Oh I'm just counting

Murió Carlos Timoteo Griguol, el maestro de Bielsa y Bonini, uno de los pocos que tiene una estatua frente a un club

Por Cristián Bustos
 
En la sede de Ferrocarril Oeste del barrio Caballito de Buenos Aires se levanta la escultura en homenaje a uno de los técnicos más trascendentes del fútbol argentino y que influyó en toda una generación incluÍdo el actual entrenador del Leeds United.
 
A los 86 años y por secuelas del Covid 19,  falleció Carlos Timoteo Griguol, el “Timo”, el “Viejo” o el “Maestro”, apodo que se ganó con creces al ser uno de los técnicos más influyentes del fútbol argentino y para quien dirigir era esencialmente un trabajo formativo de personas y no solamente entrenar un equipo para un partido de fútbol.
La influencia de Griguol hasta hoy se siente entre los hinchas del centenario club Ferrocarril Oeste, uno de los más antiguos del fútbol argentino, y que desde los 2.000 compite en la Primera B del Torneo Nacional, luego de haber vivido su época de oro en los 80 con “Timo”.
 
“Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Timoteo todos la vuelta vamos a dar”, cantan hasta hoy los hinchas de “Ferro”, afincado en el barrio de Caballito, uno de los más populosos de Buenos Aires, y que representa a un amplio sector de capas medias, trabajadores y comercio en general.
Griguol como técnico fue un adelantado a su época y le valió alcanzar el primer título en el Nacional del fútbol argentino en 1982; llevar al equipo a la Copa Libertadores y lograr el doblete en el Nacional de 1984. El Maestro fue, es y será siempre Ferro, que en su honor levantó una estatua a la entrada de la Ciudad Deportiva con su clásico gorro en la cabeza.
 
Maestro de maestros
 
Las anécdotas que rodean a Griguol son de humildad, altruismo, apuesta a lo colectivo, solidaridad y trabajo. Muy lejos de las luminarias. Fue campeón invicto en 22 partidos, con goleador incluido (Miguel Ángel Juárez). Su filosofía era que los equipos se arman de atrás hacia adelante, con triangulaciones novedosas, con intensidad y pressing aunque sin pegar arteramente y con un juego por las bandas que culminaba en goles. El mismo estilo que años después en Chile Marcelo Bielsa impuso para la Selección Chilena y que le permitió clasificar al Mundial de Fútbol de Sudáfrica.
 
Carlos Aimar, quien fuera ayudante de campo de Timoteo, tiene una explicación: “Era un adelantado en todos los aspectos, pero en ese momento estaba la discordia Bilardo versus Menotti y a él lo ponían del lado de Bilardo. Cuando en realidad Timoteo tenía cosas de los dos y cosas propias”.
 
Griguol no solo es admirado por haber logrado en el fútbol argentino con Ferro, Rosario Central y Gimnasia Esgrima de La Plata grandes torneos y títulos, sino por ser un formador de hombres, docente, un segundo padre de juveniles alejados de sus familias y consejero de jugadores adultos. Anécdotas se cuentan por miles. Víctor Marchesini -ex seleccionado- sintetiza lo que era: “Yo me vine a probar desde Gualeguaychú y paraba en un hotel. Sin necesidad, me pasaba a buscar en su auto y seguíamos a Pontevedra”. Años después, se convertiría en uno de sus yernos.
 
“Nada de autos caros”
 
“Pibe, agarrá la platita y comprate un departamento. Nada de autos caros, eh”. Ese mensaje lo recibieron decenas de jugadores que pasaron por sus manos en Ferro y los otros clubes. Cada tres meses les preguntaba qué habían hecho con la plata que habían recibido al firmar sus primeros contratos como profesionales.
 
Oscar Román Acosta, delantero que fue campeón con Ferro, jugó en River Plate y la Universidad de Chile, cuenta la anécdota de cuando pasó por la puerta de la avenida Avellaneda con su Ford Sierra blanco y manejó una cuadra escondido porque Timoteo estaba en la puerta: “Nos cagaba a retos y nos exponía delante de todos para mejorar y supiéramos invertir. Fue tanto que a mi vieja le compré la casa donde vive”. Aconsejaba a sus jugadores que estudiaran, que compraran una casa antes que el coche “porque para el auto siempre van a tener tiempo”.
 
“Nos preguntaba, cuando nos veía con un coche nuevo muy lindo, pero ¿dónde está el bidet?”, cuenta Oscar Garré –ex campeón mundial de Argentina (1986) y con un breve paso como técnico en la UC de Chile- , que tenía el auto más nuevo; lo estacionaba a tres cuadras en un garaje para que Griguol no lo viera.
 
