El exmandatario está imputado por corrupción pasiva y lavado de dinero, bajo la presunción de que recibió sobornos del grupo Odebrecht.
Expresidente Lula declara judicialmente en caso que lo acusa de corrupción
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado en julio a nueve años y medio cárcel, comenzó este miércoles a declarar en la localidad brasileña de Curitiba ante el juez Sergio Moro, en el marco de un nuevo caso de corrupción.
Lula llegó al tribunal arropado por decenas de seguidores vestidos con camisas rojas y entre fuertes medidas de seguridad para evitar eventuales enfrentamientos con adversarios políticos.
El ex mandatario brasileño (2003-2010) se vio, por segunda vez, cara a cara con el estricto juez Sergio Moro, responsable por el caso Petrobras en los juzgados de primera instancia de Curitiba (sur de Brasil), donde se concentran las investigaciones de la enorme trama corrupta que operó en la petrolera estatal.
En esta causa penal, Lula está imputado por corrupción pasiva y lavado de dinero, bajo la presunción de que recibió sobornos del grupo Odebrecht, una de las empresas implicadas en la red corrupta, a través del exministro Antonio Palocci, hoy preso.
Los sobornos, que según la querella se acercan a los 13 millones de reales (unos 4,2 millones de dólares), se habrían destinado a la construcción de la nueva sede del Instituto Lula y la compra de un ático vecino a su residencia particular en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo.
El ex presidente ha recibido hasta el momento nueve denuncias y enfrenta cinco procesos -la mayoría relacionados con Petrobras-, más una condena por corrupción pasiva y lavado de dinero en relación a la compra de un apartamento en el balneario de Guarujá, en el estado de Sao Paulo, dictada por el propio juez Moro.
Lula ya declaró por primera vez de forma presencial ante Moro el pasado mes de mayo, acusado de ser el beneficiario del apartamento en Guarujá, y la condena de ese proceso fue presentada un mes después por el magistrado.
La situación del popular líder es, sin embargo, peor que la última vez que se vio las caras con Moro, quien dijo que no decretó la prisión de Lula en julio pasado para evitar "ciertos traumas".
El ex mandatario, de 71 años, llega debilitado por la confesión de su ex ministro Antonio Palocci, quien confesó ante las autoridades detalles de la corrupción supuestamente practicada por el Partido de los Trabajadores (PT) y por el propio Lula.
Palocci dijo que había un "pacto de sangre" entre la constructora Odebrecht y el PTque incluía un "paquete de sobornos".
Ese supuesto "paquete" envolvía regalos personales, conferencias pagadas a 200.000 reales (unos 64.000 dólares) y una reserva 300 millones de reales (unos 100 millones de dólares) que estarían disponibles para Lula y las campañas electorales del PT.