La presión ciudadana no se detuvo y logró impedir un nuevo régimen de facto. Solamente 24 horas logró permanecer el consejo militar que formaría un gobierno de transición en Sudán, luego del golpe que cerró los 30 años en el poder que mantuvo el dictador Omar Al Bashir. Los anuncios del cierre del aeropuerto internacional de la capital Jartum y el inicio de toques de queda, no fueron aceptados por los manifestantes.

El jueves el ejército detuvo al exgobernante, quien permanece apresado al interior del Palacio Presidencial. Las protestas se mantuvieron en las calles del país africano y a ritmo de cantos se llamaba a la "revolución". Los militares sí lograron detener a colaboradores de Al Bashir del Movimiento Islámico, mientras que la Agencia Nacional de Inteligencia y Seguridad (NISS) comenzó la liberación de "todos los presos políticos".

En las ciudades Port Sudan y Kassala, al este del país, las manifestaciones incluyeron ataques a instalaciones oficiales. Los voceros de la Alianza para la Libertad y el Cambio, el colectivo que reúne a partidos de oposición y organizaciones civiles, acusaban al ejército de producir un "golpe conducido por el régimen para seguir en el poder (...) presentan las mismas caras contra las que nuestra gente se rebeló".

Las revueltas en contra de Omar Al Bashir se comenzaron a desarrollar en diciembre de 2018, luego de que el ejecutivo anunciara el aumento en el precio del pan. La Asociación de Profesionales Sudaneses, una organización obrera para contrastar el control estatal de los sindicatos oficiales, llamó a salir a las calles de las principales ciudades. En los cuatro meses que llevan las protestan se han registrado 30 personas asesinadas.