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Trump obliga a Netanyahu a aceptar a su plan de paz: alto el fuego, entrega de rehenes en 72 horas y "una junta de paz" para gestionar la Franja de Gaza

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dio su visto bueno condicional al plan de paz de 21 puntos elaborado por el equipo de Donald Trump. En una comparecencia conjunta, así lo ha anunciado el presidente estadounidense, a falta de que Hamas, que lleva meses rechazando tajantemente algunos de los elementos, se pronuncie.

"Este es un día muy importante, un día hermoso, potencialmente uno de los mejores días de la historia de la civilización después de las cosas que han estado sucediendo durante cientos y miles de años. Creo que como mínimo estamos cerca, muy cerca [de la paz]. Y quiero agradecer a 'Bibi' su gran esfuerzo. Hoy en un día histórico para la paz", ha dicho Trump desde la Casa Blanca. No sólo en Palestina, afirma, sino para una "paz eterna en Oriente Próximo".

"Señor presidente, has demostrado una y otra vez lo que he dicho muchas veces: eres el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca. Su liderazgo en el extranjero está cambiando el mundo para mejor, poniendo fin a las guerras y promoviendo la paz. Creo que hoy estamos dando un paso crucial tanto para poner fin a la guerra en Gaza como para sentar las bases para un avance drástico de la paz en Oriente Próximo. Apoyo su plan para poner fin a la guerra en Gaza, que cumple nuestros objetivos de guerra: traer de vuelta a los rehenes, desmantelar las capacidades militares de Hamas y asegurar que Gaza nunca vuelva a ser una amenaza para nosotros", ha dicho el primer ministro israelí. Avisando, eso sí, de que si Hamas no acepta, sufrirá las consecuencias.

"Si rechaza su plan, señor presidente, o si supuestamente lo aceptaran y luego hicieran todo lo posible por contrarrestarlo, Israel terminará el trabajo por sí sola. Esto se puede hacer por las buenas o por las malas", avisó.

Minutos antes de la rueda de prensa, el equipo de Trump ha distribuido los detalles del plan, con algunos elementos confusos, contradictorios incluso si hay problemas en la implementación, y que ni siquiera fija un calendario o requisitos exactos para que Israel se retire del todo, contemplando una zona de seguridad junto a la frontera. Pero el presidente, hablando durante casi media hora, ha forzado en la práctica a su amigo a aceptar las condiciones que lleva más de un año rechazando con todo tipo de tácticas. Y poniéndose él mismo al frente del comité que supervisará la situación, le quita también argumentos para resistirse o negar credibilidad y compromiso.

El texto, lo más elaborado en mucho tiempo, arranca con una declaración: "Gaza será una zona libre de terrorismo y desradicalizada que no representará una amenaza para sus vecinos" y será "reconstruida en beneficio de su población, que ya ha sufrido más que suficiente".

El texto de Washington estipula que "si ambas partes aceptan esta propuesta, la guerra terminará de inmediato y las fuerzas israelíes se retirarán a la línea acordada para preparar la liberación de rehenes. Durante este tiempo, se suspenderán todas las operaciones militares, incluidos los bombardeos aéreos y de artillería, y las líneas de batalla permanecerán congeladas hasta que se cumplan las condiciones para la retirada completa y gradual". Igualmente, "dentro de las 72 horas siguientes a la aceptación pública por parte de Israel de este acuerdo, todos los rehenes, vivos y fallecidos, serán devueltos".

A cambio, Israel liberará a 250 presos condenados a cadena perpetua, además de a 1.700 gazatíes detenidos después del 7 de octubre de 2023, incluyendo a todas las mujeres y niños detenidos en ese contexto.

"Por cada rehén israelí cuyos restos sean liberados, Israel liberará los restos de 15 gazatíes fallecidos. Una vez que todos los rehenes sean devueltos, los miembros de Hamas que se comprometan a coexistir pacíficamente y a desarmar sus armas recibirán amnistía. Los miembros de Hamas que deseen salir de Gaza recibirán un salvoconducto a los países receptores", dice la declaración, que implica que tras la aceptación de este acuerdo, "se enviará inmediatamente toda la ayuda a la Franja de Gaza. Como mínimo, la cantidad de ayuda será acorde con lo estipulado en el acuerdo del 19 de enero de 2025 sobre ayuda humanitaria, incluyendo la rehabilitación de infraestructuras (agua, electricidad, alcantarillado), la rehabilitación de hospitales y panaderías, y la entrada del equipo necesario para retirar escombros y abrir carreteras".

