Un sistema que estaba “naturalizado” en el Ejército para concretar, con dinero del Estado, viajes de turismo por todo el mundo se conoció en el marco de la investigación por supuesto fraude al Fisco en el interior de la institución castrense, según informó La Segunda.
En la investigación que lleva a cabo la ministra en visita, Romy Rutherforth, para indagar los supuestos fraudes que se materializaban a través de viajes de turismoirregulares por parte de funcionarios de la institución, se conoció en junio una arista que involucraría a civiles. Estos, trabajaban en las agencias de turismo que gestionaban los pasajes aéreos, hoteles y tours para los uniformados.
Así operaba el fraudulento sistema:
Primero el Ejército realizaba la solicitud al Ministerio de Defensa para que un funcionario de la institución saliera del país. Así, sólo funcionarios con más de 8 meses de antigüedad podían realizar el viaje acompañados por su cónyuge y/o cargas legales, detalla el vespertino.
Posteriormente, ya con el permiso de la secretaría de Estado, la institución castrense emanaba la orden fiscal con el detalle del itinerario.
Así y en tercera instancia, la agencia elegida hacía llegar la cotización con el costo del viaje, que siempre se realizaba por el servicio One Way, el más caro pero a su vez, eficiente porque da mayor flexibilidad, algo que posteriormente en “el mecanismo” resultaría clave.
Con esto, el funcionario que realizaría el viaje ya podía hacer el retiro de, el o los, pasajes en la sección de Pasajes y Fletes del Ejército.
Una vez que el uniformado ya tenía los pasajes “en la mano”, iba a la agencia donde los ejecutivos le ofrecían distintas opciones para “hacer rendir” el alto valor del pasaje: en el paquete turístico se les daba como alternativa realizar escalas en distintas ciudades, extender el tiempo de estadía, reserva de exclusivos hoteles, tours y autos de arriendo. Incluso, si no había logrado conseguir pasaje para su pareja o cónyuge (por antigüedad o por otra razón) al funcionario se le ofrecía viajar acompañado, dado el alto precio que costaban sus pasajes.
Luego, hábilmente la agencia gestionaba el viaje y detallaba el itinerario real, pero facturaba al Ejército la solicitud original que había hecho la institución castrense. Es decir, cobraba el viaje al Ejército sin avisar de “los cambios” que se habían realizado.
Por último, el Ejército de Chile y con dineros del Estado, pagaba a la agencia que prestaba el servicio, configurándose así el delito de fraude al Fisco que está siendo investigado.