El gigantesco Boeing 777 de Alitalia volvió a tocar tierra tras más de 15 horas de vuelo luego de salir del aeropuerto Leonardo da Vinci en Roma, al aterrizar en el Arturo Merino de Santiago de Chile, marcando un momento histórico.
El jesuita argentino Jorge Bergoglio, convertido hace cinco años en el Papa Francisco, volvía a Chile donde en 1960 realizó estudios de noviado en la casa de la congregación entonces conocida como la localidad de Marruecos, hoy Padre Estado en la zona sur de Santiago.
Como es tradicional, durante el carreto en la cabina de pilotaje aparecieron las banderas de Chile y el Vaticano.
Minutos después la presidenta Bachelet se acercó hasta la escalerilla para darle un afectuoso saludo. Luego vinieron los saludos protocolares donde se rompió el protocolo por primera vez: el alcalde de Puente Alto, Germán Codina, no resistió y rompió la fila para darle la mano mientras su esposa se arrodilló y le beso la mano. Otros alcaldes no resistieron la tentación e hicieron lo mismo.
De acuerdo a lo programada, una orquesta juvenil lo recibió cantando un villancico.
Luego Francisco se subió al vehículo cerrado que lo esperaba para iniciar el camino a Santiago.
Un plus: el papa se sentó adelante en el vehículo, se puso el cinturón de seguridad y bajó el vidrio.