El propósito es convocar a los actores de la educación superior, académicos, investigadores, estudiantes y representantes del medio, para iniciar una discusión que permita tener voz y ser un aporte en el debate que el país comienza a vivir intensamente”.

 

El acuerdo es unánime: hoy, más que nunca, en Chile el diálogo y la reflexión deben ejercitarse para asumir responsabilidades y no quedarse a la vera del camino. Es por ello que el Foro de Educación Superior Aequalis y Fundación Chile aunaron esfuerzos para convocar al Primer Cabildo de la Educación Superior, encuentro que se desarrollará el 19 de diciembre próximo.

 

La iniciativa, explica Iván Navarro, en la foto, presidente de Aequalis, obedece al compromiso del foro con el mejoramiento constante de la Educación Superior, de su calidad y de su consistencia institucional. “Por ello hemos convocado a este Cabildo, en conjunto con la Fundación Chile, para contribuir al esfuerzo que debe hacer todo el país para transformar este tiempo de crisis en un tiempo de esperanza, de crecimiento y, en nuestro caso, de mejoramiento efectivo de la Educación Superior. Queremos decir y escuchar lo que los responsables del desarrollo de la Educación Superior están pensando para responder al desafío que, en esta materia, el Chile de hoy nos presenta y que no podemos eludir”.

 

Lo que viene ahora, dice el doctor Iván Navarro, es reflexionar profundamente sobre lo que nos ha pasado a partir del 18 de octubre. “Reflexionar para entender las claves de esta situación, para proyectar las tareas y responsabilidades que a todos nos corresponden, en nuestros respectivos ámbitos, pero concatenado con el “Bien Común” del país.

 

No es la primera vez que Aequalis y Fundación Chile realizan actividades conjuntas trascendentes para los actores del sistema de Educación Superior nacional. “En esta ocasión, el tema constitucional y el desarrollo futuro de este nivel educativo bien merecen un esfuerzo colectivo que convoque a todos los representantes de IES del país y de otras organizaciones afines, para generar una reflexión pluralista y participativa, que aporte al esfuerzo que hace Chile por contar con una nueva Constitución y por superar los desafíos y demandas que se han hecho efectivas con claridad y urgencia”, agrega Navarro.

 

 

Según su percepción, la Constitución de 1980 tiene como principal carencia su legitimidad de origen. “Pero también tiene limitaciones en algunos de sus principios inspiradores, como el de la seguridad nacional, que relativizan su aplicación a la realidad de hoy. Creo personalmente que es bueno que estemos enfrentados a un proceso constituyente que nos permita inspirar una arquitectura jurídica y normativa que anime y promueva mejor la vida de este Chile enérgico, innovador, solidario y participativo que hoy tenemos la oportunidad de construir”.

 

Refiriéndose específicamente al ámbito de la Educación Superior, el presidente de Aequalis señala que “es de esperar que se expliciten normas inspiradoras que permitan regular materias como la autonomía de las universidades y demás instituciones de educación superior; el rol del Estado en el nivel terciario, especialmente en materias de aseguramiento de la calidad, financiamiento y gratuidad entre otros. Desde 1980 a la fecha, estas y otras materias de similar envergadura, han cobrado enorme importancia para el país, sin contar con un respaldo constitucional explícito que oriente la misión y visión de este nivel educativo. Pienso que a esta altura del debate constitucional ya abierto, es pertinente convocar a los actores de la Educación Superior, académicos, investigadores, estudiantes y representantes del medio, para iniciar una discusión que permita tener voz y ser un aporte en el debate que el país comienza ya a vivir intensamente”.

 

No se puede dejar de lado que, como en todos los componentes de la vida social, cultural y económica de nuestra realidad-país, los temas de la educación superior han formado parte de las causas del estallido social. Al respecto, el presidente de Aequalis menciona: “la renuencia a dar solución efectiva al drama del CAE, los tropezones cada vez más evidentes de la gratuidad tanto para los eventuales beneficiarios como para las Instituciones de Educación Superior – IES- y las dificultades para la puesta en ejecución de la nueva normativa de Educación Superior, aprobada en 2018.”

 

Es innegable que el estallido social está afectando fuertemente a quienes cursan estudios superiores. La suspensión de clases va más allá de un retraso en el avance académico; también abre una gran incertidumbre respecto de la continuidad de los estudios y de lo que ello significa en el aspecto económico para todas las familias involucradas, independientemente de la forma que dispongan para financiar estos estudios. Sobre este punto, el doctor Navarro opina que “la situación de crisis social profunda que afecta al país tiene consecuencias muy fuertes para la formación profesional de quienes cursan estudios universitarios.

 

“Se están relativizando los perfiles profesionales, la organización y los componentes de las mallas curriculares y se ha perdido la continuidad y coherencia de lo que se alcanzó a desarrollar en este año académico. La inestabilidad e interrupción de la vida académica siempre tendrá consecuencias en la formación profesional, aun cuando las razones que provocan esta situación sean tan legítimas y atendibles como en este caso lo son. Esperemos que la normalización de nuestra vida institucional, alcanzada con las respuestas efectivas que seamos capaces de dar a las demandas sociales, permita también la recuperación y normalización de la Educación Superior y que mejoremos la formación de los profesionales que el país necesitará, ahora con mayor nivel de exigencias”.

 

 

Como en todo orden de cosas, la situación que vive el país tiene de dulce y de agraz. Por ejemplo, para Iván Navarro los efectos de la movilización social le harán muy bien al desarrollo futuro de la sociedad chilena. “La harán más justa y solidaria, con una mejor calidad de vida para todos, más humana y más equitativa”

 

En paralelo, Navarro es categórico en rechazar “el aprovechamiento que de esta presión social hacen grupos ajenos al bien común, que además dejan una huella de terrorismo y destrucción que nuestra historia se encargará de mostrar como lo que nunca más se puede volver a repetir. El mostrar el hito histórico de este verdadero “Grito de Chile”, que está clamando justicia y solidaridad con todos, pero especialmente con los más necesitados, deberá  ser  registrado por nuestra historia como un “Grito de Solidaridad y Justicia” y la educación deberá saber trasmitirlo a las nuevas generaciones como un hito que establece un antes y un después de nuestro desarrollo nacional”.

 

También manifiesta que la educación superior tendrá que revisar profundamente los perfiles profesionales y técnicos que tienen la responsabilidad de formar. Asimismo, dice que la relación de la educación superior con el medio social y económico que la rodea tendrá que estrecharse y tratar de mirar más en la misma dirección, en tanto el saber tendrá que hacerse más accesible a todos, contribuyendo al desarrollo más humano, más justo y solidario que Chile necesita para ser siempre un mejor país. Si ello es así a futuro, habremos aprendido una gran lección de nuestra historia reciente.