La policía de Francia detuvo a más de 700 personas durante los enfrentamientos con los denominados “Chalecos Amarillos”, en una nueva jornada de protestas contra el gobierno de Emmanuel Macron, en París y en otras ciudades galas.
Los uniformados usaron gases lacrimógenos para hacer retroceder a los manifestantes en una calle adyacente a los Campos Elíseos, cerca del Arco del Triunfo, epicentro de los disturbios del fin de semana pasado. Algunos manifestantes replicaron lanzando proyectiles y petardos.
Alrededor de 1.500 personas se manifestaban en la célebre avenida parisina, según la prefectura de París, en donde casi todos los comercios están cerrados y sus entradas protegidas con tablas de madera para prevenir saqueos.
En Francia se han desplegado medidas excepcionales de seguridad, pero sobre todo en la capital. Cerca de 90.000 policías están movilizados en todo el territorio. Además, por primera vez en más de una década, se veían en la capital vehículos blindados de la gendarmería.
Todo el oeste de París, donde se encuentra el Palacio del Elíseo (sede de la presidencia) y la mayoría de ministerios, estaba protegido furgones de la policía. Las patrullas bloqueaban el acceso a las principales plazas de la capital, incluida la de la Concordia, uno de los extremos de la avenida de los Campos Elíseos que va hasta el Arco del Triunfo.
La Torre Eiffel, el museo del Louvre y las tiendas del barrio de la Opera mantendrán sus puertas cerradas.