La opinión pública esperaba un potente programa de reactivación o recuperación educativa para el año escolar 2023 liderado por el Ministerio de Educación.
En el debate de la ley de Presupuesto 2023 hubo consenso transversal desde UDI al PC de la importancia de la recuperación educativa y la urgencia de ampliar presupuesto para enfrentar la deserción escolar, promover un aumento de la asistencia a los colegios, recuperar aprendizajes perdidos durante la pandemia, enfrentar los casos de violencia escolar y bullyng y mejorar la infraestructura escolar.
Incluso se aprobó por unanimidad en el Congreso una glosa al presupuesto de Mineduc con “$9.567 millones para la creación de un Fondo para la reactivación educativa” -que puede ser suplementado durante el año- para financiar acciones educativas en los colegios que mejoraran asistencias, aprendizajes y la convivencia escolar. Además, para mejorar infraestructura escolar pública se aprobaron $145.000 millones.
Pero al inicio de este año escolar nos seguimos encontrándonos con un panorama preocupante en materia de convivencia escolar donde continúan los episodios de violencia escolar -esta semana fue en Liceo de Aplicación- y se incrementan los casos de bullyng. Lo grave en este tema que el Ministro de Educación relativiza la gravedad del tema señalando que “las amenazas con bombas y esas cosas han ocurrido siempre, son un poquito parte de la tradición escolar”
Si tenemos una autoridad educacional que justifica estos episodios de violencia escolar es una mala señal ya que los colegios deben ser un ejemplo de convivencia democrática y pacífica y eso lo estamos perdiendo
En materia de asistencia escolar los datos de algunas municipalidades revelan que la asistencia se ha incrementado en un 5% en relación a marzo 2022, llegando a un promedio de 85% de presencialidad escolar -muy lejos de los 95% que se tenían hace una década-, revelando que hay un porcentaje no menor de familias que no envían a sus niños/as a actividades escolares. Si la sociedad no valora la riqueza del espacio educativo y si se termina asociando a violencia, acoso, peleas y nulos aprendizajes estamos frente a una crisis presente y futura, que parecieran no percibir el actual ministro de Educación.
Los retrasos en materia de mejoras a la infraestructura escolar son muy preocupantes, así se lo expresaron diversos parlamentarios –Yasna Provoste, Helia Molina por nombrar a algunas- al Ministro Avila en las Comisiones de Educación.
El año pasado el ministro de Educación se comprometió a realizar un Catastro de la Infraestructura Escolar el cual no fue realizado porque “no hubo oferentes idóneos” según Mineduc y por tanto, la ejecución de ese Fondo de Infraestructura de $145.000 millones es bajísimo y miles de escolares siguen asistiendo a clases en colegios con problemas en los baños, sin una infraestructura adecuada a pesar de que existen los recursos para mejorarlos. Otro informe revela que 10.000 computadores del programa “Elijo mi PC” de JUNAEB no se distribuyeron a los alumnos de 7º básico vulnerables y quedaron arrumbados en las bodegas de la institución.
Hay un grave problema de gestión y liderazgo en el Mineduc que está afectando la reactivación educativa.
No es suficiente tener consensos transversales, ni disponer de recursos adicionales: se requiere capacidad y liderazgo para echar andar un plan de Reactivación Educativa, como también un fuerte sentido de urgencia y ya son demasiados los errores que comete el Ministro Avila que están afectando la marcha de este urgente Plan y que revelan que no hay liderazgo ni urgencia.