La razón es una: Chile es el organizador del próximo Mundial de la categoría que se jugará este año, por lo que, a diferencia de los otro nueve participantes, no tiene el estrés de jugar por un cupo para la Copa del Mundo.
No obstante ello, el equipo nacional sí tiene un objetivo claro: afinarse colectiva e individualmente para ser un digno anfitrión en la cita mundialista
Y la escuadra dirigida por Nicolás Córdova pasó bien la primera valla en el Sudamericano, al vencer por 2-1 al elenco local.
El primer tiempo de los chilenos fue de buen nivel.
Con presión alta y ambición, no dejó que Venezuela saliera en forma limpia de su campo, lo que aprovechó Chile para afinar su cuarteto ofensivo conformado por Rossel como enlace, Vásquez y Ramos como aleros, y Pizarro como atacante central.
Lo bueno es que, a diferencia de otras experiencias recientes, Chile agregó a ello la doble cuota de gol de Rossel que dejó a la escuadra nacional con un cómodo 2-0
Lo malo, para que no fuera perfecto el cuadro, fue que en los descuentos del primer tiempo, el talentoso volante local, Kevin Andrade, acortó las distancias en el marcador lo que de inmediato sembró dudas de cara al segundo tiempo.
Y ahí, efectivamente, Chile bajó primero su intensidad y luego su protagonismo.
Venezuela se hizo dueño del balón y se acercó al área chilena en busca del empate. Pero ahí surgieron las figuras del arquero Ignacio Sáez y del defensa Iván Román para impedir la resurrección de la Vinotinto y mantener hasta el final una victoria que se anota como un paso feliz en la ruta mundialista de Chile.