Entrevista que aparece publicada en el Semanario Cambio21
Por Catalina Reyes
A lo largo del mundo, la crisis multidimensional que ha provocado la pandemia se ha manifestado en un incremento de la violencia hacia la diversidad sexual y de género, llevando a que en nuestro país esta problemática resulte en un incremento del 47% afectando de forma alarmante a las disidencias.
El pasado 18 de febrero una pareja sufrió un ataque lesbofóbico en Coronel en la región del Bío Bío, que terminó con la muerte de una joven de 19 años. El hecho ocurrió luego de que la víctima fatal discutiera con un adolescente de 16 años con quien mantenía una relación de amistad.
Desde el 2018 los ataques a disidencias han aumentado considerablemente, pero frente a la pandemia la violencia de género ha alcanzado niveles alarmantes a lo largo de todo el mundo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), elaboró un informe llamado “El impacto de la pandemia de COVID en las personas LGBT”, donde explica cómo esta crisis mundial ha “exacerbado las desigualdades que persisten en todas las regiones del mundo”.
En Irán se reportó que más de un 50% de las personas encuestadas sufrió violencia de algún tipo. Mientras que en la mayoría de los países europeos encuestados se observó un aumento de violencia doméstica.
También, el análisis detalla que las restricciones de movilidad exacerbaron el riesgo de abuso durante controles hechos por las fuerzas de orden y seguridad, lo cual terminó en ocasiones en “detenciones selectivas, crímenes de odio, detenciones arbitrarias y malos tratos en la esfera pública”.
“En Chile se ha visto un aumento en los casos de violencia hacia la diversidad sexual y de género. Me parece que esto guarda relación con que tanto las personas agredidas como sus familiares, ya no tienen miedo ni vergüenza a establecer que han sido víctimas de un crimen de odio. Personalmente, creo que aún no llegamos al pick de visibilidad y que, por lo tanto, esto irá aumentando año a año”, mencionaron desde la Fundación Iguales.
Violencia en Chile
A lo largo de todo el mundo se ha observado un incremento en las denuncias de violencias de género y diversidad sexual, y nuestro país no se ha quedado atrás.
A mediados del 2020, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) publicó su segunda encuesta “Las personas LGBTI frente al Covid-19 en Chile”, la cual reveló el 47% de los participantes reportó aumento de discriminación en sus casas o barrios tras el comienzo de la pandemia.
El estudio fue respondido entre el 15 de junio y 12 julio pasado, por 690 lesbianas, gays, bi, trans e intesex (LGBTIQ+). Esto además entregó como resultado que en el 51.1% la agresión se presentó de forma verbal, en el 41.5% psicológica y el 7,4% en violencia física.
Por su parte, en su momento el vocero de dicho movimiento Ramón Gómez, señaló que
“El incremento de las personas en cuarentena, sumado a un mayor número de días en confinamiento, ha tenido sin duda un impacto en los casos de homo/transfobia reportados por las personas LGBTI; principalmente al interior de sus casas o barrios; pues los abusos han aumentado, mientras que la percepción sobre la discriminación se ha agudizado. La comparación entre el primer y segundo sondeo nos permite llegar a estas conclusiones que alertan sobre el impacto específico del COVID-19 en sectores vulnerables o históricamente discriminados, como es la población LGBTI”.
Oídos sordos frente a las advertencias
A pesar de que producto de la llegada del Covid-19 se ha visto un incremento particular, esta problemática se viene advirtiendo de forma particular desde el 2018. A partir de esa fecha, se ha observado un aumento constante, es más, el año pasado el Movilh liberó su XVIII Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual y de Género, en el cual reportó que en Chile el año 2019 fue el más violento para las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales.
El alza se observó por primera vez en todas las regiones del país y la suma llegó a más de mil atropellos. Además, se experimentó un incremento de 58% en los casos y denuncias por homofobia y transfobia.
