El carabinero Jorge Araya Parodi quedó con las medidas cautelares de arresto domiciliario nocturno, arraigo nacional, prohibición de porte de arma y de acercarse a la víctima, tras ser formalizado por un delito de lesiones graves gravísimas que tomó lugar hace siete años.
Fue el 11 de septiembre de 2014 cuando una patrulla de Carabineros que circulaba por la población La Legua, intentó dispersar una manifestación que se realizaba en el lugar. Eventualmente, Araya habría comenzado a disparar proyectiles de goma desde el carro policial contra aquellos que estaban apostados en el sector.
Alexander Muñoz, quien en ese entonces tenía 9 años y se encontraba camino a su domicilio junto a su padre, recibió el impacto de uno de esos proyectiles en su cabeza, resultando con la pérdida de su ojo derecho, y con el perdigón alojado en su cabeza.
La audiencia se llevó a cabo en el Decimosegundo Juzgado de Garantía de Santiago. El abogado querellante, Cristián Cruz, aseguró que "debiendo haber gozado del dicho de Carabineros 'somos del débil el protector, Carabineros actuó de forma inversa y fue del débil el abusador".
También tuvo palabras para la demora que tuvo el proceso legal: "Esto solo ha sido posible, tanto tiempo de impunidad, debido a que órganos del Estado han dado cobertura y protección a la agresión".
Tras un infructuoso paso de la causa por la justicia militar, retornó a los tribunales civiles en el año 2018, siéndole el caso asignado al fiscal Patricio Pérez, a quién se le cuestionó duramente que nunca le tomase declaración a la víctima.
Además, de acuerdo a documentos oficiales obtenidos por el abogado Cruz, el persecutor es oficial en retiro de la policía uniformada, y también habría sido contratado en el pasado por la institución uniformada para que se desempeñara como profesor de la Academia de Ciencias de Policiales, consigna radio Biobío