Este lunes se eligió a la nueva presidenta de la Corte Suprema, Gloria Ana Chevesich, quien reemplazará al ministro Ricardo Blanco en el bienio 2026-2027.
Según una tradición que siempre se ha respetado, se eligió al ministro o ministra más antigua. Ante esto, Gloria Ana Chevesich, es la primera mujer al mando de la Corte Suprema en la historia de Chile.
Tras ser elegida, Gloria Ana Chevesich, señaló que, "el pleno me nombró presidenta de la Corte Suprema, lo que asumo con humildad y con el compromiso de cumplir íntegramente todas las funciones y obligaciones asociadas al cargo, como lo han hecho mis antecesores, y con la esperanza que contaré con la colaboración de todas las personas que se desempeñan en el poder judicial en los distintos escalafones".
Agregó que, "estamos viviendo momentos muy complejos, sin embargo, estimo que la forma de superarlos es actuando con transparencia, pleno respeto de las normas constitucionales y legales que regulan nuestro actuar, y teniendo una vida pública y privada que dé cuenta que acatamos los principios éticos que nos rige".
Cabe señalar que, en el 2019, se intentó romper la tradición de elegir al más antiguo, cuando el entonces ministro Lamberto Cisternas trató de competir con Guillermo Silva —el más antiguo ese año— por la presidencia del máximo tribunal. Fue un fracaso, ya que Cisternas solo tuvo su voto y el de la exministra Ángela Vivanco.
Lo mismo ocurrió este lunes, ya que la ministra María Angélica Repetto competió con Chevesich. Según trascendidos, su candidatura fue impulsada por el ahora suspendido ministro Diego Simpértigue, involucrado en la trama bielorrusa. Por lo que, la Cámara de Diputados votará la acusación constitucional en su contra por notable abandono de deberes.
En tanto, la candidatura de Repetto, según versiones, sería una reacción de parte de los ministros a las críticas contra la Corte Suprema por estas irregularidades y los intentos de Chevesich para "limpiar" el Poder Judicial, en la misma línea de Blanco.
De hecho, en 2003 Chevesich se hizo conocida en el caso MOP-Gate como la “jueza de hierro” y su determinación de avanzar con dureza en los procesos disciplinarios tiene a sus pares bajo tensión.
