Como ex presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre y ex dirigente sindical de El Teniente, quiero expresar mi profunda preocupación, y al mismo tiempo, mi respaldo a la empresa más importante del país: CODELCO-Chile, especialmente ante la terrible tragedia ocurrida recientemente en la División El Teniente, donde lamentablemente perdieron la vida seis trabajadores.
CODELCO es una empresa estratégica para el desarrollo nacional y pieza clave en el sostenimiento del erario público. Su conducción requiere plena autonomía y libertad, libre de intervenciones externas, particularmente de carácter político.
Por eso, rechazo categóricamente la intromisión de dirigentes políticos, parlamentarios y candidatos que, muchas veces con fines electorales, pretenden instrumentalizar hechos dolorosos como este para sacar provecho personal.
Las comisiones investigadoras propuestas desde el Congreso, en la práctica, se transforman en una pérdida de tiempo, desviando el foco de lo esencial: la seguridad, la prevención y el bienestar de los trabajadores.
La mina El Teniente, con más de 4.500 kilómetros de túneles, es la más grande del mundo. Es una faena antigua, intensamente explotada, y por lo tanto, con riesgos constantes. Las tragedias no son nuevas. Lo que no puede permitirse es que se politicen, ni que se ignore el esfuerzo técnico y humano por mejorar cada día.
Por eso, respaldo plenamente las auditorías internacionales solicitadas y propongo que sea la justicia chilena y las investigaciones técnicas independientes las que determinen responsabilidades. Si hay negligencias, que se sancionen. Si hay errores de gestión, que se corrijan. Si hay gerencias que fallaron, que se remuevan. Pero todo esto bajo el marco institucional de CODELCO, sin presiones externas ni cálculos políticos.
Quiero subrayar un punto central: la seguridad y la prevención de riesgos. CODELCO es una de las empresas mineras más seguras del mundo, pero la seguridad no es un destino, es un camino permanente. La vida de cada trabajador es irremplazable, tanto para sus familias como para la comunidad. De su labor depende buena parte de lo que el país gana.
Por eso, todos los trabajadores que operan en CODELCO deberían pertenecer a sus dotaciones directas, bajo su política de protección, su estándar y sus beneficios. Hoy, por cada trabajador directo, hay aproximadamente cinco subcontratados.
Eso no solo externaliza funciones, sino también derechos y seguridad, y abre paso a una privatización silenciosa de nuestra empresa estatal, generando una injusta clasificación entre trabajadores de primera y de segunda categoría.
La empresa más grande del país y mayor productora de cobre del mundo debe garantizar que todos los trabajadores que la sostienen, entren a la mina con la certeza de que sus familias están protegidas, sus sueldos serán puntuales y justos, sus beneficios serán iguales y - lo más importante - que saldrán con vida luego de cada jornada.
Y ante esta realidad, ¿no es legítimo preguntarse cuánto se llevan las contratistas frente a lo que queda para CODELCO? ¿Marginan más utilidades los privados que el Estado?
CODELCO le pertenece a Chile. A todos los chilenos. Ha vivido grandes crisis y dolorosos accidentes, pero siempre ha salido adelante gracias a su gente. A sus viejos. Ellos son el corazón de esta empresa.
Por eso, mi llamado es claro: cuidemos a nuestros trabajadores, cuidemos nuestra empresa. Que el Estado siga siendo su único dueño. Que su conducción permanezca autónoma, técnica y comprometida con el bienestar colectivo. Sin distracciones. Sin interferencias.
En honor a los seis trabajadores fallecidos la semana pasada, y en nombre de todos los que día a día se juegan la vida en nuestras minas, mi respaldo total es para CODELCO, para sus trabajadores, para su dirección y para el futuro de Chile.