La decisión se mantuvo a firme a pesar de reunirse con el rector de esa casa de estudios, que las instó a deponer el movimiento tras amenazas de sumarios y sanciones.

Las dirigentas de las estudiantes que se tomaron la Casa Central de la Universidad Católica, ratificaron la medida de presión acusando casos de abusos y violencia machista.

Un comunicado de prensa que leyeron en las afueras del edificio, señala que las manifestantes mantendrán la medida de presión pacífica de manera indefinida, luego de no llegar a acuerdo en una reunión con el rector Ignacio Sánchez.

La idea de las autoridades universitarias habían planteado que la toma se mantuviera sólo durante el fin de semana.

“Como Asamblea de Mujeres y Disidentas de la UC, estamos abiertas al diálogo y a las conversaciones para poder avanzar en las demandas de nuestro petitorio”, señala el manifiesto.

Pero además, sumaron a sus demandas a las trabajadoras subcontratadas del plantel de estudios superiores.

Asimismo, denunciaron haber sido objeto de amenazas, maltratos e intimidaciones por parte de estudiantes que están en contra de la movilización. En ese sentido, repudiaron las supuestas difamaciones que buscan “deslegitimar nuestras demandas”.

Los nuevos requerimientos se suman al presentado el jueves, con 18 puntos que incluyen la creación de un protocolo en la Universidad que reguarde a las estudiantes frente a casos de violencia machista; avanzar en una educación no sexista; ramos con enfoque de género, entre otras.