Los dramáticos efectos causados por las copiosas lluvias de los últimos días, nos han tenido en permanente alerta no solo para colaborar en mitigar los daños causados a las familias ariqueñas y parinacotenses y personas en tránsito por nuestra región, sino también para conocer sobre el estado de la infraestructura pública afectada, los estragos causados en las distintas áreas productivas como la agricultura y el turismo, la conectividad vial, las obras de defensa fluvial y la mantención de los servicios básicos que debe proveerse a la población.
Tempranamente aunamos esfuerzos para ir en ayuda de los más necesitados, concurrimos a las distintas instancias públicas para conocer el estado de la cuestión y solicitamos de ministros de distintas carteras la más pronta solución desde que se inició la emergencia. Es por ello que nos unimos a la voz ciudadana que reclamaba por la declaratoria de zona de catástrofe, pues no sólo con ella se permitía contar con recursos frescos sino que además se podía acudir a normas excepcionales y de emergencia para la reconstrucción, tal como ocurrió el 2014 a través de sendos decretos supremos, haciendo más expedita la contratación y ejecución de obras públicas necesarias para el restablecimiento de la conectividad, de vivienda y de riego, entre otras. Sin embargo y para nuestro desconcierto, ello no fue escuchado por las autoridades regionales de turno, quienes prefirieron quedarse con lo que les planteó el poder central. Ahora, lo que debemos hacer, como siempre hemos hecho, es levantarnos y continuar trabajando por engrandecer esta región, pero con la necesaria reflexión sobre los embates de la naturaleza producto del evidente cambio climático, lo cual nos propone desafíos aún mayores a la hora de reconstruir.
Sin duda uno de los principales problemas planteados fue la completa desconexión por tierra que debieron sufrir cientos de personas y empresas en las principales rutas que nos unen con el resto de país y el extranjero; la Ruta 5 y la Ruta 11CH colapsaron ante un frente de mal tiempo que es propio de esta época y el estado de aislamiento de nuestra región se hizo aún más patente, por lo tanto debemos concluir que no hubo una adecuada preparación, aunque se insista en lo inusual del fenómeno, esto ya no puede ser excusa para lo que cada vez ocurre con mayor frecuencia, de manera estacional. Las obras públicas deben ser erigidas teniendo presente los fenómenos climáticos de las regiones en donde se construye.
Por otro lado, debemos decirlo, la reacción fue tardía y confusa, la población se sintió desprotegida e incomunicada, sin tener certeza de los tiempos comprometidos para la reconexión de los distintos servicios, aun cuando se pretendiera dar una aparente solución a los problemas planteados prometiendo cuantiosos montos y acción en terreno, lo cierto es que por ahora, los agricultores deberán postular a bonos, los sin casa deberán esperar subsidios y el normal flujo de transporte estará sometido a la declinación del fenómeno climático pues la solución planteada y latamente esperada, será provisoria.
Ello nos preocupa si tenemos presente los magros resultados de la gestión regional en el año recién pasado, aunque se pretenda disfrazar con cumplimiento de metas, la ejecución presupuestaria en materia de infraestructura pública fue pobre y la cartera de proyectos fue casi nula, a modo de ejemplo, el presupuesto sectorial del MOP regional en 2017 alcanzaba casi los $ 90 mil millones, para el año 2018 la ejecución bajó a $ 70 mil millones, lo que implicó a la región una caída de casi un 21,5% solamente entre 2017 y 2018, esto es casi $ 20 mil millones menos para la región. Recordemos también que el plan presentado hace poco por el Presidente Piñera recoge en su gran mayoría obras ya comprometidas e iniciadas por el PEDZE, nada nuevo bajo el sol. Así las cosas, con esta dinámica de gestión de las actuales autoridades, la brecha de infraestructura pública solo se acrecentará y seguiremos enfrentando del mismo modo catástrofes como la presente.
Sin embargo, nuestro deseo es que la región prospere y supere este difícil momento, estaremos atentos para velar por que los compromisos se cumplan y las necesidades públicas sean satisfechas de la mejor manera posible y en el más breve plazo.