Unas 500 millones de personas están vinculadas desde domingo en la nueva versión del acuerdo conocido como TPP, que busca liberalizar el comercio entre 11 países decididos a unir sus esfuerzos para desafiar la creciente ola de proteccionismo.
El acuerdo, con el nombre oficial de Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) pero también conocido por sus siglas TPP 11, entró en vigor hoy después de haber sido ratificado el 31 de octubre por Australia, la última de las seis naciones mínimas firmantes que se requerían.
Se trata de la versión actualizada del TPP, firmado en 4 de febrero de 2016 pero que entró en crisis a raíz de la decisión del presidente de EEUU, Donald Trump, de retirar a su país de esa iniciativa en 2017.
El TPP11, integrado por once naciones, entre ellas Japón, la tercera economía mundial, y Chile, nace en medio de la todavía latente guerra comercial entre EEUU y China, unas tensiones con efectos colaterales y que han derivado en el aumento del proteccionismo.
El TPP original fue una de las dianas elegidas por Trump durante la campaña para atacar acuerdos de libre comercio globales e insistir en la necesidad de lanzar nuevas negociaciones para renovar los pactos a los que se había comprometido Estados Unidos.
La iniciativa liga a once naciones (Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), pero está abierta a quienes quieran incorporarse posteriormente, incluido Estados Unidos, si de nuevo lo decide.
En el mundo latinoamericano hay naciones como Colombia que inicialmente mostraron interés en sumarse al TPP11, aunque el nuevo Gobierno presidido por Iván Duque está revisando ésa y otras gestiones comerciales que estaban en curso.
Otras naciones han mostrado interés en vincularse a esta iniciativa, como el Reino Unido, aunque lejos de la Cuenca del Pacífico.
Las metas están claras desde el preámbulo del acuerdo que hoy entra en vigor: "Mejorar oportunidades para la aceleración de la liberación regional del comercio y la inversión", y "promover mayor integración económica regional".
O como dijo la entonces presidenta chilena Michelle Bachelet cuando fue firmado el documento: "Es un tratado ambicioso, moderno y con visión de futuro, y que con creatividad incorpora las nuevas temáticas del comercio internacional que exigen que los beneficios de la globalización alcancen a todos".