Expresidenta, senadora y ahora aspirante a la vicepresidencia de Argentina, Cristina Fernándezencara este martes la primera audiencia de un juicio en su contra por corrupción que se llevará a cabo en paralelo con la campaña para las elecciones de octubre próximo.
Fernández, una abogada de 66 años que gobernó Argentina en dos periodos (2007-2011 y 2011-2015), tiene doce causas abiertas por presunta corrupción y cinco pedidos de prisión preventiva, de la que está exenta por sus fueros parlamentarios.
Vestida con un traje de falda y chaqueta azul marino con una blusa blanca, la exmandataria llegó a la sede del tribunal poco antes del mediodía local, la hora pautada para el inicio de la audiencia.
Un puñado de militantes de su corriente de izquierda del peronismo la despidió entre vítores cuando partió de su departamento en el elegante barrio de Recoleta, en Buenos Aires.
La causa conocida como Vialidad es la primera que llega a juicio oral. Se extenderá aproximadamente por un año, con audiencias semanales. Fernández está obligada a presentarse en esta primera audiencia, pero luego podrá delegar en sus abogados las comparecencias.
Con el cargo de jefa de una asociación ilícita, se le acusa de haber favorecido al empresario Lázaro Báez, cercano a la familia Kirchner, en la concesión de licitaciones para obras viales.
Según la querella, muchas de las obras adjudicadas en la provincia de Santa Cruz (sur), de donde era oriundo su esposo, el ya fallecido expresidente Néstor Kirchner, fueron pagadas pero no terminadas y los trabajos tuvieron sobreprecio.
Además del propio Lázaro Báez, también están imputados en este caso el exministro de Planificación Julio de Vido y el exsecretario de obras públicas José López, ambos bajo detención.
Fernández, que el fin de semana sorprendió a los argentinos con el anuncio de que optará a la vicepresidencia en una fórmula que encabeza su exjefe de gabinete Alberto Fernández, sostiene que los procesos judiciales en su contra son una “persecución política” que sirve de distracción en medio de la crisis económica.
“Claramente no se trata de hacer justicia. Sólo armar una nueva cortina de humo que pretende distraer a los argentinos y las argentinas -cada vez con menos éxito- de la dramática situación que vive nuestro país y nuestro pueblo”, sostuvo este martes en un mensaje por redes sociales.
Según Kirchner, el juicio es “un nuevo acto de persecución con un único objetivo: colocar a una expresidenta opositora a este gobierno en el banquillo de los acusados en plena campaña electoral”.
Poco después, el ministro de Justicia, Germán Garavano, replicó diciendo que se trata de “un acto de justicia con jueces que, incluso, fueron designados durante su gestión o la de su exmarido”.
El inicio del juicio ha sido similar a una película de suspenso. Debía comenzar en febrero, pero uno de los jueces enfermó y luego murió, por lo que fue postergado para mayo.
La semana pasada, la Corte Suprema pidió con carácter de urgencia el expediente para evaluar si es cierto que faltan pericias y pruebas, con lo que parecía que el juicio sería postergado nuevamente. Pero el tribunal aclaró dos días después que el proceso seguía su curso.