El rumor creció hasta el punto de hacer reaccionar al Elíseo. Durante el viaje de Emmanuel Macron a Ucrania, unas imágenes tomadas durante un encuentro en un tren nocturno con el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro británico Keir Starmer agitaron la complosfera.
En un breve vídeo filmado a bordo, se ve al presidente francés sentarse y coger un pañuelo antes de cruzar los brazos, haciéndolo invisible a las cámaras, y luego deslizarlo en su bolsillo. Las imágenes fueron ralentizadas, ampliadas, analizadas y compartidas masivamente en las redes sociales.
Para algunos, ya no había lugar a dudas: el Jefe del Estado francés escondía una bolsa de droga. Al mismo tiempo, Friedrich Merz, a su lado, cogía un pequeño objeto, inmediatamente interpretado como una cuchara de cocaína por algunos internautas, aunque no parecía ser más que una pequeña pala de madera. Según un recuento realizado por Observateurs de France 24, las publicaciones X han tenido 75 millones de visitas, y han sido difundidas por partidarios prorrusos de todo el mundo y por personalidades políticas conservadoras y de extrema derecha en Francia. Algunos han rebautizado irónicamente el asunto como #MouchoirGate.
Ante la magnitud de la polémica, el Elíseo tuvo que reaccionar: en dos mensajes publicados en sus redes sociales, en inglés y francés, la Presidencia denunció un intento de desinformación. "Cuando la unidad europea se interpone, la desinformación llega al extremo de hacer pasar un simple pañuelo por droga", se lee, acompañado de un meme que muestra el famoso pañuelo con la frase: "Esto es un pañuelo. Para sonarse la nariz".
Al lado, una foto de los tres líderes europeos dispuestos a darse la mano, con el siguiente pie de foto: "Esto es unidad europea. Para avanzar hacia la paz". Los tres líderes europeos –que llegaron a Kiev unas horas más tarde para reunirse con su homólogo ucraniano Volodymyr Zelensky– propusieron entonces a Rusia un alto el fuego completo de 30 días al término de la cumbre.
Tristan Mendès France, profesor asociado de la Universidad de París-Cité y colaborador del Observatoire du Conspirationnisme, examina los mecanismos de la viralidad y las estrategias de estas manipulaciones para descifrar las motivaciones de esta ofensiva digital.
France 24: ¿Por qué Emmanuel Macron es regularmente objeto de campañas de desinformación?
Tristan Mendès asegura que "a los ojos de ciertos movimientos conspirativos, Emmanuel Macron representa a una élite corrupta y depravada. Esta percepción forma parte de un mundo imaginario en el que los dirigentes políticos son acusados de todo tipo de males, a menudo asociados a teorías delirantes como la de QAnon, que acusa a las élites de "pedosatanismo", élites a las que les gustaría extraer adrenocromo a los niños para ser inmortales.
El apodo de "empolvado", que algunos de sus adversarios políticos han dado a Emmanuel Macron desde el Covid-19, ilustra esta voluntad de caricaturizarlo como un consumidor de cocaína. Esta reciente secuencia se basa, pues, en clichés preexistentes, amplificados por un contexto geopolítico delicado, en particular la guerra de Ucrania. Si el pañuelo se hubiera visto en una reunión vinculada a una feria agrícola, el rumor no habría tenido tanto peso.
¿Quiénes son las principales fuentes de esta desinformación?
En primer lugar, la complosfera francesa, con influencers y personalidades políticas de extrema derecha como Florian Philippot, Nicolas Dupont-Aignan e Yves Pozzo di Borgo, que transmitieron el rumor y echaron leña al fuego. También una parte del movimiento conspiracionista estadounidense, en torno a Alex Jones, jefe de un imperio mediático en línea, difundió el rumor, recientemente amplificado por un comentario del propio Elon Musk.
Por último, la comunidad pro-Kremlin y sus medios de comunicación se han subido a esta ola viral, incluida la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, y el presentador estrella Vladimir Soloviev, el equivalente ruso de Cyril Hanouna.
Aunque no hay pruebas de que Rusia estuviera detrás del rumor, el Kremlin lo ha explotado claramente con fines geopolíticos, aprovechando un momento diplomático clave en el que Alemania, Francia y el Reino Unido intentan presionar a Vladimir Putin en respuesta a la situación en Ucrania.
¿Por qué se ha hecho tan viral esta secuencia?
Esta viralidad se basa en dos factores: por un lado, los que están convencidos lo ven como una confirmación de sus creencias, y por otro, los que lo comparten por el troleo, sin creer necesariamente en ello. Este doble fenómeno contribuye a amplificar el mensaje, incluso, irónicamente.
A menudo son los que comparten el sentido del humor, el sarcasmo o el humor de segundo grado los que se convierten involuntariamente en transmisores de la propaganda rusa. No son necesariamente cómplices, pero son los "idiotas útiles", que hacen involuntariamente el juego a Moscú, cuyo objetivo sigue siendo desestabilizar la imagen de las potencias occidentales, en particular las que apoyan a Ucrania. Lo que estamos viendo aquí es el síntoma de un ecosistema de información globalizado, configurado por las redes sociales, en el que rumores completamente extravagantes, nacidos de flecos muy marginales, pueden llegar a una audiencia mundial.
¿Cómo ve la estrategia del Elíseo, que ha optado por responder adoptando códigos digitales?
Siempre es un dilema: responder a un rumor significa correr el riesgo de amplificarlo. Es lo que se conoce como efecto Streisand, que consiste en dar mayor visibilidad a algo que inicialmente se quería desacreditar. Pero en este caso concreto, el rumor ya había alcanzado proporciones internacionales.
La decisión del Elíseo de adoptar un enfoque más frontal de la comunicación en las redes sociales se inscribe en una tendencia mundial de adaptación de las instituciones a los códigos de las plataformas digitales.
También lo vemos en Estados Unidos, donde la Casa Blanca ya no duda en utilizar un tono ofensivo y provocador. Todavía no tenemos esta cultura política en Europa, pero en este caso, podemos ver que el Elíseo está adoptando una estrategia ciertamente audaz, pero arriesgada: podría socavar la solemnidad habitualmente asociada a la institución presidencial.
Por otra parte, esta campaña en línea se juzga eficaz en términos de confianza depositada en la institución, lo que explica las numerosas reacciones en línea que subrayan que el Elíseo defiende naturalmente a Emmanuel Macron, su ocupante. Los opositores, en particular los de extrema derecha y los conspiracionistas, no creen en esta defensa, ya que para ellos es imposible demostrar que no se trataba de cocaína.
Macron, el pañuelo y la cocaína: la historia de las fake news y sus "idiotas útiles"


