El mafioso Matteo Messina Denaro, fallecido este lunes a los 61 años, no tendrá un funeral religioso y su sepultura será, con toda probabilidad, muy discreta. Así, en el silencio, se cierra la vida del último gran capo mafioso de la Cosa Nostra de Sicilia, figura misteriosa e inquietante de la historia criminal italiana de las últimas décadas, en busca y captura por desde 1993 hasta su detención en enero pasado, en Palermo, capital de la isla italiana.
Messina Denaro padecía de diversos tipos de cáncer y había sido ingresado a principios de este mes en la sección de detenidos del hospital San Salvatore de L’Aquila, donde finalmente falleció por complicaciones debidas a un tumor de colon.
En las últimas horas, los médicos habían desconectado los sistemas de alimentación e hidratación artificial, después de que el viernes entró en coma irreversible y porque él mismo había expresado por escrito, en su testamento biológico, su negativa a ser mantenido con vida artificialmente.
Con el fallecimiento del capo, se cierra la última etapa de la mafia más perseguida por la policía italiana en las últimas décadas y cuya fama hoy sobrevive solo en las películas.
Sin embargo, la muerte de Messina Denaro no pone fin a los muchos misterios que el mafioso se lleva a la tumba. El principal es el más significativo: cómo logró mantenerse fugado de la justicia italiana durante 30 años. Tanto es así que, antes de su captura, ni siquiera se conocía una imagen actual de él.