Oh I'm just counting

El Gramsci de Antonio Leal: Por José Miguel Arteaga, filosófo

Leí el libro “Gramsci” de Antonio Leal, amigo de muchos años. Me interesó, me gustó y aprendí muchas cosas. Una completa exposición de su doctrina, aliñada a ratos con acertadas variaciones gramscianas de su propia pluma. El libro recoge lo esencial de un pensador vigente, profundo y complejo, perteneciente a una constelación de autores que siento cercana. Aprecio en especial la renovación de su mirada y la nueva hermenéutica que propone sobre las instituciones, formas y vías de la política, y también la metodología abierta y exploratoria, la audacia para aventurarse y abrir caminos nuevos en la teoría revolucionaria de su tiempo, sólida pero vulnerable, ya amenazada de cosificación. Renovó y revolucionó en profundidad muchos contenidos de la teoría marxista a la luz de la experiencia soviética y de las profundas diferencias materiales y culturales con la realidad de su Italia natal y la Europa de su tiempo. Percibió que era obligatorio innovar radicalmente en la teoría y en la concepción de la política, ponerla al día en todo lo nuevo, y a la vez evitar las limitaciones y vicios que detectó tempranamente en el experimento revolucionario de la URSS. Analizó todo con incisiva crítica y enorme genio creativo para percibir la sutileza de los cambios y reflejarlos en la teoría y en la práctica. No temió pasar por encima de dogmas, verdades sacrosantas y dirigencias políticas de alto nivel, siempre que sus nuevas fórmulas y paradigmas recogieran con fidelidad la nueva realidad y nutrieran con nuevos bríos la causa revolucionaria. Percibió tempranamente en la experiencia rusa lo que llamó “revolución pasiva” (1930), en que empezaban a gravitar elementos regresivos, un emergente “cesarismo” y una forma de blindaje que pretendía proteger, pero en los hechos desvirtuaba y en definitiva cancelaba la potencia revolucionaria del partido que dirigía el proceso.
 

Un acierto de este libro es la pregunta ¿en que radica la innegable fortaleza de Gramsci, su actualidad y vigencia? El autor presenta diversas y válidas razones. En general se dirigen a la renovación categorial de la concepción marxista, a su ajuste creativo a formaciones sociales y políticas que reflejan mejor al desarrollo de países como los nuestros, más complejos y sofisticados en su estructura, cultura e instituciones.

Sin embargo, hay algo en Gramsci que me parece crucial y no se menciona. Es su enorme capacidad de hibridage y combinatoria con otras teorías y diferentes fuentes. Los Cuadernos de la Cárcel tienen un nivel notable de apertura; son escritos boceteados, no terminados, no clausurados en figuras y diseños definitivos. Este modelo conceptual se ha convertido en un paradigma teórico potente. Nace de la capacidad de hibridación que se da en biología. Ya lo detectó Darwin para señalar la capacidad de un organismo, familia o especie de cruzarse, mezclarse, combinarse o ensamblarse en asociación con otras, cercanas o parientes; una capacidad de permanecer abierta a influjos y aportes de fuentes diferentes. Una vía de diferenciación que afronta riesgos de la propia identidad, tolerándolos y fortaleciéndose en la prueba de nuevas fórmulas de reproducción y supervivencia. Es la capacidad también de poblar, compartir y fecundar otros ecosistemas, expandiendo el area de influencia de su matriz genética. Se trata de un modelo que va permeando la investigación y la teoría en otras ciencias y en la filosofía, entrando fuerte como paradigma creativo. Lo inacabado, lo abierto, lo solo esbozado o boceteado, mutable, pero contenedor de un núcleo fuerte y firme, un ADN potente, está en Gramsci y lo dota de una fuerte capacidad de hibridaje creativo y razón de su sorprendente capacidad de sobrevivencia. En este caso, deriva en parte de la precariedad de la cárcel, de la carencia de medios y la necesidad de encriptar sus ideas para evitar la vigilancia fascista. Pero es más que eso. Pertenece a la esencia de un pensador que investiga fuerte y profundo, explorador y abierto, no solo para sí mismo, para seguir trabajando y desplegando el núcleo matriz de sus ideas, sino también para los otros, para los que lo lean y desarrollan sus propias ideas. Frente a eso que hacía Gramsci, el cesarismo estalinista se sustancializa y se congela en una figura fija; se blinda, cierra sus poros y pierde flexibilidad; se hace rígido y fosiliza; en definitiva, pierde capacidad de vivir y muere como teoría, dañando además gravemente a la causa que le dio su origen.

