Oh I'm just counting

Los consumidores del siglo XXI: somos una sociedad individualizada y nos falta más empoderamiento

En Chile vemos marchas y alegatos que duran solo un día, y si bien como sociedad hemos pasado por varios temas de colusión y que nos afectan como clientes, aun así no nos podemos comparar con otros países en que los llamados de no consumir ciertos productos o de no viajar en ciertas locomociones como un castigo a las empresas aquí no funciona.

Por Teresa Frías K.

Sin duda el último tiempo nos hemos hecho fans absolutos de las marchas y alegatos a través de las redes sociales, sin embargo siempre estamos atracando a los mismos, y ahí recae la furia contra las AFP o contra las Isapres, o la delincuencia, aunque sabemos que son muchas las instituciones, privadas o públicas que hasta el momento tienen hasta el cuello a muchos chilenos.

 

El tema, es que si nos ocurre un problema con la luz, alegamos contra las eléctricas, sin embargo esto ocurre solo durante el corte, y qué pasa durante el año en que en las cuentas tenemos cobros de más o qué no entendemos, es ahí cuando nuestro alegato se vuelca a las redes sociales, quizás sirva de mucho o poco, pero ahí están.


De hecho, el propio ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés hizo un hincapié en este tema, apuntando que “hay industrias que merecerían más escarnio público que las AFP”, explicando que "los temas de legitimidad son bien interesantes. Me he preguntado mucho de dónde viene el tema, si es en contra de la economía de mercado, qué está pasando, si es una cuestión más general... Puede haber una marcha en contra de las eléctricas un día quizás... Es algo que tenemos en la sociedad que va mucho más allá de las AFP. De hecho, hay otras industrias -no voy a mencionarlas- que merecerían más castigo, más escarnio público que las AFP, por lejos, y han zafado".

 


 
Alegatos por el rato
 
Como olvidar ciertos temas que como chilenos nos mantuvieron unidos por vías de marchas y alegatos, como fue el caso de la colusión de las farmacias o del confort, en que incluso se llamó a no comprar ciertos productos por un día, pero aun así nunca tuvo buenos resultados, todos terminaron comprando en farmacias y las marcas de confort que están coludidas.
 
En el caso de las eléctricas, solo vemos la furia del ciudadano cuando ocurre un apagón, pero durante el año en que se suben los precios o cobros indebidos en boletas, solo se aprecia uno u otro enfurecido… y a través de las redes sociales.

 

Las Isapres o los bancos han sido otras de las instituciones privadas que bastantes quejas han recibido, sin embargo en ningún caso se han declarado marchas o una furia colectiva.

 

Con esto, queremos dejar en claro que aún nos falta empoderamiento como consumidor y como ciudadanos, que no basta un día de furia, sino seguir luchando en el tema, y claro una de las excusas que más se oye o lee, es que no a todos nos afecta lo mismo.

 

Para el presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios (ODECU), Stefan Larenas, “no tenemos capacidad de boicot hacia las empresas que son abusivas u organizar huelgas de consumidores hacia un producto que tiene tal o cual defecto”.


Por si fuera poco, “esta es una sociedad individualista versus lo que era hace 40 años atrás. Hoy la gente es reacia a la organización política. Ahora, en el otro aspecto, que consiste en agruparse y juntarse, estamos al debe, tanto nosotros como estamento como también los ciudadanos, que podrían crear otras entidades. Esto va mucho más allá que todo lo que se dice sobre nuestra idiosincrasia”.

Carlos Torres, psicólogo y profesor, planteó a Cambio21 que “el consumidor se rige por medio de procesos mentales preestablecidos, como son la familia, las amistades, la escuela y finalmente los medios de comunicación que moldean a esta persona”.


A su juicio, “la incapacidad de reacción se relaciona necesariamente por un factor psicológico que se define como un colapso a nivel emotivo y cognitivo, por sentir que no puede con un sistema que le pone dificultades que no puede resolver, como ocurre con el modelo de las AFP, las isapres, el Crédito con el Aval del Estado, los bancos, las colusiones, los cobros excesivos de las autopistas y los servicios básicos, sumado a gobiernos complacientes”.


El este académico e investigador cita a “Los protocolos de los sabios ancianos de Zion” para referirse a la falta de superación del consumidor chileno. Al pueblo y a la gente debes atormentarlo constantemente e indefinidamente con problemas, tantos que no tengan capacidad de reacción”, dice uno de sus postulados.


Si fuera por eso, uno de los métodos de sometimiento más potentes que se instauró desde la mitad del siglo XX en adelante fue la publicidad como fenómeno de consumo.