Corrían las horas el domingo y la familia de Joaquín Sperani ya no daba más de la angustia. Desde el jueves que este niño de 14 años se encontraba desaparecido, cuando fue visto por última vez yendo a su colegio en la ciudad de Laboulaye, en el sur de la provincia argentina de Córdoba. Pero los miedos se hicieron realidad ese domingo tras el hallazgo del cuerpo sin vida del menor en una casa abandonada, abriendo una serie de interrogantes que al menos ya dejan una pista: habría sido asesinado por su mejor amigo, según su propia confesión.
Fue esta revelación la que llamó la atención de todo un país. Ni la familia ni nadie puede entender cómo es que un niño de tan solo 13 años haya decidido golpear hasta la muerte a su mejor amigo, con quien compartía en todo momento e incluso sus familias organizaban paseos juntas.
Pero contemos la historia desde el principio. Joaquín Sperani tenía 14 años y asistía al colegio "Malvinas Argentinas" de Laboulaye, pequeña ciudad de 20.000 habitantes ubicada en el sur de la provincia de Córdoba. Quienes lo conocieron lo describen como alguien "muy callado, cerrado, solitario y bueno" y agregaron que sufría bullying en la escuela, según consigna La Nación.
Su familia lo vio por última vez a eso de las 15:00 horas del pasado jueves 29 de junio, cuando salió de su casa rumbo al colegio. Horas después, su madre interpuso una denuncia luego de que su hijo no volviera, dando inicio a una investigación que dejaba más dudas que certezas y a una intensa búsqueda que concluyó el domingo. De acuerdo con La Nación, los compañeros de Sperani no pudieron decir si lo habían visto o no en clases el día de su desaparición. Lo cierto es que cuando se pasó lista ese día, el joven no estaba en la sala de clases, pero luego encontraron su bicicleta en el patio del establecimiento.
Finalmente, se concluyó que el adolescente sí ingresó al edificio, pero no entró a clases. Pero sí se encontró un registro. Corresponde a una de las cámaras de seguridad del recinto educacional, que muestran a Joaquín caminando junto a su mejor amigo, quien habría sido el último en verlo antes de su desaparición.
Según los medios locales, este joven de 13 años y compañero de curso de la víctima intentó desorientar desde el principio a los investigadores, aportando datos incorrectos. Incluso, las búsquedas comenzaron a partir de la información entregada por este menor. Finalmente el domingo, y tras la recomendación de un vecino, los primos de Joaquín, que se encontraban colaborando con la policía, encontraron el cuerpo del adolescente en una vivienda abandonada, a solo 100 metros del colegio.
El jefe Departamental de Policía, comisario mayor Enrique Carreras, indicó que Joaquín presuntamente falleció el mismo día que desapareció, "minutos más minutos menos, pero no más de las 15. Es una suposición preliminar, ahora resta el informe forense que es el que nos va a determinar todas estas cuestiones".
"El cuerpo de la víctima no presentaba signos de defensa. El asesino lo golpeó en la cabeza. Tenía golpes en la parte de atrás y en la parte de adelante de la cabeza", contó por su parte a La Nación una fuente conocedora del resultado preliminar de la autopsia. Asimismo, las autoridades incautaron un fierro y unos ladrillos que estaban al lado del cuerpo de la víctima.
Tras el hallazgo del cuerpo, las autoridades comunicaban la detención de un sospechoso por este crimen. El comisario Carreras explicó que se trataba de un "testigo" que "decía una cosa, después decía otra, estuvimos trabajando con él todo el día sábado y el viernes. Pero también es un mecanismo de defensa de quien puede ser el supuesto autor de un hecho de tal magnitud que lo niegue".
Finalmente, el mismo padre de la víctima, Martín Sperani, confirmó que el detenido era el mejor amigo de su hijo. "La confirmación me llegó hace algunos momentos, de parte del comisario de Laboulaye, quien dijo que mientras yo estaba en la Fiscalía, él (por el sospechoso) estaba declarando abajo", explicó a Crónica TV. "Cuando recibo la noticia, fue desgarrador para mí y para mi señora. Ahí fue el momento que el declaró, que dijo 'sí, yo lo maté a Joaquín'".
El sospechoso no es cualquiera. Según cercanos a la familia de la víctima, él y el joven detenido eran "muy amigos" y se conocían desde hace años, al punto de que junto a otra compañera del colegio les apodaban "los tres mosqueteros". "Qué pasó es lo que quiero entender. Todavía no caigo de que ocurra algo así cuando eran íntimos amigos, con quien jugábamos juntos, nos juntábamos en casa con la familia y ahora me hace una cosa así... En ningún momento sospeché de él", remarcó Martín Sperani.
La madre de Joaquín, identificada como Mariela Flores, tampoco entendía lo ocurrido. "Es un psicópata, fue toda la vida amigo de Joaquín", afirmó a LN+. La mujer también puso en duda la teoría de que el agresor habría actuado solo: "Por la forma en que está golpeado mi hijo, es raro", aseguró.
Sobre el sospechoso, además de que era amigo de la víctima, se sabe que pertenece a una familia de productores lecheros. Tras su detención fue trasladado al Complejo Esperanza, en la ciudad de Córdoba. Debido a su edad es inimputable. Ahora, la investigación sigue. En la familia de Joaquín creen incluso que su cuerpo no estuvo todo el tiempo en la casa abandonada ubicada a solo 100 metros de su colegio, por lo que piden que se indague sobre la presunta participación de terceros en el crimen.