A propósito de esta virtud, que se extiende y germina en distintos campos, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, residente y profesor en Alemania, notable en muchos aspectos, entre otros por un profundo conocimiento del pensamiento y la cultura de extremo Oriente, tiene un libro centrado en ella. Su título: Shanzhai. El arte de la falsificación y la deconstrucción en China.  Shanzhai es un neologismo chino que se emplea para “fake”, en nuestra jerga habitual “falsificación”, “mentira”, “falsedad”. Dice Han que en China el shanzhai abarca todos los terrenos de la vida. Hay libros shanzhai, Premios Nobel shanzhai, películas shanzhai, diputados shanzhai o estrellas del espectáculo shanzhai. Al principio se utilizaba para las falsificaciones de teléfonos u otros productos de marca, pero con el tiempo los productos, servicios, cargos o funciones shanzhai fueron equivalentes y en muchos casos mejores, más adaptables, flexibles y de mejor rendimiento que sus originales. El shanzhai aprovecha el potencial de la situación. Lo nuevo emerge de combinaciones y variaciones sorprendentes, mostrando un tipo singular de creatividad, lo cual revela también un efecto paródico y subversivo frente al poder económico y los monopolios. Su significado original es “fortaleza de montaña” y se originó en una rebeldía memorable de distintos grupos sociales, profesiones y funcionarios contra el régimen corrupto de la dinastía Song. Este movimiento, nos dice Han, podría deconstruir el poder de la autoridad estatal china a nivel político liberando las energías democráticas. El propio maoísmo chino se considera una forma de marxismo shanzhai y su capacidad de hibridación hace que el comunismo chino se apropie del capitalismo en sus formas actuales sin ninguna contradicción. Permite combinarlos tomando elementos tanto de uno como del otro. El comunismo chino, dice Han, muestra la misma capacidad de transformación de cualquier obra de los grandes maestros chinos, abiertas a la transformación incesante como cuerpos híbridos. El pensamiento chino se muestra así completamente diferente del esencialismo occidental, fuertemente apegado a fijaciones ideológicas.

Si Gramsci fuera una marca prestigiosa y duradera de la teoría política, sería oportuno tomarla en su doble aspecto, en su caducidad y su permanencia. La caducidad la afecta de manera inevitable porque los diseños y categorías de los Cuadernos de la Cárcel cumplirán pronto un siglo y nada resiste tanto, menos aún en política. La sociedad ha cambiado demasiado como para no haberlas afectado seriamente. Lo que me parece más rescatable y valioso es la forma de la investigación y la construcción del relato gramsciano, flexible, abierto, poroso. Esto nos habilita y nos propone nuevos hibridajes de su matriz, combinatorias con otras fuentes, adaptables a escenarios diferentes, para actualizarlos y mejorarlos, inyectándoles nuevos potenciales de la situación que buscamos comprender. Podríamos llegar asi a un Gramsci shanzhai, recreado, reciclado, aprovechando materiales, pero sobre todo metodologías, artes y oficios de fabricación y diseño. Esto es lo que más echamos de menos, pensar lo nuevo aprovechando lo viejo, con audacia y ambición, con radares y sensores bien orientados, desplegados en amplios espectros, ajustados a lo que día a día está ocurriendo, que es donde debemos actuar. El libro que comentamos es uno de los caminos que podríamos transitar para avanzar en esta dirección. Lo celebro por ello.