En un video difundido en redes sociales, el sacerdote afirma que el exfrentista ha vivido por años en situaciones inhumanas.
“Lo que se está cometiendo con Mauricio no es una pena que corresponda a un delito, sino que ya se está poniendo en un límite que se puede llamar deshumanización, venganza, crueldad. Pido humildemente que él pueda seguir su condena en Chile o como la vive cualquier preso en cualquier parte del mundo”, afirmó el sacerdote jesuita Felipe Berríos, en un video del Colectivo por la Vida y la Libertad de Mauricio Hernández Norambuena.
El sacerdote Berríos agregó que “voy a solidarizar siempre que hay una situación humana que lo requiera, cuando hay personas como Mauricio que ha vivido años en situaciones inhumanas. No se trata de decir que lo que él hizo estuvo perfecto, o si estoy de acuerdo o no de acuerdo. Se trata de hacer justicia”, dijo.
Para Berríos, en el momento en que se cometieron los crímenes, “vivimos situaciones súper especiales en Chile (…) Mauricio cometió otra clase de delitos, no de lesa humanidad y él está viviendo una condena que ha pasado a ser tremendamente injusta”, señaló.
A quién no le cayó nada de bien, fue a la senadora y presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, quien alegó que “todas las personas tienen que ser responsables de sus actos. Y cuando uno comete delitos en un país tiene que hacerse responsable de las penas que esos actos tienen en ese determinado país. Por lo tanto, él está cumpliendo su pena en Brasil. Nosotros esperamos que él termine de cumplir sus penas allá para que, posteriormente, sea trasladado a Chile y cumplir las penas que corresponden”.
No ha dicho lo mismo la senadora de los condenados por crímenes de lesa humanidad presos en Punta Peuco o Colina I.
Hernández Norambuena, el “Comandante Ramiro”, fue parte de la dirigencia del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Actualmente, lleva 16 años preso en Brasil tras ser condenado por el secuestro del empresario Washington Olivetto. En Chile, el exfrentista está condenado por sus responsabilidades en el homicidio del senador UDI Jaime Guzmán y en el secuestro de Cristián Edwards, ambos hechos ocurridos en 1991. Cinco años después, en 1996, mientras cumplía su condena en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), protagonizó una cinematográfica fuga junto a otros tres miembros del FPMR. Hernández escapó del recinto penitenciario en un helicóptero.
También fue parte en la puesta en marcha del atentado en contra de Pinochet, en el Cajón del Maipo