La hija del presidente Eduardo Frei Montalva conversó con Cambio21 sobre uno de los más oscuros antecedentes que ha podido encontrar: el Ejército microfilmó miles de archivos relacionados con los delitos de lesa humanidad cometidos en dictadura. Entre ellos, el magnicidio de su padre.
En exclusiva para Cambio21 habla Carmen Frei: "El Ejército sigue ocultando información". Fichas de crímenes fueron encontradas en La Moneda
Por Felipe Reyes
Durante años, Carmen Frei Ruiz-Tagle batalló sola, junto a su marido e hijos, por conseguir la verdad sobre la muerte de su padre el presidente Eduardo Frei Montalva.
Hacerlo fue enfrentarse a la traición de personas que habían sido cercanas a su familia y que debían velar por la salud y la vida del mandatario. En su incesante y solitaria búsqueda de la verdad descubrió una madeja que reveló los oscuros manejos de los servicios de seguridad de Pinochet y una intrincada operación que incluyó a médicos, enfermeras, instituciones, tráfico de armas químicas y siniestros personajes que parecen sacados de la más cruda novela de espionaje. A eso se suma el silencio del Ejército de Chile y la falta de apoyo que sufrió durante su pesquisa.
Los archivos en La Moneda
La primera hebra de esa madeja delatora fue una casualidad. El hijo de Carmen, Eugenio Ortega, trabajaba en el ministerio del Interior y por razones de su actividad debió abrir una caja de seguridad que se encontraba en un pasillo. Su sorpresa fue mayúscula cuando en el interior descubrió una caja marcada con el nombre "Berríos", apellido del siniestro químico asesinado en Uruguay hecho desaparecer por la misma dictadura que lo contrató para asesinar a opositores, entre ellos al Presidente Frei Montalva.
El joven Ortega sabía de siempre que Berríos estaba involucrado de alguna manera en el asesinato de su tío Eduardo. Tras negársele la autorización de enviar el material a la justicia, logró fotocopiar algunos documentos, incluidos los recibos de pagos a la empresa multinacional de fotocopiado y de fotografía Kodak, donde se habían microfilmados los documentos incriminatorios.
Allí comenzó a desenrrollarse la madeja que sirvió para demostrar el magnicidio, precisamente el título del libro de Carmen Frei en el que relata la historia escrita testigo del esfuerzo, de la lucha y de la búsqueda de la verdad por su parte: “Magnicidio. La historia del crimen de mi padre”, cuyo lanzamiento ocurrió este jueves. Allí se narra uno de los episodios más oscuros de nuestra historia reciente: el crimen de Eduardo Frei Montalva a manos de agentes de la dictadura, delincuentes de la policía política, médicos, enfermeras, y civiles, entre ellos, el propio chófer del Presidente Frei, que era un agente encubierto de la CNI, según el relato y la investigación de años de su propia hija.
Un elemento relevante
Desde el seno de la familia Frei se ha hecho visible, aunque con evidente falta de interés por parte de los medios, de un elemento altamente relevante en la historia de la transición. Las Fuerzas Armadas, cuyo discurso ha sido el de colaborar para asegurar la democracia, sistemáticamente han guardado y silenciado información que podría resolver muchos de los casos de violaciones a los derechos humanos ocurridos en dictadura.
Es más, hay un elemento que aparece descrito en el libro de Carmen Frei, que a pesar de su importancia, no termina de tomar fuerza: cómo el Ejército chileno microfilmó miles de archivos e informes relacionados con los actos criminales cometidos por sus funcionarios, teniendo posesión de ellos hasta comienzos de los años 2000.
Según el testimonio de Raúl Luis Otárola López, suboficial (R) del Ejército y exintegrante de la DINA y luego de la CNI, el último lugar de almacenaje de los miles de archivos microfilmados fue el número 129 del Paseo Bulnes. Se habilitó una bodega especial para guardar los microfilms de la CNI.
Este hecho reviste un interés que la ciudadanía y el mundo político debería considerar para la tan espera búsqueda de la verdad y la reconciliación.
Para profundizar en esta materia conversamos en forma exclusiva con Carmen Frei.
“Durante todos estos años hemos escuchado frases como “nunca más”, palabras que al final del día no han servido de nada ni se han concretado. La investigación del juez ha demostrado que hasta el año 2005 hubo carpetas referidas con las muertes de varias personas, incluida la de mi padre, incluso llegaron a microfilmar muchos de estos expedientes. Además de haberse quemados estos microfilms, dónde están los elementos que demostrarían estas incineraciones. Creemos, como algo probable, que estos archivos siguen estando guardados”, comentó en conversación con Cambio21.
Todo el discurso de las Fuerzas Armadas buscando la reconciliación se derrumba.
“Tenemos constancia de la existencia de archivos microfilmados hasta el año 2006. No busco incriminar a la institución completa, pero sí me consta que altos personeros sí se encontraban al tanto. Hemos llegado a pensar que el nunca más y que la mesa de diálogo son infructuosos. Los hechos y la evidencia dicen otra cosa distinta de las palabras. Es más, las personas que se encuentran en Punta Peuco saben mucho más de lo que quieren decir”, apuntó.
¿Qué razones habría detrás para seguir manteniendo este secreto?
“Hay un documento que se firmó el año 1996, donde más de 40 generales y brigadieres del Ejército determinaron entregar su más irrestricto apoyo al legado de Augusto Pinochet. Queda claro que esta promesa sigue vigente, aún más cuando muchos de estas personas se encuentran al mando de varias unidades. Quisiéramos, por el prestigio de las Fuerzas Armadas, que se aclaren estas situaciones irregulares para poder confiar en ellos nuevamente”, dijo.
¿Qué le parecen las solicitudes de beneficios carcelarios, aludiendo a razones humanitarias, de parte de los condenados en Punta Peuco?
“A mí me parece que la justicia debe ser pareja para todos, tanto como para los que están en los distintos penales, incluso los de Punta Peuco, a pesar de no haber demostrado su arrepentimiento muchos de ellos. Sí no me parece justo que vivan en condiciones distintas, si lo comparamos con lo “normal” del mundo carcelario. Además, sabemos que si se enferman son llevados a hospitales de alto costo. Su vida carcelaria es diametralmente diferente a la del grueso del mundo penal. Todos somos iguales ante la ley, si cometimos delitos se paga en las mismas condiciones”, registro.
¿Se debería hacer una profundización en la investigación sobre estos archivos microfilmados por las Fuerzas Armadas para poder dar con nuevos antecedentes?
“Nosotros estamos desde el año 2000 pidiendo esta documentación. Desde ese mismo año vengo sosteniendo que el Ejército ha guardado información. ¿Qué podríamos hacer? Falta que ellos tomen conciencia de sus errores y que traten de hacernos saber la verdad. No solo por mí, sino que por todas las familias que se encuentran luchando por saber la verdad de sus seres queridos. Se trata de dolores desde hace varios años. Pedimos justicia para todos.”, concluyó.