.

El resto de su familia se quedó en la antigua Palestina, territorio ocupado por Israel y cuyo acceso depende en absoluto del Ejército israelí y los países árabes vecinos, en el que solo pueden entrar y salir con mucha dificultad, pasando por duros controles del ejército hebreo, obligados a esperar durante horas mientras las fuerzas de seguridad "humillan, desvisten y tratan como terroristas".

Con cerca de 500.000 personas, Chile es el gran refugio de la comunidad palestina fuera del mundo árabe, todos descendientes de una historia iniciada cinco generaciones atrás entre quienes escaparon primero de la dominación otomana y después de la ocupación israelí, y que han logrado integrarse de forma virtuosa en todos los sectores de la sociedad chilena.

Su numerosa presencia, esparcida con éxito en esferas sociales, económicas y políticas, está activa: concentraciones, velatones y charlas se han replicado a lo largo de la capital chilena para manifestar su apoyo a su tierra de origen en el enésimo episodio de un conflicto que dura generaciones

UN VÍNCULO ESTRECHO

La razón por la que este país sudamericano se transformó en el destino predilecto de cientos de miles de palestinos no está clara. Múltiples olas migratorias que iniciaron a fines del siglo XIX dieron forma a esta comunidad que, tras arribar primero a Argentina, vio en Chile un mayor potencial para su desarrollo.

Poco a poco se hicieron prestigiosos comerciantes viajeros, surtiendo de víveres y abarrotes a zonas de rurales o de difícil acceso, además de proliferar en el área textil e incluso fundando clubes deportivos como Palestino, un referente en la ciudad de Santiago.
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"Mantenemos un vínculo muy estrecho con Palestina, no solo yo, sino que la gran mayoría de los palestinos que vivimos en Chile que emigra forzosamente después de 1948 o de 1967, cuando Israel termina de ocupar ilegalmente el resto del país. En esos dos momentos históricos hay más de 550 aldeas arrasadas, masacradas, por tanto, quienes vivían en la zona norte y central huyen hacia el sur, entre ellos mi familia que eran de Jaffa, hoy Tel Aviv", contó Garib a Efe.

Estrechar ese vínculo con el afecto físico entre familiares resulta sumamente complejo: "No tenemos derecho a volver, al retorno, Israel lo ha dicho muchas veces, pese a que Naciones Unidas ha resuelto que los palestinos expulsados tienen derecho a volver a su tierra", dijo la médico sobre el origen del conflicto.

"Nos duele enormemente el nivel de destrucción que hoy sufre la Franja de Gaza por parte del ejército israelí. Entendemos que hay una agresión, pero también entendemos que eso es producto de 75 años de ocupación, apartheid y humillaciones. Esto que hoy se ve es lo que se vive permanentemente en Palestina, los palestinos son ciudadanos de segunda o tercera categoría".

En abril de 2021, Human Rights Watch volvió a señalar que lsrael comente crímenes de lesa humanidad impulsando políticas de Apartehid y persecución, en su intento por dominar totalmente el territorio.

El Club Deportivo Palestino, fundado en 1920, juega en la Primera División del fútbol chileno.

ALGODÓN Y SEDA

Los inmigrantes de Palestina, Siria y el Líbano empezaron a llegar a Chile durante la dominación del imperio otomano. En las fronteras del territorio, las familias palestinas preferían que los jóvenes partieran a la aventura, a quedar de "carne de cañón" de un ejército ajeno. Se embarcaban aunque debían llevar el pasaporte turco, que los ofendía.

Viajaron a América como parte de un movimiento migratorio mundial. Muchos creían en "un nuevo mundo" de oportunidades. Siguieron la ruta a Europa y varios por mar a Buenos Aires. Pero en vez de quedarse en la capital argentina, más rica y europeizada, los palestinos prefirieron cruzar los Andes y seguir hacia Chile.

"Acá se los recibió mejor, tenían más espacio, mejores posibilidades", dice Jaime Abedrapo, nieto de un inmigrante palestino llegado en los treinta, y vicepresidente de la Federación Palestina.
Entre 1885 y 1940, los árabes sumaban entre 8.000 y 10.000 personas en Chile, según el libro "El mundo árabe y América Latina", la mitad de ellos palestinos.
"Llegan en una coyuntura favorable", explica el profesor Eugenio Chahuán, del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile.

Igual que otros países jóvenes, la nación sudamericana necesita inmigrantes para afianzar su economía y el control del territorio. Y aunque la élite chilena apostó siempre por los europeos –a quienes desde principios del siglo XIX ofrecía tierras y derechos–, árabes y palestinos apostaron por Chile.

Los llegados de Medio Oriente se instalaban sin beneficios. Optaron por el comercio y los textiles, una decisión que sería clave en la prosperidad que haría crecer la colonia.
"El país estaba en un proceso de modernización. Los que venían traían un mayor nivel socio cultural, eran más cosmopolitas porque Jerusalén estaba más cerca del centro del mundo de Chile", continúa Chahuán.

Seguían su tradición, conocían "el regateo", pero también atendían una demanda pendiente. Llegaban con artículos de paquetería al campo o a las ciudades chilenas donde había poco para comprar.

Los hijos de la familia Abumohor, proveniente de Beit Jala, recorrían el país ofreciendo mercadería al por mayor. En la ciudad de Talca, en los cincuenta se inauguraba la Casa Saieh, también de familia de origen palestino.
Otros inmigrantes empezaron a fabricar algodón o sedas, reemplazando la factura artesanal local o las caras importaciones europeas. Apellidos de origen palestino como Hirmas, Said, Yarur y Sumar se convertirían en sinónimo de una poderosa industria textil.

"Sabían que tenían que ganarse un espacio y un nombre", dice Abedrapo. "Porque aunque los chilenos los recibieron bien, cuando comenzó el enriquecimiento textil la élite les hizo saber que no eran queridos. Ese rechazo reforzó la convicción de que tenían que ganarse el respeto".

RELACIÓN DE CHILE CON EL CONFLICTO

Tras la primera Intifada (levantamiento) palestino en 1987, las organizaciones palestinas en Chile se transformaron y adquirieron un carácter más político, sobre todo es espacios estudiantiles, explicó a Efe el académico de la Universidad de Chile Gilberto Aranda.

"Ya entonces en el país la causa palestina tiene una adhesión no solo importante, sino que visible. Chile, a nivel institucional, ha mantenido una línea coherente en materia de política exterior respecto de este asunto", agregó.

Chile, detallaron expertos a Efe, apoyó la creación del Estado de Israel en 1948 junto con Estados Unidos y la Unión Soviética, impulsando respaldo total a la tesis de los dos Estados y rechazando los ataques a población civil.

PRESENCIA TRANSVERSAL

Palestina "sufre permanentemente", dijo a Efe el académico de la Universidad de Chile Kamal Cumsille, y esa realidad de la tierra de origen nutre esa "emocionalidad" con que la permanece el vínculo con Medio Oriente.

Desde ahí, porque han pasado pocos días desde el incremento de las hostilidades, es difícil hacer una proyección sobre lo que vendrá.

"Naturalmente algo deberá cambiar porque efectivamente muchas veces hemos asistido a acciones y reacciones, ataques de Israel en la Franja de Gaza y nada pasa. Es probable que algún cambio se plantee luego del ataque de la resistencia palestina", subrayó el académico.