La "junta de la paz"

La propuesta de Trump establece que "Gaza será gobernada por un comité palestino tecnócrata y apolítico, responsable de la gestión diaria de los servicios públicos y municipalidades para la población. Este comité estará compuesto por palestinos cualificados y expertos internacionales, bajo la supervisión de un nuevo organismo internacional de transición, la "junta de la paz", que estará dirigida por el presidente Donald J. Trump, con otros miembros y jefes de Estado por anunciar, incluido el ex primer ministro británico Tony Blair. Este organismo establecerá el marco y gestionará la financiación para la reconstrucción de Gaza hasta que la Autoridad Palestina complete su programa de reformas, tal como se describe en diversas propuestas, incluyendo el plan de paz del presidente Trump de 2020 y la propuesta franco-saudí, y pueda retomar el control de Gaza de forma segura y eficaz".

El tema casi único de la cita en Washington ha sido ese plan de paz. La propuesta, que le fue esbozada a diversos líderes árabes y musulmanes en los márgenes de la Asamblea General de las Naciones Unidas la semana pasada en Nueva York, pasa por un alto el fuego inmediato, la liberación de todos los rehenes, la entrega de armas de Hamas, detalles sobre la gobernanza de la Franja después de la guerra y diversos acuerdos de seguridad y reconstrucción, que correría a cargo del mundo árabe y la comunidad internacional.

Además de un compromiso de Israel de no volver a atacar a nadie en Qatar (Trump obligó a Netanyahu durante la reunión a hablar con el primer ministro catarí, a reconocer que habían violado su soberanía y a prometer que no volvería a ocurrir), el plan no hace referencias a que Israel no se anexionará partes de Cisjordania, pero Trump aseguró el pasado viernes que "no lo permitirá" y que esa opción es inaceptable, pero está todavía en el aire si esa será toda la garantía, si es simplemente una vaga promesa, o si habrá algo que lo haga más oficial.

El domingo, el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, y el yerno del presidente, Jared Kushner, se reunieron durante varias horas con Netanyahu en su hotel en Washington el para pulir los detalles del plan. 'Bibi' no puede decir que no, negarse, porque enfurecería a Trump. Pero entre decir que sí, y que eso se traslade a una nueva realidad, hay un trecho gigante. Un acuerdo de estas características requiere mucho trabajo y una presión constante, y hay decenas de aspectos en el aire que pueden hacer que todo salte por los aires. Y una cosa es la parte más rápida y sencilla, que es la liberación de los rehenes y detener los bombardeos, y otra una gobernanza y reconstrucción y unas relaciones a lo largo de los próximos años.

A lo largo de las últimas décadas, EEUU siempre ha jugado un papel mediador en la región. Desde los Acuerdos de Camp David de finales de los 70 para lograr la paz entre Egipto e Israel a los fallidos acuerdos, del mismo nombre, entre Ehud Barak y Yasir Arafat dos décadas después, con Bill Clinton como mediador. Todos los intentos fracasaron, algunos por falta de voluntad de un lado o del otro, o por el papel ambiguo de EEUU, un mediador que siempre se ha escorado hacia una de las partes.

Ahora ocurre lo mismo. La comunicación entre Washington y Tel Aviv es total, la sintonía absoluta. Trump ha enviado de embajador a Jerusalén a un evangélico que no cree que exista Palestina y que presiona a los jueces locales en sus tribunales para que cierren los casos contra Netanyahu. Y mientras, el Gobierno no permitió a la delegación palestina siquiera asistir a la ONU, negándole los visados.

Los países árabes

Hasta ahora, la propuesta de alto el fuego ha sido recibida por los líderes árabes con cierta receptividad, pero a falta pulir los detalles principales y ver el compromiso real de Netanyahu y sus ministros más radicales, porque este plan de paz implicaría cesiones inmediatas de los palestinos (sobre rehenes, armas, etc.) a cambio de promesas a futuro de los israelíes, y Hamas se niega a avanzar y perder sus bazas (los secuestrados y los cuerpos de los fallecidos en los dos últimos años).

