Los analistas, la élite política y la militancia de los partidos están perplejas por lo que pueda ocurrir en las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo domingo.
Las encuestas de paneles on line con personas inscritas previamente en las respectivas consultoras no permiten predecir los resultados en ambas elecciones y los intentos de influir en la agenda pública con encuestas “confidenciales” que siguen mostrando alzas y bajas sorpresivas solo ahondan este clima de incertezas con respecto a los resultados del domingo 21.
En ese escenario líquido, resulta insensato que haya políticos tradicionales tratando de armar alianzas para una segunda vuelta que no se saben que características tendrán y parecieran estar motivado por arreglos personales propios de la cocinería política.
Parece claro que existe un alto porcentaje de ciudadanas/os sin decisión sobre por quién votar el domingo 21 -algunos calculan en 30% de la ciudadanía que aún no toma decisión presidencial-; por tanto, lo que hagan o no hagan las diferentes candidaturas pueden incidir en resultado del domingo.
La defensa de Kast de la dictadura pinochetista, por un lado, apuesta a reafirmar a un electorado que en el Chile de hoy cree que el orden y la seguridad es todo, pero también activó a quienes no quieren caer en manos de una opción negacionista de las violaciones a los DDHH durante la dictadura militar. Salió de su zona favorable de la seguridad versus desorden y entro a un debate en que es débil como es la pelea entre democracia versus apoyo a dictaduras.
La candidatura Provoste vivió una semana compleja producto del rechazo del 4º retiro en el Senado, generado por la votación de la senadora Goic, que estimuló el ataque anti DC, especialmente en redes sociales y la candidatura Boric fue cuestionada por la declaración de partidos y grupos de extrema izquierda avalando la farsa electoral en Nicaragua, que revivió la crítica política que su alianza tiene socios que califican a Cuba, Nicaragua, Venezuela como “democracias no plenas”.
Por tanto, el debate televisivo de ANATEL de este lunes 15 entre los candidatos presidenciales que están en el país puede ser decisivo para muchos electores -no es menor la cantidad de electores que señalan que su opción de voto la confirmará post debate- y probablemente tendrá un rating que supere los anteriores debates presidenciales convirtiéndose en un hito de esta inédita campaña presidencial más televisiva que las anteriores.
Donde existe total incertidumbre es con los resultados de las elecciones parlamentarias, la segunda con sistema electoral proporcional.
Es claro que las elecciones parlamentarias mostraran una alta fragmentación tanto en la derecha como en la centro-izquierda y en la izquierda que cambiará la actual composición del Parlamento. Parece difícil que ocurra que la derecha (UDI/RN y Evopolis) repita la elección de 72 diputados que le permitieron ser el 48% de la Cámara de Diputados que en los últimos años se disgregó producto del mal gobierno piñerista y su baja en las encuestas. En esta elección es claro que bajará la representación de esta derecha tradicional, pero no sabemos cuantos parlamentarios elegirá la opción Kast -que hoy tiene 1 sólo diputado- y tampoco se sabe cuantos de esa votación migrará hacia otros sectores.
La centroizquierda en 2017 fue dividida y hoy en 2021 fue unida en el “nuevo Pacto Social”, pero esto ¿le permitirá sacar el 30% de votación que representa actualmente y que le permite tener más de 50 diputados? Es una incógnita a resolver la noche del 21 de noviembre que además, permitirá saber cual es el futuro de la coalición de centroizquierda durante próxima etapa gubernamental.
La misma duda está sobre el rendimiento electoral del FA/PC que en 2017 obtuvo cerca del 20% de la votación y que le permitió tener 21 parlamentarios y en ellos está la percepción que subirían su representación en la Cámara de Diputados.
Esto ocurre en la Cámara, pero en el Senado está la emblemática elección de 5 senadores en la Región Metropolitana y las elecciones de senadores en las regiones de Antofagasta, Coquimbo, O’Higgins, Bío Bío, Los Ríos, Los Lagos y Magallanes que pueden cambiar la actual composición del Senado.
La elección parlamentaria, tanto en senadores y diputados, está abierta y su resultado es una incógnita, pero claramente será un Parlamento más fragmentado que el actual, donde probablemente quién llegue a la Presidencia de la República no tendrá mayoría, por tanto, deberá negociar y negociar con los distintos sectores parlamentarios.
Se viene una segunda vuelta que es otra elección y posteriormente una relación compleja con Parlamento fragmentado que requerirá que la política vuelva a instalarse como la articulación de mayorías para gobernar bien. Ojalá se haya aprendido la lección de querer imponer programas sin contar con mayorías parlamentarias.