Por su parte, el Movilh explicó, que esto no tiene como causal el estallido social, porque aquel evento solo impactó en un aumento de abusos policiales. El informe apunta a que las razones de estas alarmantes cifras se deben a “que los sectores o personas que persisten en discriminar multiplican sus acciones y actúan con mayor violencia, a un punto que incrementaron los asesinatos y las golpizas, algunas de las cuales dejaron a las personas en la UCI o secuelas, además de ocurrir hechos extremos en los entornos más cercanos para las víctimas (..)”.
Ataques recientes
La violencia en casos ha superado límites extremos provocando recientemente la muerte de una joven de 19 años en Coronel y dejando a su pareja, una adolescente de 16 años, con lesiones de consideración. El ataque lesbofóbico fue cometido por parte de un amigo de la víctima fatal que las habría encarado para reprochar la relación que tenían, según señaló la Radio Bío-Bío.
Asimismo, a finales de noviembre del año pasado, una mujer de 34 años sufrió un ataque lesbofóbico por parte de cuatro hombres. La víctima iba en un bus en Lampa cuando dos sujetos comenzaron a acosarla sexualmente y luego de que ella se defendiera, los agresores la golpearon con un fierro en la cabeza. El episodio no terminó ahí, porque al bajar de la micro aparecieron dos sujetos más y comenzaron a agredirla en grupo en medio de insultos por su orientación sexual, según denunció Movilh.
En la misma comuna se denunció otro ataque por orientación sexual, donde un joven de 28 años aseguró que fue golpeado e insultado por 5 sujetos, de los cuales ninguno fue detenido a pesar de que se hicieran las denuncias correspondientes en carabineros. Además, agregó que un oficial de dicha institución le dijo “cállate maricón, me tienes aburrido”.
Estos episodios reflejan el aumento de violencia, en estos casos de todo tipo, pero además la negligencia que se observa y la falta de respuestas por parte de instituciones.
Negligencia por parte del Estado
El actuar negligente o la falta de herramientas para tratar frente a ataques a personas de la comunidad LGBTIQ+ es una de las críticas más comunes de los expertos. Por su parte, la psicóloga con enfoque de género, Pía Urrutia, señala que frente a denuncias por parte de disidencias hay incluso menos cuidado en el trato, donde constantemente se pone en duda el testimonio de la víctima. Explica también que aquello ocurre porque, “las redes e instituciones tienden a considerar menos graves las amenazas a personas que pertenecen a disidencias porque muchas veces los discursos lebofóbicos, homofóbicos o transfóbicos están validados socialmente”.
Al preguntar sobre soluciones a estas temáticas, desde la Fundación Iguales opinan que
“Es clave que empecemos con el cumplimiento de las medidas de no repetición del fallo Atala: todos los funcionarios del Estado deben estar educados en materias de derechos humanos y, en particular, en lo que guarda relación con orientaciones sexuales e identidades de género. Luego hay que avanzar ya con una ley de educación sexual integral, con las modificaciones necesarias para que la ley 20609 sea operativa, preventiva y eficiente. Por último, y esto no es menor, no puede haber diferencias en accesos a derechos o servicios”.
Asimismo, la psicóloga piensa que partir de la educación es un buen paso pero que es sumamente importante visibilizar las distintas problemáticas a las que se enfrentan las disidencias y regular los discursos de odio, particularmente aquellos realizados por figuras públicas. Junto con esto, coincide en que instruir y formar a las instituciones en temas como diversidad sexual es fundamental.
Teniendo en cuenta que nuestro país está pronto a escoger quienes escribirán la Nueva Constitución, se considera fundamental que personas de la comunidad LGBTIQ+ formen parte de dicho proceso para que se escuche la voz desde quienes viven constantes situaciones de discriminación.
“Antes que cualquier cosa, creo que deben haber personas que pertenezcan a la comunidad. Y los constituyentes pueden lograr esto. A pesar de esto, creo que es importante aprovechar de generar redes para prevenir. Podemos quedarnos mucho tiempo esperando que el Estado genere cambios y es muy esperanzadora la posibilidad de cambiar nuestra Constitución pero yo creo que si nos quedamos sentados esperando, la cantidad de víctimas va a aumentar”, dijo Urrutia.