Había algo básico para Griguol: que los jóvenes no abandonaran los estudios. A los que no habían terminado el secundario, los inscribían en el colegio y con Carlos Aimar eran los tutores en la pensión donde convivían los del fútbol con los del básquetbol y el vóleibol. Porque el Ferro de los 80 fue la Universidad Nacional del Deporte, distinguida por la UNESCO en 1988, con logros y formadores como Timoteo, León Najnudel, Julio Velasco y tantos otros.
 
Timoteo delineaba programas para los jugadores de las inferiores que incluían psicólogos y hasta les daban charlas sobre sexo. Así se lograba que el deportista fuera integral dentro y fuera de una cancha. Lo más importante era la responsabilidad que les inculcaba desde los cimientos. Los del plantel de Primera no se concentraban para los partidos jugaran con quién jugaran. Se juntaban cuatro horas antes en el club para almorzar y desde ahí salían al estadio, aunque desde el sábado, Griguol hacía llamar a cada jugador a ver si estaban en la casa. El profe Luis Bonini también recorría los boliches y discos en Caballito.
 
Gustavo Barros Schelotto contó que estando en Gimnasia una vez le planteó que quería dejar de jugar de carrilero, que quería tener más contacto con la pelota. Me dijo que está bien, te pongo, pero decime a quién saco. “Me lo dijo con convicción y no supe qué decirle. Al otro día le fui a decir que seguía de carrilero”, dice el exseleccionado, exjugador y exentrenador de Boca Juniors.
 
Preocupado hasta del pasto
 
Cuando Marcelo Bielsa vivió en Pinto Durán se preocupó hasta del pasto que se plantaba, las mantenciones y más de una vez se le vio montado en un tractor. Lo mismo hizo el “Loco” en el Leeds United a la hora de inspeccionar su infraestructura. Griguol trabajó así 40 años antes en Ferro, cuando compraba los tractores, las semillas y regaba. “Las canchas tenían que estar impecables. Siempre estuvo a la vanguardia y siempre quería más”, contó Víctor Marchesini ex defensa central de Ferro, Boca Juniors y actual entrenador.
 
El estilo de Timoteo viene de cuando en Córdoba comenzó a practicar fútbol desde muy joven, al mismo tiempo que se dedicó a tareas campestres, y eso fue lo que seguramente le generó un afecto especial por el cuidado del césped tanto en las canchas principales como en las de entrenamiento.
 
La relación entre Griguol y León Najnudel, técnico del baloncesto, era tan cercana que ya en 1980 se entrenaban cortinas del básquetbol para los tiros de esquina. El ejecutor y los protagonistas que estaban en el área sabían dónde iba a caer la pelota y los movimientos debían estar coordinados sin hacer falta. Se practicaba hasta cómo aguantar la pelota con basquetbolistas detrás.
 
De todo este proceso participaba Luis Bonini, quien fuera el preparador físico de Marcelo Bielsa en la Roja, y que se ganó el corazón de los chilenos por su trabajo motivacional y de preparación física que permitió que los seleccionados chilenos en esa época pudieran realizar uno de los pressing más intensos en el fútbol sudamericano.
 
Prefiero que huelan a flores
 
Para el periodismo argentino el “Viejo”, el “Maestro” que la pandemia se acaba de llevar, después de estar varios días internado, queda en el sitial al que solo están destinados quienes mejoran a los demás aun sin conocerlos. Quienes no abusan de una relación de poder sino que la aprovechan para hacer valer su voz de mando con trabajo que luego se ve redituado. Quienes enseñan porque es su trabajo, pero sobre todo porque es su pasión. Quienes tienen un ángel único y dejan una estela cuando se van.
 
A su muerte la prensa trasandina escribió extensos artículos. “Carlos Timoteo Griguol, fue un ejemplo en vida y deja lecciones para la posteridad”. “Vuele alto, Maestro. El fútbol argentino llora a uno de sus grandes maestros: el ex director técnico falleció a los 86 años y dejó una huella indeleble en Ferro, Rosario Central y Gimnasia y en cada club por el que pasó. Docente, entrenador y revolucionario: mucho de lo que le criticaban en los 80 hoy es dogma”.
 
“Carlos Timoteo Griguol, con una extensa carrera como jugador, será mucho más recordado por su docencia y por su obsesión por haber enriquecido tácticamente al fútbol argentino”. Se le recuerda a su partida una de sus frases más memorables: “Prefiero a un optimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele el perfume de las nuevas flores, y no a un pesimista que salta el cerco en cada amanecer y siempre huele a cementerio”.