En la ONU, Netanyahu dejó muy claro que jamás permitirán que haya un Estado palestino. Y el domingo, en una entrevista en la Fox, insistió en que no basta con que Hamas salga de la ecuación en Gaza, entregue las armas y desaparezca. También avisó de que el rol de la Autoridad Palestina, liderada por Abu Mazen, no le parece admisible. Y el texto habla con vaguedad de su papel, una vez una serie de reformas se hayan completado. Y a partir de entonces, un incierto camino, sin definir en el que "podrían finalmente darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino".

EEUU quiere que se establezca inmediatamente "una zona económica especial con tarifas preferenciales y tasas de acceso que se negociarán con los países participantes" y recalca, a diferencia de lo insinuado hace unos meses, que "nadie será obligado a abandonar Gaza, y quienes deseen salir serán libres de hacerlo y de regresar. Animaremos a la gente a quedarse y les ofreceremos la oportunidad de construir una Gaza mejor. Hamas y otras facciones acuerdan no participar en el gobierno de Gaza, ni directa ni indirectamente, ni de ninguna forma. Toda la infraestructura militar, terrorista y ofensiva, incluyendo túneles e instalaciones de producción de armas, será destruida y no reconstruida. Se llevará a cabo un proceso de desmilitarización de Gaza bajo la supervisión de observadores independientes".

El punto 15 dice que "Estados Unidos colaborará con socios árabes e internacionales para desarrollar una Fuerza Internacional de Estabilización (FIS) temporal que se desplegará de inmediato en Gaza. La FIS capacitará y brindará apoyo a las fuerzas policiales palestinas acreditadas en Gaza y consultará con Jordania y Egipto, que cuentan con amplia experiencia en este ámbito. Esta fuerza será la solución a largo plazo para la seguridad interna. La FIS colaborará con Israel y Egipto para ayudar a asegurar las zonas fronterizas, junto con las fuerzas policiales palestinas recién capacitadas".

La propuesta que desglosó Witkoff a los líderes árabes incluía la posibilidad de una amnistía para los miembros de Hamas que se comprometan a coexistir pacíficamente, y salvaguardas para que quienes quieran exiliarse puedan salir de la Franja. Y EEUU quiere tranquilizar a los gazatíes diciendo que esa Autoridad de Transición podrá emitir algo parecido a salvoconductos, de modo que quien deje su tierra ahora tenga permiso para volver más adelante. Algo de enorme peso emocional en Palestina, que todavía reclama el derecho al retorno de quienes fueron expulsados en 1948. Y está también el plan de Francia y Arabia saudí, con algunos puntos en común, el mismo objetivo de sacar a Hamas de la ecuación, y una fuerza internacional que pueda "proteger las operaciones humanitarias y de reconstrucción, y evitar el resurgimiento de grupos armados".

"Tenemos una oportunidad real de alcanzar la grandeza en Oriente Próximo. Todos estamos de acuerdo en algo especial, algo sin precedentes. Lo conseguiremos", había dicho Trump este fin de semana en una publicación en sus redes sociales. El viernes, el presidente había sido optimista, pero algo menos concreto: "Creo que tenemos un acuerdo sobre Gaza... Parece que tenemos un acuerdo sobre Gaza... Será un acuerdo que traerá de vuelta a los rehenes. Será un acuerdo que pondrá fin a la guerra. Será la paz", aseguró.

La de hoy es la cuarta visita de Netanyahu a la Casa Blanca desde el regreso de Donald Trump, de lejos el líder internacional con más acceso a la administración y con mejor relación con el presidente. La primera tuvo lugar el 4 de febrero, apenas dos semanas después de que el Republicano jurara el cargo, y aunque el propósito era hablar de un alto el fuego en Gaza, Trump anunció para alegría del israelí que EEUU se haría con el control de Gaza y convertiría el territorio en la "Riviera de Oriente Próximo", forzando a millones de personas a irse.

Netanyahu realizó una segunda visita el 7 de abril, en el marco de las negociaciones comerciales, ya que pocos días antes Trump impuso aranceles a todo el planeta, incluyendo a su gran aliado en Oriente Próximo. La tercera cita tuvo lugar el 7 de julio, y ambos líderes hablaron de la guerra con Irán, de la situación en Gaza y cómo Netanyahu había propuesto a Trump para el Nobel de la Paz. En ella Israel insistió en que la población civil de Gaza no tenía por qué volver a sus hogares, habiendo lugares más seguros en otras partes.