Oh I'm just counting

Argentina llora ante posible ayuda mundialista de Brasil a Chile. ¿Se justifica aquello?

Estamos hablando de lobby. Claro, cuando el fútbol se acaba, como nos está pasando a este lado del globo después del brillo de la “generación dorada”, todo sirve. Por Guillermo Arellano

El mundo futbolero chileno y argentino vive momentos de angustia y
preocupación por culpa de las selecciones de fútbol de ambos países,
en el marco de las clasificaciones para el Mundial de Rusia 2018.

Quedando dos fechas para el final del proceso, los
trasandinos están quintos con 24 puntos, en zona de repechaje, y
reciben en octubre en su país a Perú, que está cuarto con los mismos
24, pero con mejor diferencia de gol y que en opinión de su prensa
especializada tiene grandes chances de arrebatarle un empate, lo que
dejaría a la albiceleste en una situación de urgencia.

Chile, de derrotar a Ecuador en Santiago, treparía de los actuales 23
unidades a 26, por cierto, a la espera de lo que será el partido final
de “La Roja” ante Brasil en Sao Paulo. La pandilla de Lio Messi
termina su participación ante Ecuador en la altura de Quito.

Dejando nuestra calculadora guardada por un rato, todas las miradas
convergen al otro lado de Los Andes. Allá, acorde a su tradición de
sospechas, chanchullos y rarezas que complementa su rico historial de
triunfos deportivos, creen que Brasil, que hace rato se prepara para
Rusia desde el primer puesto, ayudaría a Chile, dejándose empatar y
hasta perder de local, si eso asegura que Argentina se quede fuera del
mundial.

El exdefensor Óscar Ruggeri, que acentuó su mala onda con el equipo
nacional a contar de las dos finales de la Copa América perdidas por
penales, admitió en un programa de TV de la cadena Fox Sports que si
de él dependiera dejar fuera a Brasil ayudando al rival, lo haría sin
ningún problema, sea no jugando o haciéndolo de mala manera.

Horacio Pagani, el hiperventilado periodista que enciende los debates
en el canal TyC Sports, le pidió sin rodeos una ayuda a los uruguayos
en la antesala a ese partido que terminaron igualados a cero, y ahora
mira con desdén una posible eliminación de la albiceleste.

En su opinión, “no se muere nadie” si eso pasa, a la vez que afirmó
que los argentinos no son hinchas de su selección, sino que de sus
clubes, dado que sufren o celebran 48 horas los resultados, para
después volcarse a sus respectivos equipos.

A tanto llega el temor, que otro sector de la prensa rioplatense
compara la situación de la selección con la del descenso de River
Plate a la segunda división hace algunas temporadas.

Además, los más antiguos del periodismo deportivo sostienen que la
última vez que Argentina no fue a un mundial, 1970, el público a los
estadios disminuyó casi a la mitad por efecto de tal fracaso, lo que
de todas formas no es compartido por los más jóvenes.

Como sea, y atendiendo al miedo respecto a lo que haga Brasil con Chile en
la fecha definitoria, la pregunta es obvia: ¿los verdeamarillos serían
capaces de darnos una mano con tal de perjudicar a Argentina?

Habría que preguntarle a Neymar, que tiene de ídolo a Messi, o a Tite,
DT que reemplazó a Dunga y que le impregnó un sello arrollador a la
“canariña”, o a los compatriotas que juegan en Brasil o que comparten
con brasileños en Europa.

Estamos hablando de lobby. Claro, cuando el fútbol se acaba, como nos
está pasando a este lado del globo después del brillo de la
“generación dorada”, todo sirve.

Lo más curioso de todo es que un árbitro chileno dirigió el pasado
empate de Argentina ante Venezuela y no cobró un posible penal que
otro réferi tal vez si hubiera sancionado.

Quizás, es parte de la tormenta perfecta que tiene a los vecinos
cordilleranos perdiendo finales y viendo a sus contrincantes
levantando copas. Bienvenidos a nuestro mundo.